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Empresas Vintage

Barilla, el gran embajador de la pasta italiana

La firma celebra su 140 aniversario. Una multinacional con alma de negocio familiar

CINCO DÍAS

Pocos platos son tan populares en los hogares occidentales como la pasta, especialmente entre los más pequeños de la casa. Y pocas marcas son más reconocibles que Barilla, una enseña italiana que ha sabido erigirse como una de las referencias mundiales en spaguetti, penne y farfalle, entre otras variedades de este alimento. El grupo italiano está de celebración: cumple 140 años de andadura. En 2015, último ejercicio del que se han presentado las cuentas, facturó más de 3.300 millones de euros. La mitad de esa cifra se cosechó en Italia y el resto, en el centenar de países en los que están presentes.

El actor y productor de cine, Paul Newman, en una imagen publicitaria de la marca.
El actor y productor de cine, Paul Newman, en una imagen publicitaria de la marca.

Cronología

1877. Pietro Barilla abre una panadería artesana en Parma, al norte de Italia. Dos décadas después decide comprar una pequeña máquina de madera para producir pasta.

1910. La compañía inaugura la primera fábrica industrial en la ciudad, que todavía existe en la actualidad. Tras algunas ampliaciones, la fábrica llega a ser capaz de producir hasta ocho toneladas al día de pan y pasta. Ese mismo año se registra la marca y su logotipo (un niño rompiendo un huevo gigante en una larga mesa de madera), creado por el arquitecto Emilio Trombara.

1947. La tercera generación de la familia toma el mando de Barilla. Los hermanos Pietro y Gianni Barilla modernizan la compañía con las nuevas técnicas de marketing procedentes de EE UU. El éxito de la pasta hace que la empresa abandone el negocio del pan.

1971. Por motivos familiares, los hermanos Barilla deciden vender el negocio a una multinacional estadounidense (W. R. Grace). Ocho años más tarde, Pietro Barilla consigue recuperar la compañía.

1985. El cineasta Federico Fellini rueda un comercial para Barilla, en el que la marca se burla de la tendencia al alza de la cocina moderna y reivindica la pasta.

1993. La cuarta generación de la familia se hace cargo del negocio. Los años noventa son los del desarrollo de los mercados europeos, especialmente de Francia.

2013. Tras conquistar Europa, la pasta Barilla llega a Brasil.

La historia de esta multinacional se remonta a Parma, al norte de Italia. Pietro Barilla abrió una panadería en 1877 que, unos años más tarde, se lanzaría a entrar en otros negocios. El emprendedor decidió comprar una pequeña máquina de pasta de madera en 1898. No le fue mal: en poco tiempo vendía unos 50 kilos diarios, cinco años después ya procesaba 400 kilos y para 1905 la producción se había disparado a las 2,5 toneladas diarias.

El buen funcionamiento del producto hizo imprescindible dar el salto a una fábrica. De ello se encargó la segunda generación de la familia, que inauguró la planta en 1910. Dotada de grandes máquinas para producir pasta y con un cuarto para secarla, la factoría sigue en pie hoy en día.

En 1947 tomó el relevo de la firma la tercera generación. Los hermanos Pietro y Gianni Barilla se ocuparon de modernizar la compañía tras viajar por EE UU en los años cincuenta y estudiar las emergentes técnicas de publicidad, marketing, packaging y organización a gran escala. La caja de cartón sustituyó la venta a granel, disparando las ventas y llevando a la firma a abandonar en 1952 el negocio del pan para concentrarse en la pasta.

De esa época, los años dorados de la publicidad, data el eslogan Siempre es domingo con Barilla. La compañía contrató a varios famosos y actores para respaldar el producto, incluyendo a Giorgio Albertazzi y a Dario Fo, quien más tarde ganaría el Premio Nobel de Literatura. También se contó con los cantantes Mina y Massimo Ranieri.

El negocio siguió creciendo y pasó a necesitar un lugar más grande para la producción. En 1969 abre en Pederignano, alcanzando 120 metros de líneas de producción y con una capacidad de elaboración de 1.000 toneladas diarias.

En 1971, debido a una serie de problemas familiares, los hermanos Barilla deciden vender el negocio a una multinacional estadounidense (W. R. Grace). Sin embargo, tan solo ocho años después, Pietro Barilla consigue recuperar la compañía, que vuelve a manos de la familia. Irónicamente, esos años de gestión extranjera hacen de Barilla una firma más fuerte gracias a la adquisición de marcas como Voiello y del lanzamiento de Mulino Bianco, una línea de galletas, sustitutos de pan y snacks saludables. Las siguientes grandes incorporaciones llegarían en 1991 con Misko, una empresa griega líder en el mercado de pasta de ese país, y en 1992 con la italiana Pavesi.

En 1993 se hace con los mandos del grupo la cuarta generación de la familia, compuesta por los tres hijos de Pietro Barilla: Guido, Luca y Paolo. Las dos palabras clave de esta nueva etapa son internacionalización y sostenibilidad. En los siguientes años se consolidan los mercados europeos y se da el salto a otros países hoy estratégicos, como Brasil o Rusia. La firma se centra también en promover hábitos de alimentación saludable y de asociar esa idea con sus productos. Y predica con el ejemplo: desde 2010 ha reducido los niveles de azúcar, grasas y sal en 219 productos e incrementado el contenido de fibra y harina de trigo natural. La dieta mediterránea es sana, y Barilla quiere formar parte de esa ecuación.

Una marca bendecida por los grandes del cine

En 1985, Federico Fellini crea un brillante anuncio burlándose de la cocina moderna. Una elegante pareja sentada en la mesa de un restaurante de lujo rechaza miles de platos con nombres franceses hasta que, al final, ante el asombro de todos los comensales, terminan pidiendo unos rigatoni –un tipo de macarrones–.

Fellini no ha sido el único gran cienasta que ha trabajado para Barilla. Unos años más tarde, en 1989, Nikita Michalkov rehace el mismo anuncio, pero enmarcado en el restau_rante del Hotel Nacio_nal en la plaza Roja de Moscú.

En 1990, un joven Giuseppe Tornatore, que acababa de ganar el Óscar por Nuovo Cinema Paradiso, junto con Ennio Morricone son contratados para hacer la campaña de la marca Mulino Bianco, una de las enseñas de Barilla.

El actor Paul Newman o el cantante Plácido Domingo son algunas de las personalidades que se han prestado a promocionar la marca.

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