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Los españoles mantienen el perfil conservador y cada vez ahorran más para el largo plazo

La semana pasada se publicó el V Barómetro del ahorro del Observatorio de Inverco, que refleja los hábitos de los ahorradores españoles y cómo invierte su dinero y por qué. Una de las conclusiones de la encuesta es que, aunque han aumentado los españoles que se definen como moderados a la hora de seleccionar productos financieros, la mayoría mantiene un perfil conservador -especialmente entre las mujeres-, a pesar de que ha crecido el número de personas que ahorran pensando en el largo plazo y la jubilación.

En concreto, el 58% mantiene un perfil conservador, según el barómetro de 2017 -frente al 62% de 2015 o 2013, pero por encima del 55% que se enmarcaba en este perfil el 2011). Los que se consideran moderados han crecido desde el mínimo de 2011, cuando representaban el 33%, hasta suponer el 37% del total de encuestados y los dinámicos representan solo el 5%, un porcentaje que se ha mantenido estable desde 2011, pero que en 2009 era del 17%.

Los inversores dinámicos invierten mayoritariamente en acciones y fondos de inversión, de acuerdo con los datos recogidos por Inverco, que ponen de manifiesto la caída del ahorro canalizado a través de depósitos y seguros de ahorro. Entre los moderados, los productos de inversión que ocupan los puestos 1 y 2 son los planes de pensiones y los depósitos, aunque el 45% invierte también en fondos de inversión, igual que sucede en el caso de los conservadores, donde los fondos ocupan el tercer puesto, con un 24% de la inversión.

El riesgo de ser conservador

Como hemos explicado en este blog en otras ocasiones, muchas veces identificamos el riesgo sobre nuestro dinero con la volatilidad del mercado, es decir, con la posibilidad de sufrir pérdidas en momentos puntuales como consecuencia de las oscilaciones de los mercados.

Sin embargo, cuando el horizonte temporal de la inversión es largo, asumir algo de riesgo (exposición a la volatilidad de activos como la renta variable) para conseguir la rentabilidad necesaria para alcanzar nuestros objetivos puede ser necesario y marcar una gran diferencia. Es uno de los errores en la inversión en pensiones que explicábamos hace dos semanas en este blog.

En plazos largos, que la rentabilidad media anual no supere a la inflación media anual puede suponer un riesgo mayor, de pérdida de poder adquisitivo, que la posibilidad de sufrir volatilidad. Dos puntos de diferencia en la rentabilidad pueden suponer una diferencia en el capital final acumulado a lo largo de tres décadas de casi el 40% (para un ahorro anual de 1.500 euros anuales invertido al 2% o al 4%).

Entender la relación entre rentabilidad y riesgo, conocer el efecto de la inflación en nuestros ahorros y saber cuál es el efecto del interés compuesto sobre el dinero en el largo plazo son tres conceptos clave que debemos tener en cuenta cuando planificamos nuestro ahorro en el largo plazo. Una planificación que, como siempre decimos, debe comenzar por un análisis previo que nos ayude a identificar claramente los objetivos para diseñar la cartera de inversión más adecuada.

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