Marea reformista en América Latina
Una ola de moderación, liberalización y sentido común económico y político se adueña de la región
Hace pocos años, en América Latina, Hugo Chávez, Evo Morales, Cristina Fernández y Lula da Silva aplicaban sus políticas radicales de nacionalizaciones, regulaciones asfixiantes al sector privado y proteccionismo comercial. Situaban a cargos políticos al frente de instituciones independientes como los respectivos bancos centrales y la judicatura.
Fernández arruinó parcialmente al sector agrícola argentino imponiendo aranceles a la exportación, saqueó las divisas del banco central y falseó las estadísticas. En el caso de Chávez, también apoyó operaciones terroristas en América Latina, como los atentados de Hezbolá en Buenos Aires, que causaron la muerte a más de 100 personas y provocaron cientos de heridos. Chávez desplegó amplias redes de narcotráfico y venta de armas a las FARC, colaboró estrechamente con Irán y Hezbolá, financió presuntamente a Podemos y fidelizó a vecinos caribeños vendiéndoles petróleo subvencionado.
Actualmente, en Venezuela el 72% de la población vive en la pobreza, la escasez de alientos y medicamentos es de proporciones soviéticas y las oficinas gubernamentales operan dos días a la semana por falta de electricidad. De la misma manera que la oposición se hizo con el control de la Asamblea Nacional el pasado diciembre, tarde o temprano la ruina a la cual han sumido Chávez y Maduro a Venezuela desde 1999 y la presión popular acabarán con la dictadura bolivariana.
Afortunadamente, en Argentina, Mauricio Macri venció al candidato apoyado por Kirchner en las presidenciales del año pasado. Su Gobierno está liberando a Argentina de las tramas de corrupción y clientelismo urdidas durante 12 años de Gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, desde la malversación de millones por parte del liderazgo de Túpac Amaru hasta la financiación del kirchnerismo por parte de Hezbolá.
Después de sumir a Brasil en su peor recesión desde la década de los años treinta del siglo pasado, la incompetente y corrupta Dilma Rousseff ha sido suspendida de sus funciones y reemplazada por el moderado Michel Temer, presidente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño.
Las diatribas de Morales han perdido efecto porque Venezuela ya no puede subvencionar los programas del presidente de Bolivia. Doce países de la cuenca del Pacífico –entre ellos México, Perú y Chile– firmaron recientemente el Tratado de Asociación Transpacífico. EE UU, Japón, Canadá, Australia y sus otros ocho integrantes generan el 40% del comercio mundial y cuentan con una población total de 800 millones de personas.
Este acuerdo de liberalización comercial es especialmente progresista en su inclusión de cláusulas que aseguran el respeto a los derechos de los trabajadores y del medio ambiente. Reduce 18.000 aranceles y abarca sectores desde la agricultura y el farmacéutico hasta el automovilístico. Entrará en vigor como muy tarde en 2018, plazo que se fija para que 6 de sus 12 integrantes –que generan el 85% del total del PIB de los 12 países– lo ratifiquen en sus Parlamentos.
Colombia se mantiene como bastión de políticas reformistas y su presidente puede pasar a la historia si logra concluir el acuerdo de paz con las FARC. Perú es la estrella macroeconómica de América del Sur. Sigue creciendo al 4% y su nuevo presidente, el liberal Pedro Pablo Kuczynski, profundizará en las reformas.
En definitiva, una marea de moderación, reformismo, liberalización y sentido común económico y político se adueña de América Latina. Sus gobernantes deben aprovechar sus mandatos para luchar contra la economía sumergida, reforzar la independencia de sus instituciones, fortalecer la sociedad civil y desarrollar sus infraestructuras de transporte y energéticas.
Es perentorio que los países de América Latina diversifiquen sus modelos de crecimiento, excesivamente dependientes de la exportación de hidrocarburos y materias primas. En este contexto, los votantes de cinco economías líderes de la UE (Alemania, Reino Unido, Francia, España, Países Bajos, quizás Italia) acudirán a las urnas entre finales de junio y octubre de 2016 para elegir a sus Parlamentos, su presidente en Francia y su pertenencia a la UE en el caso de Reino Unido.
Alexandre Muns Rubiol es profesor de EAE Business School.