El ‘brexit’ y el turismo residencial en España
La devaluación de la libra o los nuevos acuerdos sobre prestaciones sociales hará que muchos ‘expats’ regresen
La posibilidad de que los británicos abandonen la UE es una fuente de Preocupación para el sector turístico residencial español. Mientras España, según Global Counsel, se encuentra por debajo de la media de los países de la Unión respecto a su negativa exposición al brexit, el impacto negativo puede ser enorme por la particularidad del mercado inmobiliario o turístico residencial.
Históricamente el Reino Unido ha sido el principal mercado emisor de compradores extranjeros de vivienda en España. En este sentido, y de acuerdo a las cifras de Naciones Unidas y del Gobierno británico, aproximadamente 800.000 ingleses viven en España, la mitad, de forma permanente (expats), y otro tanto, durante temporadas cortas o vacaciones. En definitiva, períodos suficientemente estables como para disponer de una vivienda en propiedad en nuestro país. Los últimos tres años, y siguiendo la tendencia histórica, Reino Unido ha vuelto a liderar (al menos en Andalucía) el ranking de las nacionalidades extranjeras de compradores de viviendas. La relación entre la recuperación del mercado inmobiliario, en especial el de la vivienda de alta gama, y el cliente del Reino Unido es un hecho contrastado.
La recuperación de este mercado en España lleva varios semestres tendiendo a su consolidación en volumen y en precio, aunque a ritmo más lento. En este sentido, el producto residencial del rango alto de la curva, el de lujo, ha resistido con bastante buena salud los años de recesión, en contraste con el de otros tipos de vivienda. Cierto es que ayudado por factores externos como las reformas legislativas fiscales e hipotecarias de algunos países de nuestra competencia. Tal y como puso de relieve un informe de Christie’s Real Estate, “el mercado de viviendas de lujo se mantiene aislado de los flujos de dinero y los cambios políticos, ya que estas preocupaciones son menos propensas a determinar la compra de una casa-trofeo para la población ultra high-net-worth individuals (UHNW) de todo el mundo. Hoy hay más millonarios que antes de la crisis y el número mundial ha crecido más del 55% desde 2000”. A su vez, el informe del FMI, Managing Real Estate Booms and Busts, en agosto de 2012 observó: “el sector inmobiliario es uno de los depósitos más importante de la riqueza en la economía. Además, la mayoría de las personas suelen tener el dinero en viviendas en vez de en acciones”.
Si, como han mostrado los últimos datos del sector turístico, los mercados tradicionales (británico, alemán y escandinavo) van a seguir tirando de la demanda, parece obvio deducir que un potencial brexit tendría consecuencias muy perjudiciales para un sector que aún encuentra dificultades de política interna para ser competitivo. En este sentido, algunos de los obstáculos con los que se encuentran los potenciales compradores de residencias de gama media y alta al invertir en España –inseguridad jurídica producida por la deficiente legislación sobre prevención de blanqueo de capitales, dificultades burocráticas respecto al NIE, permisos de residencia, gestiones locales relacionadas con Urbanismo y Obras, y las nuevas obligaciones fiscales de los residentes extranjeros– podrían considerarse como menores en comparación al escenario al que nos enfrentaríamos tras la salida del Reino Unido.
Una exagerada devaluación de la libra frente al euro, así como la necesidad de nuevos acuerdos bilaterales sobre beneficios y prestaciones sociales existentes (sanitarios, fundamentalmente) provocará que muchos de los expats cambien su lugar de residencia o vuelvan a Reino Unido. Esto tendría un efecto multiplicador en cuanto al crecimiento de la oferta y divisor respecto a los precios del mercado secundario. No podemos obviar la menor influencia que estos residentes ejercerían sobre la pequeña y mediana economía local, aún permaneciendo en nuestro país, pero con su moneda devaluada.
Hay que mencionar, por su influencia en un área tan estratégica para el turismo residencial, familiar, deportivo y de alta gama como Sotogrande, las consecuencias que para Gibraltar tendría el brexit. La limitación, o incluso la no concesión de permisos de residencia, así como las restricciones al ejercicio de actividades laborales y profesionales en España a los ciudadanos gibraltareños tendría un efecto negativo para los que, aparentando ser residentes allí, tienen su domicilio o centro de trabajo en el Campo de Gibraltar y las urbanizaciones de lujo de Sotogrande. En este escenario el Gobierno español tendría la iniciativa, pero antes de eso, los británicos tienen la palabra.
Jacobo Cestino es director general del Grupo La Zagaleta en España.