La inversión internacional pone a España en cuarentena
La crisis en Cataluña cuestiona la estabilidad institucional y la seguridad jurídica La banca de inversión y los bufetes de abogados advierten de un freno en las operaciones corporativas
La amenaza para la estabilidad económica y financiera que supone el independentismo catalán ha estallado estos días en el frente empresarial. Las grandes corporaciones catalanas, con sus dos grandes bancos a la cabeza –Banco Sabadell y CaixaBank–han comenzado a mudar su sede fuera de Cataluña, en un movimiento con el que dar prioridad absoluta a accionistas y clientes y que revela el estado de máxima alerta con que se afronta la posible declaración unilateral de independencia en los próximos días.
El cambio de sede fuera de Cataluña es la última respuesta del mundo económico ante el desafío soberanista catalán, que también sacudió esta semana a la Bolsa y la deuda soberana española. Los inversores siguen descartando la creación de una Cataluña independiente, pero la gravísima crisis institucional que supone una declaración de independencia por parte de la Generalitat les ha puesto muy en guardia.
“Hay que tener en cuenta que la situación de partida del mercado respecto a España era de tranquilidad. España estaba fuera del foco y ahora aparece de nuevo en la liga de países como Italia. La interpretación de los inversores es que Cataluña plantea un problema de ámbito nacional, con dificultades para aprobar los presupuestos, con posibilidad de elecciones anticipadas y fragmentación política”, explica Roberto Ruiz Scholtes, director de estrategia de UBS en España.
La situación política es de tal incertidumbre que está enfriando el ánimo de los inversores hacia el conjunto de activos del país, empezando por Cataluña. Gestores, bancos de inversión y bufetes de abogados coinciden en que invertir estos días en Cataluña no es lo más aconsejable. La opción de una declaración unilateral de independencia sigue ahí, sin que haya habido ninguna señal de acercamiento entre la Generalitat y el Gobierno central.
La situación política es de tal incertidumbre que está enfriando el ánimo de los inversores hacia el conjunto de activos del país, empezando por Cataluña. Gestores, bancos de inversión y bufetes de abogados coinciden en que invertir estos días en Cataluña no es lo más aconsejable. La opción de una declaración unilateral de independencia sigue ahí, sin que haya habido ninguna señal de acercamiento entre la Generalitat y el Gobierno central. El ejecutivo de Mariano Rajoy insiste en que, antes de abordar cualquier negociación, es necesario que el soberanismo catalán renuncie a declarar la independencia.
El choque entre el independentismo catalán, con una base social muy movilizada, y el Estado está servido y no hay por el momento resquicios para una solución dialogada antes de la semana que viene. Por el momento, el Tribunal Constitucional ha declarado ilegal el pleno del Parlament del lunes y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha solicitado comparecer el martes. A todo ello se suman voces que aseguran que Cataluña no está preparada para la “independencia real”, como la del expresident Artur Mas, que reconoce que “hay algunas cosas que aún no tenemos. Con todos estos ingredientes, el daño a la autoridad del Estado en Cataluña ya está hecho y la reconstrucción de la relación entre Barcelona y Madrid no será cosa de un día.
“En caso de declaración de independencia unilateral, nuestra expectativa es que sea muy breve. De lo contrario será muy disruptivo, dependerá de la capacidad del Estado de hacerle frente. Y el problema político no habrá quedado resuelto”, señalan en un bufete con fuerte implantación en Cataluña. En definitiva, el mundo empresarial y financiero asume que el Estado empleará su fuerza para frenar el independentismo llegado el caso, aunque el escenario posterior deje también fuertes incertidumbres y la estabilidad política y social en el conjunto de España gravemente dañada.
“Para el mercado, cuanto más perdure esta situación, peor. El tiempo va en contra y de hecho sería bueno que se viera algún acercamiento que deje claro que se trata de un tema local que es solucionable. Hay que encontrar un puente, una forma de que se sienten a negociar”, explica Joe Lovrics, responsable de mercados de capitales de Citi para España y Portugal. El banquero insiste en que los inversores no descuentan una ruptura, aunque sí se detecta estos días una reducción de la actividad inversora. “Por ahora se han visto pocas posturas dramáticas, no hay una estampida de inversores que digan “me voy de España”. Pero sí podría haber un parón en las operaciones corporativas y financieras por la incertidumbre si la situación no se soluciona en un plazo razonable. Algunos inversores optarán por esperar un poco, aunque hayan decidido ir adelante con una operación” , añade.
Podría haber un parón en las operaciones corporativas si la situación no se soluciona en un plazo razonable. Algunos inversores optarán por esperar”, afirma Joe Lovrics, responsable de mercado de capitales de Citi para España y Portugal.
La postura es por tanto la de esperar y ver, con todas las cautelas. Es también la idea que apuntaba Goldman Sachs en un informe publicado el viernes en el que reconoce que la incertidumbre política en Cataluña se ha incrementado por encima de sus expectativas. “En Londres los inversores estaban muy despistados el lunes, justo después del referéndum. Pensaban que las caídas en Bolsa eran una oportunidad de compra. Pero hay más riesgo que oportunidad, desaconsejo comprar ahora bancos catalanes”, señala un analista de un banco internacional que cubre el sector financiero.
“Nos tememos que haya proyectos de inversión que no arranquen, no tenemos tanto trabajo como esperábamos para esta época del año. Tanto dentro como fuera de Cataluña”, reconocen en otro bufete de abogados. Añaden que “lo que está en curso, sigue adelante”. La duda está en la inversión que esté por llegar ante la perspectiva de que la crisis institucional en España pueda enquistarse y el horizonte de inestabilidad se prolongue a medio plazo.
La decisión de los grandes bancos catalanes de trasladar su sede ante una declaración unilateral de independencia es ya un importante termómetro. “No hacerlo sería un riesgo de inestabilidad inasumible para un banco”, apuntan fuentes financieras. La banca es de hecho el sector más sensible a las turbulencias económicas que entraña la secesión. La retirada de depósitos es el mayor riesgo de todos, con capacidad de desestabilizar al conjunto de la economía catalana y también española.
Pero la creciente tensión política ya se ha trasladado a otro sector clave en la economía española, como es el turístico. Los hoteleros ya han detectado un menor número de reservas en Barcelona y el ministro de Industria, Energía y Turismo, Álvaro Nadal, aseguró esta semana que se detecta un freno en el crecimiento del sector en Cataluña. Mientras, los expertos ya han empezado a cuestionar las previsiones de crecimiento de la economía española.
El encarecimiento del coste de financiación, con un aumento de la prima de riesgo, es otro factor de riesgo. “Hay inquietud. Podemos ver el rendimiento del bono español en el 2% antes de fin de año, antes de lo que pensábamos”, explica Javier Casal, director de la mesa de deuda pública de Ahorro Corporación.
El sector inmobiliario también está expectante. “La inestabilidad política podría potencialmente reducir el crecimiento de las rentas, la tasa de ocupación (de los inmuebles) y la valoración de las propiedades en el mercado inmobiliario español, en Barcelona en particular”, advierte Moody’s, que destaca el riesgo para Merlin y Colonial. El sector inmobiliario tiene en cambio la particularidad de ser pasto de la inversión más oportunista. “Los inversores rusos o chinos que están dominando el ladrillo no se asustan tanto por el riesgo político”, reconocen en el sector. Y si la captación de inversión internacional estable es un reto permanente, la crisis en Cataluña apunta a convertirse en un claro obstáculo más.