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Tribuna
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Botón de pausa

La mayoría de las recomendaciones que se dan son de compra o de sobreponderar

Después de una copiosa comida, ¿es un buen momento para hacer la compra en el supermercado? o ¿es mejor esperar a cuando tengamos hambre? En los mercados financieros le bombardean constantemente con estímulos para que usted no deje nunca de tener hambre y siga comiendo: “No se preocupe, los bancos siempre ganan y sus cotizaciones pronto se recuperarán”; “La recuperación económica no va a descarrilar porque no tengamos un Gobierno estable”; “Las caídas recientes en la Bolsa española son una clara oportunidad de compra”; “Esta vez es diferente y nada tiene que ver la continua subida que están experimentando los valores tecnológicos del Nasdaq con la burbuja de las empresas puntocom de principios de siglo”; “El problema de la crisis de deuda global nunca estallará... siempre nos quedará refinanciar todo a un mayor plazo y aquí paz y después gloria”... Y así hasta “el infinito y más allá”...

Ante la grave situación que está atravesando el sector financiero a nivel global y especialmente en Europa; la subida vertical que están experimentado algunos valores tecnológicos del Nasdaq; la corrección que lleva experimentado el Ibex 35 desde mediados del año pasado; la preocupación que ha habido a nivel internacional por la falta de un Gobierno estable en España y por la posibilidad (o pesadilla) de que Donald Trump sea elegido presidente de EE UU; la creciente inquietud por el problema que generan los tipos de interés en negativo y la impresionante burbuja de deuda que se ha generado en todo el mundo... Les aconsejo, en estos momentos, que le den al botón de pausa y reflexionen antes de realizar cualquier tipo de inversión precipitada.

Todos necesitamos un botón de pausa para nuestras decisiones financieras. Un mecanismo que nos permita detenernos en cómo reaccionamos ante los constantes estímulos que recibimos para que movamos nuestro dinero dentro de los mercados y podamos elegir una respuesta adecuada para nuestros intereses financieros sin dejarnos arrastrar por ellos.

Entre el estímulo que reciben y sus respuestas está la libertad que tienen para elegir. Esta capacidad de elección es el botón de pausa que tienen todos los inversores del mundo, pero que pocos utilizan. Si les sirve de ayuda, les daré unos cuantos consejos para utilizarlo. El primero de todos es que no solo se centre en el lado positivo de las noticias financieras que recibe. Averigüe el lado oscuro y tenga presente siempre que quien esté interesado en venderle algo nunca va a potenciar el lado negativo de la noticia sino solo el positivo porque “lo malo” no vende. Todos los días escuchará que hay algo barato para comprar... Lo que pocos le dirán es que la mayoría de recomendaciones que se dan sobre las acciones son de compra o de sobreponderar, ¿se ha preguntado alguna vez por qué? ¿Acaso nunca es buen momento para vender o infraponderar? ¿No nos ha demostrado la historia que no todo sube eternamente?

"No haga caso de “la trampa de la novedad” y del “todo está bajo control”"

Si a usted le dicen que alguien es un experto financiero y encima adorna su opinión con una buena historia, su cerebro desconectará sus defensas y tendrá la tendencia natural a creerle porque las afirmaciones suelen triunfar sobre los hechos contrastados. No deje de pensar de manera crítica y vuélvase mucho más escéptico porque tiene que ser capaz de evaluar que su inversión no salga tan bien como esperaba tras seguir los consejos del experto. Tenga siempre autocontrol en la toma de sus decisiones y nunca abandone la disciplina de su método operativo porque guiarse por impulsos y estímulos externos es el primer paso para cavar su propia tumba financiera.

No haga caso a las realidades distorsionadas que se encontrará dentro de los mercados financieros, especialmente a: “la trampa de la novedad” y del “todo está bajo control” que le hacen creer en promesas de ganancias ilimitadas en nuevos sectores productivos y en que si hubiese algo extraño en la subida fulgurante de la cotización de sus acciones; las autoridades o el Gobierno ya hubiesen tomado cartas en el asunto no dejándolos subir tanto para que luego, con sus descalabros bursátiles, se queden atrapados miles de pequeños e incautos inversores.

Me he quedado ya sin espacio en este artículo, pero otro día les contaré los motivos por los que nos fiamos más de nuestros juicios financieros cuando coinciden con los de la opinión mayoritaria aunque estos sean tremendamente perjudiciales para nuestros intereses. Hasta entonces, les aconsejo que hagan caso a una reflexión de Mark Twain: “Cada vez que se encuentre usted en el lado de la mayoría, es tiempo de que le dé al botón de pausa y reflexione”.

Ángel Martín Unzué Indave es profesor de Bolsa y mercados financieros.

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