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Banco Popular, o una agonía por capítulos

Los supervisores europeos y nacionales iniciaron el proceso para la intervención de la entidad que presidía Saracho el pasado 2 de junio, cuando el banco comenzó a necesitar liquidez del BCE

Un hombre pasando por el logo de Banco Popular
Un hombre pasando por el logo de Banco PopularSergio Perez (REUTERS)

El certificado de la defunción de Banco Popular se firmó entre la noche del martes al miércoles pasado en una subasta definida como competitiva y exprés, según han expuesto los supervisores europeos, el FROB y el heredero de su negocio, Banco Santander. Pero ya desde hace semanas, su enfermedad comenzó a dar síntomas de gravedad, que pasó a muy grave tras las declaraciones el pasado 31 de mayor de la presidenta del Fondo Europeo de Reestructuración Bancaria (SRB, en su siglas en inglés), Elke König, quien declaró que se había puesto bajo “alerta temprana” a Popular, según recogía la agencia Reuters.

König agregó, según la misma agencia, que la oferta de fusión del banco “puede ser infructuosa”. Y así fue. Justo una semana después Popular fue intervenido y vendido a Santander por un euro. La solución privada, que suponía su venta a través de una subasta puesta en marcha por JP Morgan quedó desierta antes de que finalizase el plazo dado por el banco de inversión, y que concluía, precisamente este sábado, 1 0 de junio.

El mismo día que se conocían las declaraciones de König las acciones de Popular lideraron las pérdidas de la Bolsa española al anotarse un batacazo del 6,31%, hasta 0,609 euros, mientras la entidad trataba de aclarar su futuro y ante la atenta mirada de Europa.

La caída bursátil de esa sesión era la más abultada desde el pasado 11 de mayo.

20 de febrero: Ángel Ron deja la presidencia de Banco Popular y el consejo nombra a Emilio Saracho.

3 de abril: el banco corrige las cuentas de 2016. El auditor observa “insuficiencia” en determinadas provisiones. Se conoce que el consejero delegado, Pedro Larena, que se incorporó a Popular en septiembre, había renunciado a su cargo.

10 de abril: el nuevo presidente anuncia que Popular necesita una nueva ampliación de capital o su fusión. Los títulos de la entidad se desplomaron un 9% tras conocerse las intenciones de Saracho.

11 de mayo: el banco desmiente categóricamente a la CNMV que haya encargado su venta urgente, que exista riesgo de quiebra y que necesite fondos por la fuga de depósitos.

16 de mayo: JP Morgan inicia oficialmente el proceso de venta de Popular con una subasta privada, a la que invita a los grandes bancos, aunque solo se interesan inicialmente Santander, BBVA (en menor medida) y Bankia. La fecha para remitir ofertas vinculantes finalizaba el 10 de junio. El banco insiste en la posibilidad de una ampliación de capital.

31 de mayo: Elke König, presidenta del considerado FROB europeo, asegura que Popular está en “alerta temprana”. El banco celebra consejo de administración y Saracho comunica que el martes 6 de junio acudirá al BCE para pedir medidas extra de liquidez y que le permitan ampliar el plazo para mejorar su capital en 2018 con una ampliación. La salida de depósitos era ya una constante. Pocos días antes el FROB europeo había contratado ya a un asesor independiente, Deloitte, para realizar un test a Popular, que arroja unas pérdidas de 8.200 millones en el escenario adverso. Es el primera paso ante una posible intervención.

2 de junio: la subasta privada para la venta de Popular parece condenada al fracaso. Popular pide medidas de liquidez al BCE, y el Mecanismo Único de Resolución (MUR), como el FROB español inician _de forma preventiva el mecanismo de resolución y venta. Los contactos entre las autoridades supervisoras europeas, el banco y Economía, se intensifican. Saracho remite una carta a la plantilla asegurando que el banco es solvente.

5 de junio: JP Morgan intenta cerrar la venta de Popular, pero no lo consigue. La fuga de depósitos se acelera. Saracho ya ha anulado su reunión con el BCE ante los contactos mantenidos durante ese día y el fin de semana. Se conoce la salida de Crédit Mutuel, con el 3,9% del capital, del consejo, y la venta de su participación en el banco del fondo BlackRock.

6 de junio: el banco no puede frenar la fuga de depósitos ni el derrumbe de su valor. En cuatro sesiones ha perdido más del 50% del valor. Saracho comunica al BCE que Popular ya no tiene liquidez. Se terminó a las 15 horas. El FROB europeo y español y el BCE deciden intervenir Popular y a las 22 horas convocan una subasta exprés. Santander firma a las 7 horas del miércoles su compra y cambia al consejo de Popular. Anuncia una ampliación de 7.000 millones para la compra del banco.

Carta de Ana Botín a los accionistas de Santander

La presidenta de Santander, Ana Botín, decidió el mismo día en el que el grupo tomó las riendas de Banco Popular mandar mensajes de tranquilidad a clientes, empleados y accionistas de la entidad adquirida y de Santander. A estos últimos les comunicaba la decisión del consejo del banco de adquirir Popular, operación que supondrá para Santander una ampliación de capital de 7.000 millones de euros, que se llevará a cabo “en un periodo máximo de dos meses”. Asegura que con esta compra “Santander recupera el liderazgo financiero en España, tanto en créditos, como en recursos de clientes. Además de convertirse en el primer banco privado de Portugal. Afirma que esta compra “es una magnífica oportunidad que nos permite cumplir con nuestro compromiso de generar valor para nuestros accionistas”.

Buena nota

La agencia de medición de riesgo Fitch ha mantenido la calificación de Banco Santander en un notable bajo o A-, con una perspectiva estable, tras la compra de Banco Popular, al considerar que el impacto de esta transacción en el perfil financiero del grupo será neutro. Fitch explica además que el impacto de integrar los activos y los pasivos del Popular en el ratio de capital de máxima calidad CET1 del Santander será compensado por la anunciada ampliación de capital de 7.000 millones de euros que hará Santander y que ya tiene asegurada. Sin embargo, esperan un cierto deterioro inicial en la rentabilidad de la filial española de Santander por todos los costes que traerá la integración y la reestructuración que se verán compensados por las sinergias y ahorro de coste.

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