Ideas agitadoras con las que transformar la educación
Pensadores, docentes y ejecutivos debaten sobre el futuro de las aulas
Si hay una idea que se repite a lo largo de todos los foros, conferencias y eventos del sistema educativo, es que la docencia va siempre un paso por detrás de los avances y las transformaciones de la sociedad. Nadie negó esta premisa ayer, en la jornada Imaginando el Futuro de la Educación, organizada por la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE por sus siglas en inglés) junto a Banco Santander, en Madrid. Lo que sí hicieron los expertos fue, además de ofrecer un diagnóstico de la situación, citar una serie de recetas para intentar transformar el panorama formativo y adaptarlo a la realidad.
Se parte de la base, recuerdó el director general de la Fundación para el Futuro de la Educación Global, Mark Prensky, de que hay que entender la nueva perspectiva del mundo, “con una población que se ha multiplicado exponencialmente, una mayor velocidad de los cambios, una volatilidad creciente y una incertidumbre que va a más”. No se trata, por lo tanto, de adaptar la educación, sino de repensarla y reimaginarla por completo “desde el jardín de infancia hasta el posgrado”. La conclusión de este experto es clara: no debe haber una transformación gradual sobre lo que ya existe, sino un vuelco completo.
La razón no es otra que intentar dar la vuelta a la situación de retraso en la que ha quedado el sistema. “La tecnología y la digitalización han supuesto un cambio brutal, pero la formación se ha quedado a la zaga”, prosiguió Sheika Hind bint Hamad Al Thani, consejera delegada de Qatar Foundation, quien recordó que 2016 ha sido el año con mayor deficiencia de talento: “Los métodos ya no están a la altura de las exigencias”.
La tecnología, con una estrategia bien diseñada y aplicada, puede ser una buena solución para salvar este bache. “Es la llave de la transformación, porque hoy, cualquiera que tenga un ordenador e internet puede acceder a los mejores contenidos. La mejor educación, personalizada y adaptada, está a solo un clic de distancia”, afirmó Ana Botín, presidenta de Banco Santander. Para ello, no obstante, es necesario repensar todo el sistema, “desde los contenidos hasta los presupuestos, pasando por los planes de estudio y el desarrollo de nuevas competencias y habilidades”, apuntó.
La tecnología ha revolucionado la sociedad, pero la educación se ha quedado a la zaga
Parte del camino ya está andado, porque, aunque hay un gran muro entre la educación de hoy y la ideal, hay quienes ya lo han podido saltar. “Los jóvenes buscan otros métodos”, apuntó Prensky. “Ya no quieren un sistema basado en notas, rankings y ponderaciones, sino uno en el que se enfrenten a problemas reales del día a día para aprender a resolverlos”. Se trata, en resumen, de convertir la educación en una herramienta para mejorar el mundo, “yendo más allá de las ciencias, las matemáticas y las letras y enseñando competencias y habilidades como la empatía, el empoderamiento o el coaching”.
Esto, aseguró, está empezado a emerger, pero toca convencer a empresas, docentes, universitarios y familias, para que la tecnología se destine a estos fines y todo lo aprehendido en la escuela salga del aula y llegue a las empresas y a la calle. “La tecnología debe ir hacia objetivos nuevos, no solo hacia lo que ha tocado en los últimos años”, afirmó Mark Prensky. Al fin y al cabo, prosiguió, los principales beneficiarios de este cambio, además de los estudiantes, será el conjunto de la sociedad y las empresas, con gente resolutiva que haga frente a los problemas de las compañías. Pero no solo la tecnología se erige como recurso útil. La creatividad, en la clase y en la empresa, es otro de los motores del cambio, “pero hemos diseñado un sistema que la mata”, señaló la directora general de educación en Ideo, Sandy Speicher.
Recientemente, la Universidad de Hardvard elaboró una lista con los principales escollos que encuentra la creatividad: la expectativa de una recompensa, un margen limitado de decisión, un tiempo limitado de respuesta, la vigilancia y la competencia. “Trasladen esto a la escuela”, invitó a hacer Speicher. “Si queremos a gente imaginativa, resolutiva, que solucione problemas y tenga ideas innovadoras, tendremos que dar alas a sus proyectos y a sus soluciones. La creatividad es, con la tecnología, la resiliencia de la educación”.
Tecnología como medio y no como fin
Un médico de hace 100 años se encontraría totalmente perdido en un hospital de hoy. Un profesor de la misma época, no se sentiría tan despistado en una escuela actual. Con esta reflexión ilustró Vicky Colbert, fundadora de la Escuela Nueva Foundation, el atraso de la educación. “Hubo un momento equivocado en el que pensamos que si había tecnología en el aula, habría innovación”, prosiguió la presidenta de SEK International Schools, Nieves Segovia. “La tecnología bien aplicada es un impulso, pero también un freno si pensamos que por el hecho de tener estas herramientas está todo hecho”.
Por eso, pese a que se ha invertido en tecnología y esta ha llegado a muchas escuelas y universidades, “si la estructura no se toca, todo queda prácticamente igual. La digitalización con una nueva visión es fantástica, pero esto no existe todavía”, recordó Segovia.
Por eso, antes de usar y apostar por estos métodos, “es vital tener un pensamiento crítico, entender las limitaciones, los objetivos y qué se quiere lograr”, aconsejó el presidente de la Comunidad Americana de Escuelas de Atenas, Stefanos Gialamas. “Se trata de aplicar un enfoque analítico al uso de la tecnología en el papel del profesor y el alumno”, sintetizó Colbert.