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Economía

¿Por qué es tan baja la productividad en España?

La productividad total de los factores se sitúa un 44% por debajo del nivel de EE UU La productividad del capital retrocede un 2% al año en el siglo XXI

Productividad en España
Alejandro Meraviglia

La economía española está muy lejos de la productividad que tienen países como Estados Unidos. Actualmente la productividad total de los factores, que mide la eficiencia en el uso de los recursos de los que dispone la economía, se sitúa un 44% por debajo del nivel de la economía estadounidense. Así lo señala el informe Acumulación y productividad del capital en España y sus comunidades autónomas en el siglo XXI, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).

"Cuando miramos qué ha ocurrido en España desde 1980, vemos un fuerte crecimiento de la economía, el PIB aumentó un 75%, pero se basa en que empleamos más capital y más trabajo. Pero nuestra productividad está estancada", ha señalado Francisco Pérez, director de investigación del Ivie, durante la presentación del informe, celebrada este lunes en la sede de la Fundación BBVA en Madrid.

Hasta el año 2000, esa diferencia entre la productividad de la economía española y la de otros países más avanzados se debía casi exclusivamente a la baja productividad del trabajo, según ha explicado Pérez. Esta productividad, resultado de dividir el producto interior bruto del país entre las horas trabajadas, ha aumentado un 33% desde 1980. La subida se ha dado gracias a las sucesivas reformas laborales y la disminución de los salarios durante la crisis. Aunque se ha de tener en cuenta que en la actualidad se emplea mucho más capital humano que hace tres décadas y que se trata de un trabajador más cualificado, que, en principio, haría elevar la productividad. 

Sin embargo, desde que comenzó el siglo XXI, la divergencia entre España y EE UU solo depende en un 40% de la productividad del trabajo. La mayor parte se debe a la productividad del capital. "El 61% de la diferencia con EE UU se debe a la diferencia de la productividad del capital", ha señalado Pérez. Esta mide el valor añadido generado por unidad de capital disponible. Si se mide en términos absolutos, ha descendido un 27% desde el año 2000, lo que supone una tasa de retroceso anual del 2%.

"España debe prestar atención a los dos aspectos", ha aseverado, ya que hasta ahora solo se ha intentado corregir la productividad del trabajo.

El boom inmobiliario

El estudio señala que existen tres razones principales por las que la productividad del capital ha caído en los últimos años: la sobreinversión improductiva en activos inmobiliarios durante el boom, la permanencia de esas inversiones inmobiliarias en los balances de las empresas y las características inadecuadas del tejido empresarial español. "Hay una serie de lastres en nuestro tejido productivo que siguen pasando factura, que son, el tamaño de las empresas, la especialización en actividades de bajo contenido tecnológico y la poca cualificación de los equipos directivos", ha señalado Pérez.

Buena parte de las inversiones inmobiliarias que se hicieron durante los años de la bonanza económica se guiaron por la rentabilidad a corto plazo, ya que se esperaba que los precios de los activos se revalorizaran. Al llegar la crisis la potencial rentabilidad que se esperaba de estos activos no se hizo efectiva y parte del esfuerzo inversor se desaprovechó. “La orientación de nuestras inversiones ha sido manifiestamente mejorable", ha sentenciado Pérez. 

Durante la presentación, los profesores Francisco Pérez y Lorenzo Serrano han señalado posibles soluciones para la digestión del ladrillo. En primer lugar, mediante la pérdida de peso de los activos improductivos gracias a su amortización tan acelerada como sea posible. En segundo lugar, mediante la venta de esos otros usos, lo que probablemente implique reconocer pérdidas, al valer menos esos activos que cuando se adquirieron. "No podemos volver a caer en el ciclo anterior a la crisis, donde dominaban las espectativas de una revalorización de los bienes inmobiliarios”, ha dicho el director de investigación del Ivie.

El 2,8% del PIB se invirtió en activos inmateriales, como I+D o software, en España en 2016.

Un cambio a mejor

A pesar de detectar estas deficiencias en el sistema productivo español, el informe también destaca que se está cambiando de paradigma tras la crisis económica. A partir del año 2008, la inversión se ha reducido, pero comienza ya a reorientarse hacia capitales más productivos, como la maquinaria, las TIC y los activos inmateriales como el I+D o el software.

De hecho, desde 2013, la inversión en maquinaria supera la realizada en vivienda, cuyo peso ha caído casi un 50%. "Hasta la llegada de la crisis se invertía en activos inmobiliarios, después se reorienta la inversión hacia capitales más productivos, como maquinaria o tecnología", ha afirmado Lorenzo Serrano, profesor del Ivie.  

Además se observa que la inversión industrial es la que más crece en los últimos años, superando en un 20% a la de antes de la crisis, indicando así claramente señales de recuperación sustancial. "El sector industrial se ha recuperado de la crisis", ha asegurado Pérez. Sin embargo, los expertos señalan que pese a ser unos datos alentadores, "todavía queda mucho camino por recorrer”.

En cuanto a la inversión en activos inmateriales, como I+D o software, España ha pasado del 2% en 2008 al 2,8% en 2016. Estas cifras todavía se sitúan muy lejos de otras economías como Francia, Suecia o Estados Unidos, se observa cómo la inversión en estos activos se mantiene por encima del 5%.

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El camino hacia la mejora
Aumentar la inversión hacia activos más productivos, como la maquinaria y los inmateriales. Esta fue una de las conclusiones de los autores del informe, ya que consideran que es prioritario la reducción del peso en el stock de los capitales improductivos acumulados, como locales o viviendas que no se usan, que lastran la productividad y el crecimiento de la empresa.
Mejorar el aprovechamiento de los capitales, reduciendo el peso de los activos improductivos o no utilizados, acelerando su amortización o vendiéndolos. En la actualidad, el capital no se aprovecha suficientemente debido a que muchas empresas son poco productivas y siguen existiendo numerosos proyectos empresariales poco viables.
Transformar el tejido empresarial de la economía española, mediante el aumento del tamaño de las empresas; la mejora en la formación de los empleados y los directivos; la implantación de reformas regulatorias que mejoren la productividad y la selección rigurosa de infraestructuras.
Seguir el ejemplo de País Vasco, Madrid y Cataluña, que son las comunidades donde existe una mayor productividad. Madrid, con solo el 16% del capital total, pesa un 18,8% en el PIB estatal. La región despunta por poseer el 25% de los activos inmateriales. Cataluña, que posee el 16% del capital y representa un 18,9% del PIB, destaca por sus dotaciones de maquinaria y en activos I+D.

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