Fischer deja vía libre a Trump para decidir sobre la economía de EE UU
Con la salida del vicepresidente de la Fed, los candidatos del presidente en el organismo pronto podrían ser mayoría, lo que aceleraría el cambio del banco central
La Reserva Federal (Fed) no tiene bastante peso en el Tribunal Supremo de EE UU. En temas financieros, a Trump le está resultando más rápido llevarse a su lado a los jueces más poderosos del país. Con la salida del vicepresidente de la Fed, Stanley Fischer, los candidatos del presidente en el organismo pronto podrían ser mayoría, lo que aceleraría el cambio hacia un banco central más conservador y menos intervencionista. Tres de los siete puestos de la junta de gobernadores de la Fed ya están libres, aunque Trump nominó en julio a Randal Quarles –un republicano moderado que trabajó para el Tesoro con George W. Bush– para ocupar el puesto de responsable de regulación bancaria.
Fischer deja su trabajo como vicepresidente de la Fed casi un año antes. Aunque los gobernadores normalmente no cumplen su mandato completo, Fischer podría haber permanecido hasta 2020. Su salida dejará espacio para tres candidatos más de Trump.
El presidente de EE UU ha estado interesado en relajar la regulación de la era Obama, y Quarles ha pedido que se mejoren algunas normas. Si nombra a más conservadores, podría allanar el camino para las reformas de la Dodd-Frank.
Al igual que Fischer, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, defiende la mayoría de las estrictas reglas, pero su mandato expira en febrero. Trump ha indicado que su principal consejero económico, Gary Cohn, es el candidato principal para sustituirla, aunque no ha descartado renovar su mandato. Una decisión fundamental por la influencia del puesto sobre la política monetaria.
Fischer ha sido un fiel defensor de las políticas de Yellen. También tiene mucha influencia en los entornos de los bancos centrales y su salida podría desligar a la Fed de sus compañeros internacionales, un cambio que se aceleraría si Trump elige a gobernadores con tendencias aislacionistas.
Un banco central menos inclinado a intervenir en la economía agradaría a los republicanos partidarios del libre mercado, pero dejaría al Congreso como responsable de la política fiscal. Y los inversores que criticaron al banco central por haber distorsionado supuestamente los mercados podrían encontrar la vida más difícil sin una Fed con la que contar.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción es responsabilidad de CincoDías.