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Tribuna
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Cuánto se ahorrarán las empresas en Canadá

El Tratado de Libre Comercio permitirá a las compañías europeas dejar de pagar 500 millones al año en aranceles

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.REUTERS

Entre el maremágnum de noticias geopolíticas preocupantes de las últimas semanas, con pruebas de misiles por parte de Corea del Norte, huracanes en el Caribe y terremotos en México, hay otra noticia que quizá ha pasado demasiado desapercibida, pero que por suerte sí comporta muy buenas noticias para todas las empresas, tanto de la Unión Europea como de Canadá, que es la firma del Tratado de Libre Comercio entre el bloque comunitario y el país norteamericano (más conocido como CETA, que son las siglas en inglés).

En los últimos meses (y años) hubo bastante revuelo con la negociación de otro tratado, el TTIP (Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones) con Estados Unidos, porque en dicho país la legislación medioambiental y de protección social en muchos casos no está tan avanzada como en la Unión Europea y podría, directa o indirectamente, significar una rebaja de los estándares que tanto tiempo ha costado conseguir en el Viejo Continente.

De todas formas, con la llegada al poder de Donald Trump y su tendencia al proteccionismo comercial, este tratado parece haberse abandonado definitivamente… Pero ¿qué diferencia hay con el tratado con Canadá? Básicamente una: que estamos hablando de un país que tiene unos niveles indudablemente elevados de protección social y medioambiental.

Canadá dispone de un sistema de sanidad pública universal y de protección de los derechos de los trabajadores, y pese a ser el tercer país del mundo con más reservas de petróleo (dato que sin duda sorprenderá a más de un lector, que seguramente habría pensado en Oriente Medio), su apuesta por las energías renovables es muy importante.

En la actualidad, más de dos terceras partes de su electricidad se generan mediante renovables y se sitúa entre los países más avanzados en la lucha contra el cambio climático: la mayoría de sus provincias y territorios tienen políticas de compensación de las emisiones de CO2 y, por tanto, no deberían quedar muchas dudas sobre la improbabilidad de que haya una pérdida de estándares por firmar un tratado de libre comercio con un país así.

¿Qué es lo que implica para nuestras empresas un tratado de libre comercio? Se reducen las tasas aduaneras para un gran número de productos y se estandarizan normas para favorecer los intercambios de bienes y servicios.

Se calcula que las empresas europeas se ahorrarán más de 500 millones de euros al año en aranceles, además de aumentar su acceso a licitaciones públicas en Canadá en mercados como las telecomunicaciones, la energía o el transporte.

Con la protección de denominaciones de origen, en Canadá no se podrá vender queso manchego o jamón de Guijuelo o salchichón de Vic si no son los de verdad. Nuestras pymes tendrán la oportunidad de ofrecer sus productos o servicios en ese país casi en las mismas condiciones en las que lo hacen hoy en Francia, Alemania o Italia.

Un productor de juguetes de Alicante sabe que si homologa su producto según estándares europeos (por ejemplo, usando plásticos y tamaños que no den problemas si un niño se lo mete en la boca) lo podrá vender en toda la UE… y ahora también en Canadá.

Así, a nuestras pymes se les abren las puertas para buscar nuevos clientes en ese país para ampliar su mercado potencial con solo 36 millones de habitantes más, pero con una mayor capacidad de compra tienen un PIB per cápita casi el 60% superior al nuestro… y además merece la pena visitarlo.

Es un país con grandes parajes naturales y tienen protegido su parque nacional de más de 300.000 km2 de superficie (para que nos hagamos una idea, es más de la mitad de España que tiene poco más de 500.000 km2).

Yo he estado allí solo una vez, en el Parque Waterton Lakes, en la región de Alberta. Todavía guardo el bonito sello del pasaporte, con el dibujo de un oso. Escribiendo estas líneas ya me entran ganas de volver a visitarlo. Nuestras pymes, a partir de ahora, no solo podrán disfrutar de sus bonitos parajes naturales, sino lo más importante… ¡podrán mejorar sus cifras de negocio!

Sixto Rodrigo es director del departamento de empresas de Deutsche Bank España.

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