La caída de las importaciones anticipa un menor crecimiento
Las exportaciones a la UE son las únicas que crecen. Las compras desde Asia, África y América retroceden con fuerza.
Los datos de la balanza comercial hechos públicos esta mañana encierran resultados contrapuestos. Por un lado, las exportaciones de bienes en España cerraron en el acumulado hasta agosto con un nuevo máximo histórico de 167.053 millones, mientras que las importaciones bajaron un 1,3% hasta los 178.049 millones. De esta manera, el déficit comercial bajó un 31,6% hasta situarse en 10.997 millones, el nivel más bajo desde 2013 para el citado período y el segundo más bajo desde 1997. Si se compara con el resto de grandes países de la zona euro, el moderado crecimiento de España destaca frente a los retrocesos en el resto. En las 19 naciones que componen la unión monetaria, las exportaciones han bajado un 0,4% y en las 28 que forman la UE han descendido un 1,3%. Las de Reino Unido, Francia e Italia descendieron (4,8%, 1,4% y 0,1% interanual, respectivamente), mientras que las de Alemania subieron un 0,8% en el mismo período.
Exportaciones e importaciones retroceden en América del Norte, Latinoamérica, África y Oriente Medio
El otro análisis apunta justo en el sentido contrario. Las exportaciones bajaron un 9,1% en julio, apenas suben un 1,3% en agosto y en el desglose por áreas geográficas solo las ventas de bienes a la UE crecen, con un avance del 4,1%. En el resto del mundo, las exportaciones caen: un 0,8% en América del Norte, un 12% en América Latina, un 0,7% en Asia y un 1,2% en África. Las importaciones han retrocedido por quinto mes en los ocho analizados en 2016, con una bajada del 1,6%. Este indicador ha sido utilizado tradicionalmente por el Ministerio de Economía como indicador de buena salud de la economía española. Un crecimiento indicaba mayor demanda de bienes por parte de particulares y empresas y un descenso implicaba justamente lo contrario. Lo que puede estar detrás de estos datos es una desaceleración del PIB en los próximos trimestres, tras encadenar tres seguidos a ritmos intertrimestrales del 0,8%.
Algo similar sucedió en marzo de 2013, mes en el que España registró el primer y único superávit comercial de su historia. Las exportaciones crecieron un 2% hasta los 20.289 millones de euros, mientras que las importaciones se desplomaron un 15% hasta 19.654 millones. Un excedente positivo de 635 millones que fue justificado por el efecto sustitución de las importaciones, es decir, que parte de las compras de bienes se había reemplazado con producción nacional y eso explicaba el ajuste de las importaciones. Si el efecto fue balsámico en la balanza comercial, no tuvo impacto en las cuentas nacionales. La Contabilidad Nacional que elabora el INE otorgó una caída del PIB del 2% anual en ese trimestre y un 0,5% intertrimestral.
Y las perspectivas no son muy halagueñas. La encuesta de coyuntura de la exportación que elabora la Secretaría de Estado de Comercio a partir de 1.994 entrevistas revelaba que el indicador que mide el pulso de la actividad exportadora desciendió en el tercer trimestre hasta los 16,5 puntos, lo que supone el nivel más bajo en dos años. Entre los encuestados, un 20,4% reconoce que perdió pedidos en el citado período, un porcentaje que no se daba desde finales de 2014. Y eso puede tener impacto en el futuro crecimiento, algo que ya se puede comprobar el próximo 24 de noviembre, cuando el INE publique los datos de crecimiento del PIB del tercer trimestre. En el segundo, la economía creció un 3,2% interanual, con una aportación de 3 puntos de la demanda interna frente a los 3,8 puntos del primero y de la demanda externa con dos décimas, frente a las cuatro negativas registradas entre enero y marzo. El Ejecutivo contaba que la aportación positiva del sector exterior compensaría la menor contribución de la demanda interna.
Los datos por áreas geográficas revelan que el repliegue de las empresas hacia la Unión Europea es un hecho. Las exportaciones a la UE crecen un 4,5% y las dirigidas a la UE suben un 4,2%. Las ventas de bienes al resto del mundo sufren una fuerte corrección: las procedentes de América del Norte bajan un 0,8% anual entre enero y agosto, las de Latinoamérica un 12%, las de Asia un 0,7% y las de África un 0,2%. La demanda externa ha caído con fuerza y eso se demuestra en un datos: los intercambios comerciales (exportaciones e importaciones) de España con cuatro áreas (América Latina, América del Norte, África y Oriente Medio) han caído entre enero y agosto.
Automoción y alimentos compensan la caída de bienes de equipo
El análisis de los datos de comercio exterior hasta agosto muestran un sector perdedor (bienes de equipo) y dos ganadores (automoción y alimentos). Entre los tres suman el 55,2% de las ventas al exterior y su evolución marca el destino a corto plazo del sector exterior. Los bienes de equipo, el sector más exportador, con un 20,3% del total de ventas, sube un 2,8% en el acumulado hasta agosto, aunque muestra un ajuste del 5,1% en julio y del 3,9% en agosto, como consecuencia de la menor demanda de bienes de equipo de sus principales clientes de fuera de la UE, como EE UU, México, Brasil y Marruecos.
En el otro lado aparecen la automoción, con un crecimiento del 10,1% anual hasta agosto, y los alimentos, con un alza del 10,1% para el mismo período. Las ventas de coches crecieron sobre todo hacia los clientes de la UE (Alemania, Italia, Bélgica y Reino Unido) y las de alimentos subieron por el fuerte crecimiento de carne a China y a gran distancia Hong Kong, Libia y Japón.