Miembros del BCE están en contra de dar un final abierto a las compras de deuda
Las actas de la última reunión revelan que defendieron una fecha concreta de término La institución decidió dejar la puerta abierta a su extensión por si la situación empeora
El BCE decidió el pasado 26 de octubre un ajuste significativo en sus compras mensuales de deuda, por el que a partir de enero se reducirán de 60.000 a 30.000 millones de euros y se prolongarán al menos hasta septiembre. La institución lanzó un mensaje claro de mantener, aunque sea en menor medida, los estímulos monetarios el tiempo que sea necesario hasta lograr el objetivo de aproximar la inflación de la zona euro al 2%.
Pero ese mensaje no es unánime en el consejo de gobierno del BCE, donde también hay voces que abogaron por dar una fecha concreta para el fin de las compras de deuda, según revelan las actas del encuentro publicadas hoy.
El BCE quiso dejar la puerta abierta a un nuevo cambio en el programa de compras de deuda, con la posibilidad incluso de elevarlas si la situación económica empeora y en todo caso, sin que septiembre sea necesariamente una fecha inamovible para su término. Pero algunos miembros sí estuvieron a favor de anunciar una fecha clara para el final de esas compras, en la idea de que la expectativa de subida de precios y de mejora económica justifican la medida.
Los defensores de un final concreto para las compras de deuda también rebajaron el posible efecto que ese anuncio tendría en el mercado. En su opinión, incluso asumiendo que la mayoría del mercado no espere el anuncio de un fin concreto, el impacto en los mercados financieros sería limitado. “La expansión económica fue valorada como lo bastante robusta para afrontar un endurecimiento de las condiciones de financiación”, según el argumento defendido por los partidarios de un final concreto de las compras que consta en las actas de la reunión.
Las actas revelan que hubo consenso en la prolongación de las compras de deuda durante nueve meses más, aunque el debate surge ante la posibilidad de tener que extenderlas de nuevo si llegado septiembre de 2018, el BCE no ha cumplido su meta de aproximar la inflación al 2%. De hecho, la economía de la zona euro crece de forma robusta, según reconoce la propia institución, pero no así los precios.