La gestión pasiva planta cara a los fondos tradicionales
Nadie como Warren Buffett ejemplifica mejor el dilema entre la gestión activa y la gestión pasiva. El inversor más afamado del mundo –con un retorno medio anual del 26%– escribió hace dos años una carta a su mujer recomendándole cómo gestionar su fortuna cuando él fallezca. El oráculo de Omaha, experto en aprovechar las mejores oportunidades del mercado, le aconsejaba destinar el 90% del patrimonio que herede ¡a un sencillo ETF que replique la evolución de la Bolsa estadounidense! ¿Cómo es posible?
Desde que la gestora norteamericana Vanguard inventara hace 40 años el primer fondo que trataba de seguir fielmente la evolución de un índice bursátil, este tipo de gestión ha ido creciendo de forma exponencial. El primer fondo índice, que replicaba el S&P 500, tiene hoy en día un patrimonio de más de 50.000 millones de dólares.
Las comisiones de los fondos indexados son mucho más bajas que en los tradicionales
El auge de este tipo de estrategias de inversión parece imparable. En Estados Unidos, la gestión pasiva mueve ya más de un 33% de todo el dinero acumulado en fondos de inversión. Desde 2007, unos 900.000 millones de dólares han pasado de fondos de inversión de gestión activa a a ETF de Bolsa .
“Los principios que fundamentan este estilo de inversión son muy básicos”, explica Martín Huete, exdirector general de una gestora de fondos y fundador de Finizens, una firma de asesoramiento. “Los fondos indexados invierten en una cartera de activos que replica la evolución de un determinado índice. La clave de su éxito es que no requiere un proceso de inversión para la selección de activos, por lo que estos fondos se pueden comercializar con unas comisiones muchísimo más baratas”, apunta este experto.
Mientras que un fondo tradicional que invierte en Bolsa tienen unos gastos para el partícipe que están entre el 2% y el 3% anual, los ETF equivalentes tienen comisiones de entre el 0,5% y el 1%.
Gracias a estos gastos tan bajos, los fondos índice, consiguen batir a sus competidores. Ya sea en su versión de fondos cotizados o en su versión de fondos negociable en el mercado (ETF, por sus siglas en inglés), estos productos están logrando rendimientos mejores.
Un tercio de los fondos en Estados Unidos son de gestión pasiva
Valga como ejemplo el mencionado ETF de Vanguard sobre el S&P 500. De acuerdo con los cálculos de la firma Morningstar, este producto ha tenido una rentabilidad mejor que el 90% de los productos comparables (analizando un plazo de tres años atrás). Es decir, que es uno de los mejores vehículos de inversión para la Bolsa estadounidense, sin necesidad de realizar ningún proceso de selección de valores.
Esto no se circunscribe únicamente a la Bolsa estadounidense. De acuerdo con el prestigioso Informe Spiva, que compara la rentabilidad de los fondos de gestión activa con la de los índices de referencia en cada región, en Europa también sale ganando la gestión pasiva. A un año, sólo el 31,9% de los fondos de Bolsa europea lo hace peor que el índice. Pero a una década, el 86,2% anota una rentabilidad inferior.
Los falsos profetas
Aunque en Estados Unidos un tercio del dinero invertido en fondos ha optado por la gestión pasiva, en España este tipo de estrategias apenas llega al 1%. La predominancia de los bancos a la hora de canalizar la inversión a través de fondos ha hecho que se haya apostado sistemáticamente por la gestión activa, puesto que genera mayores comisiones (especialmente para las divisiones comerciales).
“El gran problema que existe en España es que muchas entidades venden como fondos de gestión activa algunos productos que no lo son. Se trata de fondos que apenas se desmarcan del comportamiento del índice, pero que tienen comisiones muy altas”, explica José Caturla, consejero delegado de Aviva Gestión.
Los mejores gestores de fondos, aquellos que suelen lograr mayores rentabilidades que sus competidores, llevan tiempo clamando contra los malos productos. Aquellos que tienen altos gastos de gestión sin reportar buenos resultados.
En una reciente rueda de prensa, el presidente de Bestinver, Beltrán de la Lastra, explicaba que los fondos de gestión pasiva no son un enemigo para los buenos gestores. El máximo responsable de la firma de inversión con más prestigio de España apuntaba que su “gran enemigo” es la "falsa gestión activa”.
De la misma opinión es Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco. Durante la presentación del proyecto W4i, impulsado junto al gestor estrella Firmino Morgado, el directivo recordaba entre los fundamentos de la compañía está la “gestión activa de verdad, que es capaz de desmarcarse de los índices de referencia y aportar valor”.
