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Contante y sonante

La tasación del ladrillo de Popular

2017 será un buen año para la banca

Coinciden los expertos (y ya he escrito sobre ello) que 2017 será un buen año para la banca, e inicialmente parece que así será, aunque nunca se puede ser rotundo en una afirmación, y menos si se habla de economía. También parece, y recalco lo de parece, que puede ser el año de la recuperación de Banco Popular. Su futuro nuevo presidente, Emilio Saracho, ya se ha despedido de JP Morgan, y ahora solo tiene que esperar dos meses para ser nombrado número uno de Popular.

Su ratificación como presidente coincidirá en el tiempo casi con la aprobación por parte del Banco Central Europeo (BCE) de la creación del proyecto Sunrise, el vehículo inmobiliario que permitirá a Popular desconsolidar unos 6.000 millones de euros brutos de su gran lastre, el ladrillo. Los cálculos iníciales de Popular apuntaban a que este proyecto estaría aprobado antes de finalizar 2016, para así poder sacarlo a Bolsa en el primer trimestre de 2017. Pero la complejidad de la nueva sociedad y del efecto de desconsolidar han provocado este desfase de fechas.

Una de las últimas pegas que el mercado y el Banco de España encontró en la composición de Sunrise fue su financiación. Unos 700 millones de euros correspondían a su capital, otros 2.500 es financiación que apoyaban o apoyan cuatro bancos de inversión, mientras que 1.200 millones corresponden a deuda subordinada de Popular. El supervisor considera esta cantidad muy elevada, ya que si esta nueva sociedad presenta pérdidas y debe transformar estos bonos subordinados en capital Popular volvería a convertirse en el principal accionista.

Pero el banco parece, y vuelvo a insistir en que parece, que encontró una solución a este escollo. Emitir deuda mezzanine, o intermedia. Es un híbrido entre deuda y capital cuya devolución está sujeta a la deuda senior. Sigue siendo de mayor riesgo, pero menor que la subordinada.

Ahora el principal problema es la exigencia del BCE a que Popular realice una nueva tasación de los inmuebles y suelo que se van a incluir en la sociedad más rigurosa, y que esté llevada a cabo por un tercero. Esta reclamación ha vuelto a poner patas arriba todos los números que había realizado el banco sobre valoraciones y financiación del proyecto. Además, este nuevo análisis del ladrillo lleva su tiempo. Eso sí, la estructura de la sociedad no parece presentar problemas.

Inicialmente, estaba previsto que el 80% de los activos de esta sociedad fuera vivienda terminada, es decir, unos 3.000 millones, mientras que unos 400 millones de euros corresponderían a suelo.

Una vez que el BCE y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aprueben el proyecto Sunrise, Popular habrá logrado uno de sus principales objetivos para salir del bucle en el que lleva tiempo metido y asomar la cabeza para coger oxígeno.

Pero mientras que se va despejando el futuro de Banco Popular, otro rumor comienza a inundar los corrillos de los círculos financieros. La sucesión de Francisco González en la presidencia de BBVA. Este gallego de Chantada cumplió 72 años el 19 de octubre. Parece, y vuelvo a insistir en que parece, que se retirará de la presidencia antes de cumplir los 75 años. Aún queda tiempo, pero ya se sabe que las sucesiones en un gran banco no se improvisan de un día para otro. Ni a los inversores institucionales, ni a los supervisores les gusta las sorpresas en estos casos, aunque no dudo de que los segundos ya tengan alguna idea de quién será el agraciado.

Y siguiendo con BBVA y los supervisores e inversores. El equipo de relación global con supervisores de la entidad han ideado una taza que están entregando como obsequio estas navidades en reuniones externas que han tenido con stakeholders con muy buena acogida. La razón: la frase que decora la taza: Keep Calm, BBVA is MPE.

La frase no solo describe la estrategia de resolución de BBVA (multiple point of entry), sino que trata de poner en valor “las bondades del modelo descentralizado del grupo (keep calm)”, señalan desde el banco los inversores. A lo llano, que BBVA presume de ser un grupo con filiales descentralizadas, que evitan el contagio entre un banco y otro del grupo en distintos países. Es lo que se llama un regalo con mensaje.

Por cierto, en cuanto Economía termine de resolver la vía para que la banca devuelva los intereses cobrados de más en las cláusulas suelo, seguirá con el proceso de privatización de BMN y Bankia y con la reforma de las cooperativas de crédito. Aunque en este último caso las novedades serán previstas y pocas. Solo cuestión de gobernanza, apuntan varias fuentes financieras. Ah, y queda otro frente, resolver el conflicto que existe en el Banco de España entre la cúpula de la entidad y los inspectores. Pero bueno, eso lo analizaremos en otra ocasión.

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