Las Bolsas emergentes sobrevivirán a Trump
Se puede destinar una pequeña parte de la cartera de inversiones
El mundo de las inversiones casi siempre es cuestión de equilibrios y, muchas veces, cuestión de precio. Si bien es cierto que cualquier expectativa de rentabilidad viene acompañada de un riesgo, no es menos cierto que un mismo riesgo puede ser remunerado de forma muy diferente según la percepción que el resto de la comunidad inversora tenga sobre el mismo.
Hay muchas razones para no invertir en mercados emergentes, que van desde las políticas proteccionistas que quiere impulsar el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hasta la percepción de riesgo político, pasando por la fortaleza del dólar o el ciclo de subida de tipos en países desarrollados, pero pienso que esos riesgos están correctamente remunerados y es hora de plantearse la inversión de nuevo.
El dólar está sobrevalorado desde un punto de vista fundamental y las perspectivas de crecimiento estructural son muy favorables a los emergentes, tanto por factores demográficos como por productividad, además de que las políticas monetarias en países emergentes tienen margen de actuación ante una eventual ralentización de sus economías.
Preocupaciones habituales a la hora de afrontar una inversión en países emergentes son el riesgo político y la seguridad jurídica. Dicho riesgo es real y sigue presente, pero no invertimos en EE UU o Europa por la ausencia de riesgo político, ¿cierto?
Las Bolsas de países emergentes tienden a hacerlo bien cuando el PIB de la región se acelera. El crecimiento de las principales economías desarrolladas (Estados Unidos, Eurozona y Japón) se ha acelerado durante 2016, pero el diferencial de crecimiento de los emergentes frente a los desarrollados, después de haberse contraído durante años, vuelve a expandirse.
Sobre las divisas, no podemos negar que un dólar fuerte sea una mala noticia para los países emergentes, pero vemos dos factores que deberían mitigar ese efecto. Primero, el problema de tener deuda denominada en dólares e ingresos en divisas locales se ha reducido mucho en los últimos años y ya son muchos los países que se financian con bonos emitidos en su propia divisa. Adicionalmente, a nivel agregado, las reservas de divisa que tienen los países emergentes les permitirían defender su propia moneda de forma mucho más eficaz de lo que hicieron en crisis pasadas.
Con lo anterior, podemos concluir que se trata de una inversión atractiva, pero falta analizar el precio. Las bolsas emergentes cotizan a múltiplos atractivos, tanto en términos absolutos, como comparándolas con su propia historia o con Bolsas de países desarrollados.
Por todo esto, creemos que se deben considerar las Bolsas emergentes y hay diferentes opciones para diferentes inversores con tolerancia al riesgo diferente. Muchas veces he comentado que, tan importante como el riesgo de una inversión individual, es el peso de dicha inversión en el patrimonio del inversor y con eso, junto con un asesor profesional, no debe sonar a locura tomar alguna posición en renta variable emergente si se adecua a una estrategia de inversión global.
En cualquier caso, las Bolsas emergentes son un activo de riesgo y, como tal, su volatilidad es alta. Por esa razón, al menos en una primera fase, recomendaríamos instrumentalizar la inversión siempre a través de fondos de inversión, en los que tome las decisiones finales un especialista que conozca bien cada uno de los mercados y cuente con los recursos necesarios para poder hacer un análisis detallado de los diferentes factores, que cubren desde aspectos macro, hasta particularidades de las compañías en cuyas acciones terminará invirtiendo.
Por otro lado, con el eterno debate entre gestión activa y pasiva, es interesante el hecho de que en mercados menos maduros, con universo de inversión más heterogéneo y menos analizados, el valor añadido de la gestión activa es mayor.
Combinando la alta volatilidad de la clase de activo, la necesidad de hacer una inversión diversificada y el valor de la gestión activa en esta clase de activo en concreto, recomendaríamos fondos de renta variable emergente con un enfoque conservador, cuyo objetivo sea participar de las subidas de las Bolsas de forma significativa, pero protegiendo mejor el capital en mercados bajistas.
Por último, identificamos dos fondos de inversión en concreto que se ajustan a todo lo descrito hasta ahora que son Capital International Emerging Markets Opportunities y Robeco Emerging Conservative.
El primero llega a lo descrito a través de un cartera multigestor en la que puede haber liquidez o renta fija, y que se marca el objetivo de lograr de largo plazo la rentabilidad de la renta variable de Bolsas emergentes con la mitad de la volatilidad y el segundo lo hace invirtiendo todo su patrimonio en acciones de compañías cotizadas en bolsas emergentes, pero sólo en aquellas más conservadoras.