Ahora bien. ¿Cómo puede un inversor particular detectar uno de esos falsos profetas de la gestión activa? No es tan sencillo. “Debería comprobar cuál ha sido la evolución del producto en un plazo relativamente largo, tres años o cinco años. Si un fondo de forma consistente ha logrado ser mejor que la mayoría de sus fondos comparables, es que está añadiendo valor. Eso es mucho más importante que hacerlo bien un solo año”, apunta Caturla, de Aviva Gestión.
Unirse al enemigo
Ante la tendencia creciente de la gestión pasiva, han sido muchas las grandes gestoras que han optado por la máxima “si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él”.
Una de las primeras en dar el paso fue la firma estadounidense BlackRock, que compró iShares. En 2009, y tsunami de la gestión pasiva, decidió adquirir por 13.500 millones de dólares esta plataforma de ETF. En los últimos años, la entidad se ha consolidado como líder mundial de este tipo de activos, y gana más dinero vendiendo estos fondos índice que vendiendo fondos tradicionales.
En Europa, Deutsche Bank lleva años apostando por el desarrollo de los ETF. Y esta misma semana, el gigante francés BNP Paribas ha anunciado que potenciará la comercialización de fondos índice, a través de su filial Theam, con la intención de duplicar su comercialización en los cuatro próximos años.
“Uno de los movimientos más simbólicos se ha producido este verano. La gestora norteamericana Fidelity, que siempre fue abanderada de la gestión activa, ha lanzado una gama de seis ETF”, explica Unai Ansejo, consejero delegado de Indexa Capital, una firma de asesoramiento automatizado, que se apoya en los fondos índice.
Un debate filosófico
La cuota de mercado de la gestión pasiva no para de crecer en Estados Unidos y en Europa. Todos los expertos consideran que en pocos años superará el 50%. Pero, ¿hasta dónde puede llegar?. Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco, considera que “la gestión activa siempre va a existir”. Su argumentación es sencilla: los fondos de gestión pasiva se mueven al compás de los índices, pero los índices se mueven gracias a las decisiones de la gestión activa, a los gestores de fondos que deciden si una compañía está cara o está barata, si ha llegado la hora de buscar otros activos... “A medida que aumenta la gestión indexada, los buenos gestores cobrarán mayor protagonismo ya que aportarán más valor”, asegura.
El director ejecutivo de ETF Securities, Howie Li, incide en esta idea. “Siempre quedará una parte de inversión activa o discrecional, ya que pueden aportar valor para inversiones a largo plazo. Para las estrategias basadas en decisiones de alta convicción tomadas por gestores muy especializados y con gran capacidad de análisis, sí que se mantendrá la gestión activa. En estos casos, la presión sobre los bajos costes de los ETF no les afectará”.
Usos múltiples de ETFs
Los fondos índice empezaron a utilizarse antes entre inversores institucionales que entre particulares. Una de sus aplicaciones más recurrentes es para tomar posiciones estratégicas en un mercado poco conocido. “Si consideras que, un país concreto lo va a hacer bien en los próximos trimestres, y quieres poner allí una pequeña parte de tu cartera, una forma muy fácil de hacerlo es comprando un fondo que replique el índice de referencia, sin tener que analizar los mejores fondos de inversión y hacer la correspondiente ‘due diligence’?, explica Martín Huete, de Finizens.
El director ejecutivo de ETF Securities recuerda que tan solo desde su firma distribuyen “300 ETF diferentes, cubriendo desde materias primas a divisas, pasando por la renta fija. También tenemos productos capaces de hacer apuestas bajistas sobre ciertos activos. El mercado de ETF no solo ha crecido mucho en los últimos seis años, sino que también se ha sofisticado muchísimo”.
Asesor automático
Los fondos cotizados o fondos índice han encontrado un aliado ideal en los últimos años:los asesores automatizados (conocidos en el mundo anglosajón como robo-adivsor). Se trata de plataformas que ofrecen al particular la posibilidad de construir carteras mediante la inversión en ETF diversificados, ajustar esas carteras, reinvertir dividendos, compensar pérdidas fiscales e incluso invertir en mercados internacionales. El inversor tiene que definir sus objetivos, su perfil de riesgo, su edad e ingresos, y el programa hará el resto. En Estados Unidos, este tipo de plataformas mueve ya más de 50.000 millones de dólares. En España hay tres propuestas: Indexa Capital, Feelcapital y Finizens (aún en proceso de aprobación).
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