Los turoperadores desvían viajeros fuera de España por el alza de precios
Tui recupera Túnez y Thomas Cook refuerza vuelos y hoteles a Turquía y Egipto Una habitación de hotel en España cuesta el doble que en Egipto y Turquía
Corre el turismo en España el riesgo de morir de éxito? España ha ganado treinta millones de viajeros en ocho años. En 2009 llegaron 52 millones de turistas extranjeros y en 2017 la cifra llegó a 82 millones. Eso supone una media de casi cuatro millones de viajeros adicionales al año. Una coyuntura aprovechada por las empresas para hacer caja y subir precios. Los datos de la consultora STR, especializada en el sector hotelero y que analiza 58.000 establecimientos en todo el mundo, reflejan que la subida de tarifas ha sido constante desde que estalló la crisis en 2008 y ha sido exponencial en los dos últimos años. El precio medio de una habitación de hotel en 2017 fue de 114 euros frente a los 93,6 euros de 2008, lo que representa un crecimiento acumulado del 21,7%.
En paralelo, Turquía, Egipto y Túnez, los países con los que España compite por atraer viajeros a destinos de sol y playa, han recuperado parte de la estabilidad que perdieron en los años anteriores y se preparan para ganar el turismo perdido en los últimos ejercicios a través de unos precios muy competitivos, muy por debajo de los que tiene España en la actualidad. Frente a los 114 euros que cuesta de media una habitación de hotel en España, las tarifas en Egipto, Túnez o Turquía se sitúan en menos de la mitad, según los datos de STR. En concreto, el precio medio en Egipto es de 58,26 euros y apenas ha avanzado un 8,6% desde 2008, mientras que el de Túnez es aún inferior (57,85 euros), con un avance pírrico del 6,6%.
El principal cambio, sin embargo, se ha producido en Turquía, el principal rival de España para atraer viajeros, por el volumen que maneja (más de 30 millones de viajeros) y porque está especializado en la temporada de verano. El precio medio de una habitación se ha desplomado un 43,9% desde el inicio de la crisis y ha pasado de 119,03 a 66,84 euros. Las tarifas llevan cayendo cinco ejercicios consecutivos, aunque el deterioro ha sido especialmente visible en los dos últimos años, con caídas del 27,5% y del 12,4%.
Esa diferencia de precios ya la conocen los grandes turoperadores, que están empezando a planificar la temporada con algunos cambios. Y el principal es que están empezando a desviar turistas hacia otros destinos ante la fuerte subida de precios en España, que encarece los paquetes y reduce sus márgenes. A principios de febrero, Thomas Cook anunció que estaba reduciendo capacidad en España para reorientarla hacia Turquía y Egipto y lo justificaba con dos argumentos: la subida de precios de los hoteles y la fuerte demanda de aviones hacia España. Por su parte, TUI ha recuperado Túnez, desaparecida desde 2015, dentro de su catálogo de destinos para esta temporada y ha reforzado los viajes a Turquía “por el fuerte crecimiento de la demanda”
¿Se ha convertido España en un destino caro? Javier Serrano, director general de STR para España y Portugal, cree que la clave está en la seguridad que ofrece España a los turistas frente a la incertidumbre que todavía se vive en otros destinos. “Los ingresos por habitación disponible (el principal indicador de rentabilidad de la industria hotelera) en Egipto estaban creciendo a tasas cercanas al 30% en 2017 y el atentado de noviembre, en el que murieron 305 personas, provocó una caída de nueve puntos en el cierre del año”. Pero al mismo tiempo hay un importante volumen de turistas, especialmente británicos (el primer mercado emisor de España) que anteponen el precio a la seguridad y que podrían buscar otros destinos más baratos. Bruno Hallé, socio de la consultora Magma HC, considera que los hoteles en España pueden cobrar esos precios por la estrategia de renovación y reposicionamiento, tanto en enclaves urbanos como costeros. “Hemos afianzado el segmento del turismo familiar. Ya es difícil que se vayan a otros mercados con niveles de seguridad inferiores como Turquía o Egipto”, remarca.
La posibilidad de perder turistas es contemplada por algunos agentes de la industria turística más como una oportunidad que como un problema para corregir un fenómeno como el de la turismofobia, que se ha vivido en el caso de ciudades como Madrid o Barcelona. Es el caso de José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, un lobby que agrupa a 21 de las empresas más importantes del sector turístico (entre ellas las hoteleras Iberostar, Hotusa, Meliá, NH, Riu o Palladium), que cree solo hay dos alternativas para reducir la presión turística en determinados destinos. “O se ordena mejor el flujo de turistas, reduciendo la llegada de cruceros o autobuses a ciertas ciudades, o se suben precios y se ponen impuestos, algo que será obligatorio en algunos lugares”, remarca. En su opinión, los precios de España están por debajo de algunos competidores y subirlos podría servir “para limitar la demanda y controlar la congestión”. Zoreda no compara precios con Turquía o Egipto, sino que lo hace con Francia, el destino más visitado del mundo, o Italia, el quinto. Frente a los 114 euros en España, el precio medio en Francia es de 118 euros y en el de Italia fue de 143 euros.
Juan Molas, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos de España, augura un progresivo trasvase de viajeros que antes optaban por España hacia esos destinos por la gran diferencia de precios. “Las tarifas que están ofreciendo Turquía, Túnez o Grecia para temporada baja, hasta abril de 2018, son baratísimas. Un paquete para una familia en un hotel de cuatro estrellas puede ser hasta un 40% más barato que en España. Van a robar millones de viajeros a España”, remarca.
La industria hotelera, sin embargo, se guarda dos ases debajo de la manga para compensar esa menor ocupación de turistas extranjeros. El primero es la cruzada que están librando autonomías, ayuntamientos y Hacienda contra las plataformas que alquilan pisos para turistas y en especial contra Airbnb, la que monopoliza el mercado. Barcelona ya ha logrado “sacar” más de 2.300 pisos que no estaban dado de altas, Baleares ha reducido a 623.624 el número de plazas disponibles (ya sea hoteles, casas o pisos) y Madrid prevé limitar a 90 días el máximo en el que los caseros podrán alquilar su casa a turistas. En paralelo, Hacienda ha elaborado un decreto que obligará a las plataformas a ceder los datos de sus clientes con doble objetivo: fiscalizar si estos tributan por los ingresos que perciben y conocer con mayor precisión los ingresos que genera la multinacional estadounidense en España.
La suma de todos esos factores provocará una reducción de la oferta de pisos para turistas, lo que puede ser aprovechado por la industria hotelera para desviar demanda hacia sus establecimientos. El segundo factor con el que cuentan es el del crecimiento económico. El PIB de España lleva creciendo tres años seguidos a tasas del 3%, la tasa de paro ha bajado diez puntos en cuatro ejercicios y el gasto de los hogares sigue creciendo con fuerza.