Las tribus urbanas que llegarán a la empresa
La generación milenial pilló desprevenidas a las compañías Movimientos como el transhumanismo, la vida sencilla y el ‘cosplay’ aparecerán en las firmas
Durante los últimos años, las empresas parecen haber entendido que hay una nueva generación de profesionales a la que tienen que conseguir llegar. Diferentes expertos han estudiado, analizado y divagado acerca de las preferencias, gustos y ambiciones de estos perfiles. Su aparición no fue prevista por nadie, y las compañías han tenido que improvisar para no quedarse fuera. Aprender de los errores es obligatorio y la tarea para no tropezar con la misma piedra pasa por anticiparse a la llegada de los empleados del futuro, y a las tendencias que comienzan a fraguarse.
Según el profesor de innovación de Deusto Business School Francisco González Bree, “desde un punto de vista empresarial es muy importante prestar atención a las corrientes que surgirán en los próximos años, muchas de ellas hoy existentes”. El docente se refiere a las tendencias o modas, dentro del enorme abanico que abarca a las tribus urbanas, que están creciendo en nuestros días y que en un futuro podrán englobar a un porcentaje significativo de la población, “y por consiguiente, de los profesionales”, afirma. Tradicionalmente, prosigue, los mundos de la moda, de la música y del arte son los que han impulsado a las conocidas como tribus urbanas. Sin embargo, “en los últimos cinco años vemos que hay nuevas tendencias, relacionadas principalmente con la tecnología, con la cultura popular y con el ecologismo y la sostenibilidad”, relata.
Así, han surgido diferentes movimientos que amenazan con trastocar el modelo tradicional de las organizaciones. El primero de ellos, identificado por González Bree, es el relacionado con las nuevas tecnologías y la innovación. Esta tribu “integra diferentes grupos, como los ciborgs humanos, el transhumanismo o la singularidad tecnológica. Las distintas perspectivas coinciden en la idea de la fusión entre la tecnología y el ser humano con la intención de mejorar las capacidades”, alega. Y ofrece varios ejemplos resaltables de personas que han experimentado con estas herramientas en sus propios cuerpos. Uno de los más conocidos es Neil Harbisson, la primera persona del mundo reconocida como ciborg por un Gobierno y también el primer humano con una antena implantada en la cabeza. Con ella puede distinguir los colores naturales, ya que nació con un problema visual que no le permitía recibir más tonalidades que las blancas, grises y negras, además de percibir colores invisibles como los infrarrojos y ultravioletas. Otros son Rob Spence, un cineasta que instaló una videocámara en uno de sus ojos; Chris Dancy, conocido por ser el hombre más conectado del mundo gracias a distintos wearables, o Moon Ribas, una catalana con un sensor instalado en el brazo por el que nota todos los movimientos sísmicos del planeta.
La segunda corriente, continúa, está relacionada con la cultura popular, “con el anime, los cómics y el manga, y los games. En los últimos años se han convertido en un fenómeno a nivel global”. Este movimiento, apunta, en realidad es mucho más amplio e incorpora un número mayor de términos para describir las distintas actividades de interés de las personas que lo integran. “Algunos de ellos son el otaku, el cosplay y el steampunk”. Se caracteriza por la pasión que tienen sus miembros por estas aficiones, una vehemencia que lleva a muchos a imitar a sus personajes de ficción favoritos, disfrazándose de ellos e imitando su apariencia en el día a día. Son varios los profesores e investigadores, ilustra González Bree, que destacan que este movimiento puede promover la capacidad creativa e innovadora. “En el proceso de innovación de las empresas es necesario ser creativo y saber trabajar prototipos de inspiración y evolución. Por ejemplo, muchos cosplayers diseñan e imprimen en 3D sus invenciones con una calidad excepcional”. Uno de los ejemplos más conocidos es el de la española Nebulaluben.
La tercera ola haría referencia a la sostenibilidad y el humanismo. También en este caso, reconoce, son múltiples las perspectivas que adoptan sus seguidores. Términos como el suficientismo, el anticonsumismo, la vida sencilla y el friganismo comienzan a coger peso en muchos sectores. En general, “todas estas perspectivas critican el consumismo desmesurado que puede llegar a empeorar la vida de las personas en vez de mejorarla”. Desde un punto de vista de la sostenibilidad y la triple cuenta de resultados, este movimiento también resulta interesante, opina González Bree.