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Entrevista

López Garrido: "El Comité Federal del PSOE fue un teatro lamentable"

El exsecretario de Estado de la UE, Diego López Garrido, publica nuevo libro

Juan Lázaro
Manuel G. Pascual

El exsecretario de Estado para la Unión Europea con José Luis Rodríguez Zapatero lleva tiempo apartado de la primera línea de la política, pero en Ferraz se le sigue considerando un activo para el PSOE, especialmente gracias a sus contactos en Bruselas. Fuera del partido, Diego López Garrido (Madrid, 1947) mantiene una productiva actividad como ensayista. En su último libro, Paraísos fiscales (Catarata), el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla-La Mancha desgrana 20 propuestas que, en su opinión, contribuirían a acabar con los tax havens. No esconde su preocupación sobre la situación que atraviesa su partido.

“Hay que castigar a quien colabore con los paraísos fiscales”

Se estima que el volumen de capitales colocados en paraísos fiscales es equivalente a la mitad de la deuda mundial. Algunos cálculos lo sitúan en torno a los 32 billones de dólares, una cifra que deja de repercutir en las arcas públicas de los Estados. López Garrido enumera en su nuevo libro 20 medidas para acabar con los paraísos fiscales. Sostiene, además, que aunque lo deseable sería que estos principios fueran adoptados por instituciones supranacionales como la UE, los propios Estados deberían legislar unilateralmente en este sentido. “Creo que ya no hay vuelta atrás. La ciudadanía va a exigir cada vez más transparencia”, argumenta.

Además de acabar con la opacidad de la creación de sociedades y de favorecer el intercambio real de información fiscal entre países, defiende una regulación mucho más severa del proceder de las compañías, de manera que deban informar a las autoridades de su actividad económica y de que no puedan “hacer transferencias internas al grupo empresarial, sin justificación económica y productiva, con el objeto de disminuir artificialmente la carga tributaria”.

Se debería crear un número de identificación fiscal europeo común y armonizado y una “lista negra” de paraísos fiscales, para lo que primero habría que definir el concepto. Estos deberían ser castigados, entre otras medidas, prohibiendo el establecimiento de entidades financieras en esos Estados e imponiéndoles sanciones comerciales.

Asimismo, también se debería perseguir a los “colaboradores necesarios” de los paraísos fiscales. “Ya no estamos tanto en la era del secreto bancario, que antaño era la cuna de la evasión, sino en la de los despachos sofisticados que hacen ingeniería jurídica para que una sociedad sea opaca. A los bancos les han ido sustituyendo en el siglo XXI despachos como el de Mossack Fonseca, que facilitan esas tareas. A esos hay que darles duro”, explica López Garrido. Si hay voluntad política, opina, todas estas medidas pueden llevarse a la práctica para acosar los tax havens.

¿Qué opina de lo sucedido este fin de semana en el PSOE?

Creo que el sábado el Comité Federal decidió sobre la dirección política. Pero queda pendiente la gran cuestión: qué actitud va a tomar el partido sobre las terceras elecciones, si vamos a ellas o no. En la declaraciones que he visto de uno y otro lado, quienes han perdido han tratado de plantear un dilema entre ir a un Gobierno de Rajoy o a una alternativa de progreso, posibilidad esta que no existe porque Ciudadanos y Podemos son incompatibles y porque estos últimos defienden el derecho de autodeterminación. El sector que ha ganado tampoco ha respondido a la pregunta clave. De hecho, en su momento también votó no a Rajoy. Lo que pasa es que el no a Rajoy y el no a las terceras elecciones son incompatibles.

Felipe González dijo la semana pasada sentirse engañado por Sánchez, que le habría dicho que se abstendría en segunda votación. ¿Cree que eso pudo influir en la dimisión de los 17 miembros de la Ejecutiva Federal?

Me ha parecido mal que Felipe desvelara lo que habló con Pedro. Creo que las conversaciones privadas no se deben airear. Eso influyó en las dimisiones, desde luego. Pero estaba claro que esa decisión se produciría. Aunque es verdad que fue un teatro político lamentable lo que vimos el sábado.

¿Usted es partidario de la abstención o del no a Rajoy?

Tengo la misma posición que ya manifesté el 26 de junio, al día siguiente de las últimas elecciones. Creo que el PSOE no está obligado en absoluto a votar al PP, ni a abstenerse ni a dejar que gobierne. Ahora, si la alternativa son unas terceras elecciones, lo inteligente hubiera sido que el PSOE le hubiese dicho al PP que le permitiría gobernar, aunque sin apoyarle y yéndose a la oposición. Con una serie de condiciones, claro: una reforma constitucional, la desaparición de la ley mordaza, la retirada de la reforma laboral y una reforma profunda de la ley educativa estarían entre ellas. Con esa base, se podría llegar a un acuerdo de una legislatura corta, que se limitaría por compromiso a dos años. Y si el PP no acatara las condiciones, iríamos a elecciones, pero de otra manera.

¿Cree que el PSOE está todavía a tiempo de rectificar la estrategia?

Cuando tomas un rumbo es difícil cambiarlo, porque se genera inercia y hay que defenderlo ante la ciudadanía. Que estemos a tiempo ahora de rectificar esa estrategia es ya un tema táctico en el que no entro porque no me compete. Lo que le importa a la gente de verdad es si va a haber terceras elecciones, no si Sánchez deje de ser secretario general y lo sea otro.

Pasando a su libro, en la UE hay varios paraísos fiscales, como Holanda o Luxemburgo. ¿Cree posible que se llegue a legislar con dureza contra ellos?

Europa es un contrato democrático. Lo que pasa es que las cosas se van haciendo a golpe de escándalo. Estoy convencido de que la Comisión Europea no se hubiese puesto a trabajar en ello sin la filtración de los papeles de Panamá. Aunque todavía ni siquiera se ha definido qué es un paraíso fiscal.

Usted sostiene que la elusión fiscal, como la evasión fiscal, debería penalizarse.

El problema es que tiene un tratamiento políticamente complicado. Mientras que la evasión está combatida por Bruselas, declarar los beneficios en los países con menos carga fiscal es legal. El caso de Irlanda es espectacular. Pues entonces habrá que cambiar la legalidad, así de claro. En Europa hay una especie de carrera suicida para bajar los impuestos de sociedades y atraer a los elusores fiscales.

Ciertos sectores independentistas llegaron a proponer que Cataluña fuese un paraíso fiscal si eso le ayudaba a sobrevivir como Estado. ¿No cree que ejemplos como este muestran que los paraísos fiscales están algo banalizados?

Es imprescindible que se sancione y aísle los paraísos fiscales. La gente no es consciente de estas cosas hasta que hay un escándalo, y si además afecta a famosos, mucho mejor. Es fundamental defender las filtraciones. Por eso una de las medidas que propongo es que se indulte a los filtradores.

¿Cree que si se consuma el brexit cambiará algo en la UE en este debate?

El brexit tiene una doble cara. Por un lado, le quita potencia a la UE, pero por el otro nos libramos de Reino Unido, el país que de lejos ha frenado más la integración. Si se va de la UE, ese freno constante en cuestiones fiscales desaparecería y, por tanto, desde ese punto de vista puede ser positivo. Reino Unido, que tiene proceder de paraíso fiscal, está diciendo que aunque se vaya de la UE seguirá atrayendo capitales gracias a esas jurisdicciones especiales.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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