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Islas Canarias

El Hierro, la isla encantada

Acantilados de vértigo, volcanes, lagunas y bosques submarinos. Exuberante y árida... Un lugar para perderse

La más remota del archipiélago canario, la isla del Meridiano cero hasta que se estableció en Greenwich en 1885, el último rincón, el Finisterre del mundo conocido durante siglos, es también la más pequeña y la más joven geológicamente, como atestiguan los movimientos telúricos que se produjeron en 2011.

El Hierro es una isla cargada de magnetismo que seduce y atrapa a la vez por su tranquilidad, la vida sencilla de sus habitantes, su riqueza natural y unos fondos marinos, declarados Reserva Mundial de la Biosfera por la Unesco, que desvelan la compleja diversidad y la belleza del vulcanismo submarino como en muy pocos lugares del mundo.

Es también la más solitaria, con una población de apenas 11.000 habitantes; la que cuenta con la mayor extensión de territorio protegido en relación a su tamaño de las Canarias y, desde la inauguración de la central hidroeólica Gorona del Viento, la primera isla autosuficiente con fuentes de energía renovables.

Todo. Su tamaño lo permite. La diversidad de su paisaje es sorprendente a pesar de ser una isla que de punta a punta apenas se extiende 50 kilómetros.

Valverde.
Valverde.

La brecha montañosa que divide El Hierro en dos mitades detiene los vientos del sur originando dos climas a cada lado. Y también dos islas diferentes, en el paisaje y bajo el mar: una árida y desnuda, de sabinas retorcidas por la fuerza de los alisios, que contrasta con una vegetación subtropical en las zonas fértiles y el vulcanismo de otras partes de la isla; otra con exuberantes fondos marinos y aguas cristalinas y cálidas repletas de especies marinas. Un esplendoroso jardín submarino, junto a una fauna variada, que incluye la presencia de cetáceos como los poco conocidos zifios, convierten a El Hierro en la meca del submarinismo en el archipiélago, con fondos de más de 200 metros de profundidad a menos de 300 metros del litoral.

Sus acantilados de vértigo originan paisajes de un dramatismo extraordinario. El Hierro cuenta con la mayor densidad de volcanes de Canarias, ¡tiene más de 800¡ Reciente está la última erupción submarina en la isla, en 2011. El cono volcánico que emergió se encuentra a 88 metros de profundidad.

La variedad de climas da lugar a una diversidad de hábitats que sorprende en un espacio tan pequeño surgido en el mar: casi 3.000 especies. La más conocida es el lagarto gigante, un reptil endémico de El Hierro que estuvo al borde de la extinción. El Lagartario, el centro de recuperación de este insólito animal, es una visita recomendable.

En los bosque de laurisilva se refugia el verdor y la escasa humedad de una isla con una larga historia de escasez de agua; en sus cumbres sobreviven a la pobreza de estos suelos casi minerales algunos pinares… Y luego está el garoé, el árbol sagrado de los bimbaches, los antiguos pobladores de El Hierro, todo un símbolo de la identidad isleña. Sus hojas, capaces de condensar el agua de los vientos alisios para abastecer a la población herreña, hizo que se convirtiera en sagrado. En el siglo XVII un huracán lo derribó y en 1949 se sustituyó por el actual. Se encuentra en un lugar lleno de magnetismo, muy especial, en la localidad de San Andrés, donde un pequeño centro de interpretación proporciona información relacionada con este ejemplar sagrado, desde su importancia histórica como proveedor de agua hasta el fenómeno de la lluvia horizontal, responsable de que el garoé destile el preciado líquido… En fin, una naturaleza singular, fantástica, que no deja de asombrar.

El Hierro está dividido en tres municipios: Valverde, La Frontera y El Pinar. Situada en una ladera a 600 metros de altitud, Valverde, la única capital canaria que está alejada de la costa, es una villa con solo 1700 habitantes, fundada a finales del siglo XV que, en la etapa inicial de la conquista de Canarias, dependió del señorío de los condes de La Gomera hasta su emancipación política, en el siglo XIX. Un paseo por sus calles, tranquilas y empinadas, nos lleva a la iglesia de Santa María de la Concepción, del siglo XVIII; enfrente el ayuntamiento, ejemplo de arquitectura tradicional canaria; y muy cerca, las piscinas naturales del Tamaduste, uno de los sitios más concurridos para disfrutar del agua.

Al noroeste, el municipio de La Frontera, engloba a las poblaciones de El Golfo y Sabinosa. A lo largo de la costa de El Golfo hay varias piscinas naturales habilitadas para el baño. Este municipio ocupa el enorme boquete que dejó, hace millones de años, un monumental derrumbe que mandó la mitad de la geografía herreña al fondo del mar.

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En esta parte de la isla, el viñedo es protagonista; un cultivo que sirve de base a la DO Isla de El Hierro. Para llegar a los viejos lagares y a las antiguas bodegas hay que meterse en pistas de tierra.

En el sur, el municipio de El Pinar acoge a las poblaciones de El Pinar y La Restinga. Nada más enfilar la carretera que desde la capital herreña lleva a esta zona, aparece un paisaje rural de pequeñas huertas salpicado de higueras y almendros. El Pinar se encuentra en el borde de grandes bosques de pinos y, en sus cotas más bajas, domina un paisaje agreste de malpaíses volcánicos –terrenos cubiertos de lava–.

El camino que conduce al sur muere en el pueblo pesquero de La Restinga, repleto de submarinistas. Es la puerta de entrada a la reserva de El Mar de las Calmas, creada en 1996 para proteger la zona marina más rica de El Hierro.

Desde el Mirador de Tanajara, una atalaya de 900 metros de altitud, se puede contemplar gran parte de este municipio en una panorámica de 360 grados. En la lejanía, La Restinga y un paisaje salpicado de conos volcánicos.

Guía del viajero

CÓMO IR El Hierro tiene un pintoresco aeropuerto, Los Cangrejos, cerca de Valverde. No hay vuelos directos desde la Península pero Air Europa e Iberia llegan a Tenerife y Las Palmas de Gran Canarias. Desde ambos aeropuertos, Binter Canarias conecta con la isla. Para moverse los mejor es alquilar un coche.

DÓNDE DORMIR. En los confines de la isla, el hotel Punta Grande se hizo famoso por aparecer en el Guinness como el hotel más pequeño del mundo. Ya no ostenta el titulo, pero sigue impresionando su ubicación, asomado al Atlántico desde un solitario embarcadero. Ocupa el antiguo despacho de aduanas y tiene solo cuatro habitaciones decoradas con restos de naufragios. El Parador, frente al Roque de Bonanza, es también una buena opción.

DÓNDE COMER. Imprescindibles las lapas herreñas, una de las especialidades de la gastronomía local, y el pescado. El Mirador de la Peña, enclavado en el risco Tibataje y diseñado por César Manrique, ofrece una de las mejores vistas de la isla. Cocina tradicional en su restaurante.

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