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Un movimiento que busca una mayor independencia en la fabricación

Xiaomi prepara sus propios procesadores, ¿qué ganaría con ello?

Iván Martín Barbero

Muchas son las compañías que una vez que se consolidan en el mercado, miran al horizonte y piensan que el disponer de sus propio procesadores (al menos en lo que se refiere al diseño) es una excelente idea a la hora de conseguir una mayor flexibilidad a la hora de lanzar nuevos dispositivos. Y parece que este es el caso de Xiaomi, que estaría ya en una fase avanzada de desarrollo de su propio componente.

Este, con nombre Meri, al menos por lo que se conoce hasta ahora, y utilizará arquitectura de ARM (Cortex A53 o A57, como mucho, y GPU Mali, posiblemente una T860). De esta forma, no tendría problemas de compatibilidad con Android y las aplicaciones correspondientes. Y, lo cierto, es que esta elección es un acierto, al menos en un principio ya que se va sobre seguro como demuestra los elementos que Qualcomm o MediaTek tienen en el mercado.

Con estos datos, más la imagen que muestra el resultados obtenido con el procesador Meri de Xiaomi en una prueba de rendimiento, queda claro que el objetivo es la gama media de producto, ya que la alta utiliza arquitecturas más modernas y, además, es un mercado complejo por el momento para un recién llegado. Adicionalmente, tiene sentido ya que es en el segmento que comentamos donde Xiaomi se siente como pez en el agua a la hora de lanzar dispositivos.

Qué gana Xiaomi con este movimiento

De confirmarse la llegada al mercado de los procesadores para dispositivos móviles por parte de Xiaomi, como todo apunta (y no parece que se esté muy lejos de lanzar el primer producto que lo utilizaría), hay que decir que la flexibilidad en la fabricación que se consigue al disponer de un SoC propio es altísima. Ya que, además de poder ajustar precios de una forma más independiente, no se está limitado por la fabricación de terceros , como puede ser MediaTek o Qualcomm,

Además, Xiaomi dispone de una fork (personalización) de Android muy fuerte, como es MIUI, y se podrían incluir en este opciones diferenciales que otros modelos no tienen, tanto en la ejecución de aplicaciones como a la hora de integrar componentes -no hay que olvidar que en estos elementos hay varios disponibles, como por ejemplo los de comunicaciones-. Aparte, es posible que con la llegada de Meri se pueden conseguir precios más ajustados en los smartphone u otros productos -como reproductores o televisores- en los que Meri sería de la partida… por lo que presionará en el mercado al resto de los fabricantes, incluido a algunos como OnePlus o Meizu.

Qué no es tan positivo

Pero no es todo de color de rosa a la hora de meterse en el mercado de los procesadores. Esto se debe por un lado a lo limitado y complejo que es este segmento, con un dominador como Qualcomm y compañía que están presionando (e invirtiendo), como son MediaTek y Samsung. Así, no es sencillo hacerse con un hueco y reputación, en especial si sólo se utilizan en terminales propios -que se lo digan a LG con sus Nuclun, por poner un ejemplo-.

Además, es necesario disponer de un equipo de desarrollo importante, ya que hay que dar soporte tanto a los usuarios como a las compañías que trabajan en movilidad. Un ejemplo de esto último es la propia Google, que pide controladores para Android y conseguir de esta forma la compatibilidad en las nuevas versiones (esto puede llegar de forma independiente del propio fabricante, pero el riesgo de fallos de funcionamiento es grande). Así, la inversión es importante y, constante… por lo que se tarda en amortizar.

El caso es que si se decide Xiaomi a dar el paso, son buenas noticias ya que a más competidores en el mercado, mejores productos y se reducen los precios. Pero, eso sí, siempre con pies de plomo ya que no es precisamente un componente menor el procesador. Por cierto, esto nos significa que no se recurra a fabricantes como Qualcomm o MediaTek para algunos modelos de la compañía China, en especial los de gama alta.

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