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Entrevista

Stamm: “La comida en polvo puede erradicar el hambre”

Henrik Stamm Kristensen es el consejero delegado y fundador de Blendhub La empresa ha desarrollado una fábrica portátil lista para producir en cualquier lugar

Manuel Casamayón

Desde muy pequeño sintió pasión por el sector agroalimentario. Primero con las recetas más simples y conocidas, después con la formulación de diferentes materias primas a gran escala para intentar contribuir a paliar el hambre en el mundo. Henrik Stamm Kristensen (Copenhague, 1964) es el consejero delegado y fundador de Blendhub, una empresa afincada en Murcia, donde Stamm reside desde 1997, que ha desarrollado una fábrica portátil lista para producir alimento en polvo en cualquier lugar del mundo, y que le ha llevado a ganar el Premio CincoDías al proyecto empresarial más innovador, en la novena edición de estos galardones.

Pregunta. Proponerse paliar el hambre es un proyecto muy ambicioso. ¿Cómo cree que puede conseguirlo?

Respuesta. El sector agroalimentario es el que a más gente engloba, porque todos tenemos un agujero en la cara llamado boca que tenemos que llenar. Es el campo que más impacto genera en el mundo, y generará, ya que vamos camino de un planeta de 10.000 millones de habitantes. Sin embargo, a día de hoy, todavía hay 1.000 millones que se van a dormir teniendo hambre. Una de las razones es que no se habla del sector agroalimentario de forma estructurada. Nosotros sí lo hacemos. Estructuramos una idea, y vamos de una formulación a la boca de 7.000 millones de personas.

P. ¿Cómo se llega a tantas bocas?

R. Primero tenemos que tener en cuenta que cualquier alimento, de la receta más básica a la más sofisticada, pasa por una formulación de dos o más materias primas. Hay gente que quiere una formulación concreta y la encuentra en un restaurante con estrella Michelin, otros prefieren hacer esa fórmula cocinando en su casa y otros, únicamente, quieren alimentarse. Por eso, en función de cómo formulas una receta, cubres una necesidad concreta. Y esto último es lo que hacemos nosotros, y lo hacemos de una forma sostenible, totalmente diferente hasta ahora.

P. Entonces se ha hecho mal hasta la fecha. ¿Cuál es su propuesta?

R. Llevar la producción allá donde está la materia prima. Es decir, en vez de acercar los productos a las fábricas, como se suele hacer hoy en día, llevamos la planta allá donde se encuentra la materia prima que necesitamos. Es de lo que nos dimos cuenta en 2004, cuando desarrollamos la primera fábrica. La hicimos en Murcia, y no se podía mover, era un monstruo enorme de tres plantas. Por eso, si queríamos trabajar con empresas o comunidades de Brasil o Tailandia, teníamos un problema. La solución fue crear una fábrica horizontal, que cabe en un contenedor de 40 pies y que hemos patentado internacionalmente, y llevarla allá donde está la materia prima. Instalamos la primera en India en 2012 y desde entonces hay cinco más. En los próximos tres años pretendemos abrir 40 fábricas más en todo el mundo para que produzcan sus alimentos.

P. ¿A cuántas personas alimenta una de estas plantas?

R. Cada una tiene una capacidad de producción de seis millones de kilos diarios en tres turnos, divididos en ocho horas. Es una cantidad muy grande. Pero una de estas fábricas ya es sostenible produciendo solo el 20% de su capacidad, algo que normalmente no ocurre, porque normalmente una fábrica debe estar funcionando a tope para amortizarse. Aumentar o no este 20% depende de las necesidades y potencial de cada zona. Evidentemente no se puede hacer lo mismo en una región de poblados de África que en una ciudad de la India.

P. La materia prima de Tailandia no es la misma que la de Brasil o India. ¿Esto afecta en algo?

R. Es otra de las cosas buenas de esta planta. Puede trabajar con cualquier producto y elaborar alimento en polvo, ya sea de maíz, de cacao, de trigo… Y aunque la fábrica es lo más visible, alrededor se genera un nodo de trabajo entre controles de calidad de la comida, suministro, envasado, etc. Por eso es un proyecto sostenible.

P. ¿Y por qué comida en polvo?

R. Lo bueno que tiene el alimento en polvo es que dura muchísimo más que el alimento fresco, que puede aguantar dos o tres semanas. El polvo, sin alterarse, tiene una caducidad de dos, tres o cuatro años. Además, en España, y en el resto de países, hay un desperdicio de frutas, verduras y hortalizas que oscila alrededor del 30% de la producción total. Primero se desperdicia en el propio campo, luego en los almacenes y en los centros comerciales y finalmente en la casa del consumidor. ¿Qué pasaría si se formulase con ese 30% que se ha desaprovechado? Si se convirtiese en polvo ese porcentaje recuperaríamos toneladas de alimentos que aguantarían mucho más tiempo en cualquier lugar. Hoy, es la comida en polvo la que puede erradicar el hambre. Siempre con un punto de vista dual, tanto social como emprendedor. Una propuesta de valor parcial no puede resolver los grandes retos.

"La fábrica está lista en seis meses"

P. ¿Cuánto gasto supone levantar una fábrica?R. Cuando montamos un nodo lo hacemos con todo lo que le rodea. Primero evaluamos si hay materia prima, si hay consumidores, el edificio en el que instalar la fábrica… El coste de todo el montaje, aunque esto también depende del lugar y de si, por ejemplo, el edificio es comprado o está en alquiler, ronda entre el millón y medio y los dos millones de euros. Todo ese proceso lo hacemos en cerca de seis meses.

P. Habrá lugares en los que no se pueda hacer frente a esa cifra.R. Nosotros distribuimos tanto a empresas como a organismos públicos. Un detalle a tener en cuenta, además de que la fábrica ya es sostenible produciendo el 20% de su capacidad, es que también da soporte a formulaciones muy pequeñitas. Si hay seis millones de kilos y somos competitivos con uno, a partir de ahí se puede recurrir al pago por uso, y que pequeñas empresas o particulares hagan sus formulaciones y compren pequeñas cantidades de alimentos.

P. ¿Es sostenible para las pequeñas empresas?R. Fabricar un kilo de comida en polvo cuesta entre 20 y 50 céntimos. A partir del millón de kilos requerido por la fábrica para que sea rentable, se pueden hacer cantidades mucho más pequeñas, e incluso más elaboradas. Así, por ejemplo, un vendedor ambulante puede producir 25 kilos de comida en polvo de cualquier receta y distribuirlos por su zona. Es atractivo tanto para pequeñas empresas como para particulares.

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