España sigue sin rumbo
El Gobierno vuelve a falsear las cuentas e incumplirá de nuevo el Presupuesto de 2017
Esta semana el Gobierno ha presentado sus Presupuestos para 2017. En una unión monetaria donde la política monetaria y cambiaria se decide en el centro, la política fiscal cobra más importancia. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria en la peor crisis financiera y económica mundial en 80 años, agravada por la quiebra de Lehman Brothers, provocó un aumento de las necesidades de financiación del Estado entre 2007 y 2009 de 140.000 millones de euros. Las medidas discrecionales fueron mínimas y la mayor parte del déficit lo provocó el desplome de los ingresos públicos y el aumento de los gastos por prestación por desempleo.
La eurozona hizo un menor estímulo monetario y fiscal y un menor saneamiento de la crisis bancaria que Estados Unidos en 2008. Y decidió retirar antes el estímulo fiscal en medio de una grave crisis financiera en Grecia que contagió a varios países, entre ellos España, por la inacción del Banco Central Europeo. El resultado es que la tasa de paro europea sigue siendo el doble que la estadounidense y uno de cada cinco jóvenes europeos sigue en paro, diez años después de comenzar la crisis.
La burbuja, la quiebra de Lehman y la crisis griega fueron gestionadas por Gobiernos de derecha. La burbuja española se formó entre 1996 y 2004, la Administración Bush dejó quebrar Lehman Brothers y el PP Europeo tenía mayoría en el Parlamento Europeo, el Consejo y el Eurogrupo en 2010.
En el verano de 2012, el BCE evitó que España saliera del euro por una pésima gestión del Gobierno del PP de la crisis de Bankia, recordemos, presidida por Rodrigo Rato, vicepresidente económico durante la formación de la burbuja.
En el verano de 2013, la Comisión, con buen criterio, decidió suavizar la senda de ajuste y dar más tiempo a los países para alcanzar el objetivo de déficit del 3% del PIB. En el otoño de 2014, el BCE anunció compras de deuda pública y bajó significativamente las primas de riesgo y depreció el euro. Y el frenazo de las importaciones chinas provocó un desplome de los precios del petróleo a mínimos en una década.
Con un mix de política económica expansiva y viento de cola del petróleo barato, la economía española volvió a demostrar que es muy agradecida y que con condiciones mínimas de estabilidad tiene un elevado potencial de crecimiento y creación de empleo. Sin medidas adicionales, el crecimiento y el aumento de los ingresos públicos habría permitido en 2016 haber reducido el déficit hasta el 3% del PIB, sin necesidad de nuevos recortes.
Pero la errática política fiscal del Gobierno del PP dejó el déficit en 2016 en el 4,5%. Después de las elecciones del pasado año volvieron a incumplir su promesa y volvieron a subir los impuestos, con un anticipo a cuenta del impuesto de sociedades que recaudó 8.000 millones. Y forzaron a los ministerios, ayuntamientos y comunidades autónomas a cerrar su presupuesto de gasto en septiembre, aplicando duros recortes. Sin esas dos medidas extraordinarias el déficit habría superado el 5,5%. Una política fiscal expansiva que incumple no solo los compromisos con Bruselas, sino nuestra Constitución y la regla fiscal del artículo 135, aunque aún no ha entrado en vigor.
El Gobierno falseó las cifras de ingresos del Presupuesto de 2016, como ha hecho sistemáticamente desde 2012, y ha recaudado 30.000 millones menos de lo previsto, casi el 3% del PIB. Ni el Gobierno griego ha tenido una desviación de esa magnitud. En 2017, el Gobierno vuelve a falsear las cuentas y volverá a incumplir el Presupuesto. Con una previsión de crecimiento menor que en 2016, el Gobierno dice que los ingresos tributarios van a crecer cuatro veces más que el pasado año. El problema es que el Gobierno de España no es creíble y todo nuestro crecimiento y bajos tipos de interés dependen de la credibilidad del BCE que algún día dejará de comprar nuestra deuda pública.
Desde 2011 todo el ajuste de déficit se ha concentrado en las comunidades autónomas, que en 2016 cumplieron su objetivo. El déficit de la Administración central es mayor que en 2011, principalmente por el aumento de 10.000 millones de los intereses de la deuda, fruto de que Rajoy se gasta lo que no tiene. Y el déficit de la Seguridad Social es 20 veces superior al que Rajoy heredó al llegar a La Moncloa y por eso se ha vaciado la hucha de las pensiones. El agujero de la Seguridad Social es el resultado del desastroso rescate de 2012 y de la deflación salarial que provocó la reforma laboral. Los salarios han perdido 2,5 puntos en el PIB, o sea, 25.000 millones menos en manos de las familias a las que Rajoy ha subido todos los impuestos. Por eso su tasa de ahorro ha vuelto a mínimos desde 2007.
El Presupuesto de 2017, además de incumplir los compromisos a corto plazo, hipoteca el crecimiento y la creación de empleo futura. La inversión pública del Ministerio de Fomento en 2016 fue un 40% inferior a la de 2011 y Rajoy ha recortado la inversión en I+D+i a la mitad en sus cinco años en Moncloa. En un mundo global y con revolución tecnológica, el modelo del PP para España seguirá siendo yo te lo hago más barato. Las consecuencias son salarios precarios y pensiones precarias. Con la reforma de las pensiones del PP y una inflación prevista del 2% en 2025, los 10 millones de pensionistas españoles serán un 15% más pobres.
Los socialistas acabamos de presentar un programa con política económica alternativa. Las comunidades autónomas, la mayoría gobernadas por socialistas, están aumentando el gasto en educación desde 2015. Además, defendemos un plan de inversión pública europeo, como pide la Comisión y ha vetado el PP Europeo. Hemos iniciado la derogación de la reforma laboral y subido un 8% el salario mínimo para reducir la desigualdad y recuperar el peso perdido de los salarios en el PIB. Proponemos convertir el ICO en una agencia de innovación para que nuestras empresas innovadoras no emigren a buscar financiación fuera y creen empleos de calidad en España que permitan parar la fuga de talento. La prioridad es afrontar el reto del cambio climático, lo que supone una oportunidad para que nuestros mejores investigadores y científicos concentren sus esfuerzos. Especialmente en agua, el principal reto del cambio climático, donde somos líderes mundiales en tecnología y capacidad de gestión.
José Carlos Díez es coordinador de la ponencia económica del PSOE.