Un banco malo europeo no es la solución
Los problemas con los créditos tóxicos son demasiado variados para resolverlos con un fondo único
Un banco malo europeo es una mala idea. Los reguladores están pidiendo crear un fondo paneuropeo para absorber activos dudosos, pero los precedentes dicen que sería difícil de aplicar a la diversidad de la región. La Autoridad Bancaria Europea (ABE) y el BCE tienen una razón sencilla para crearlo. Los bancos tienen 1,15 billones de euros en deudas incobrables, lo que reduce los retornos y desalienta la ampliación del crédito. Los préstamos no se pueden vender porque los compradores privados exigen precios muy bajos. Una nueva entidad con respaldo público podría resolver este fallo del mercado adquiriendo los préstamos tóxicos a precios más altos, al tiempo que obtiene rendimientos decentes.
Pero los créditos incobrables no son un problema uniforme. Casi un tercio del total está en Italia. En seis países representan más del 10% de los activos, pero el promedio de la zona euro está en el 6%. Además hay pocas pruebas de que estén elevando los tipos: los préstamos corporativos italianos cuestan solo 15 puntos básicos más que el promedio.
El método funcionó en Irlanda, pero no en España
El otro desafío es determinar un precio justo para estos créditos. Si es muy alto, los accionistas estarían siendo rescatados a expensas de los contribuyentes. Eso funcionó bien en Irlanda, donde al crack inmobiliario de 2008 le siguió una pronta recuperación. Pero el banco malo de España ha tenido que amortizar préstamos y convertir la deuda en acciones, a pesar de la mejoría económica. En Portugal, Italia o Grecia, muchos préstamos son para pequeñas empresas, lo cual requiere conocer el terreno.
La renuencia de los inversores privados puede reflejar el alto coste de excluir a un acreedor moroso. En Italia, casi la mitad de la diferencia entre el precio de compra y de venta de un préstamo dudoso refleja los costes legales y los largos períodos de recuperación. En Grecia, a los compradores les disuaden los costes, los riesgos legales y la incertidumbre política.
Hay alternativas. La ABE propone un sistema de warrants y clawbacks para reducir la transferencia fiscal entre Estados. Hacer varios bancos malos nacionales sería más simple. Pero la verdadera solución debe provenir de la reforma de las leyes de quiebra para facilitar la ejecución de estos préstamos. Ahí deben centrarse los Gobiernos.