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¡Oh, ojos azules! ¿Por qué tuvisteis que mirarme?

Esta doctrina afirma que la multiplicidad no es más que fenómeno, que es un solo y mismo ser el que se manifiesta en todo lo que vive. Así, no nos equivocamos cuando suprimimos toda barrera entre el yo y el no yo. Este es el transfondo de lo que llamamos compasión, es decir, se trataría de la base metafísica de la ética y consistiría en que un individuo se reconocería directamente en el otro a sí mismo.

“Los dos problemas fundamentales de la ética” Schopenhauer.

“Die zwei blauen Augen von meinem Schatz” de G. Mahler

Canción perteneciente al ciclo de “Lieder eines fahrenden Gesellen” (Las canciones del camarada errante)

Christian Gerhaher

Herbert Blomstedt (director)

Gustav Mahler Jugendorchester Royal Albert Hall (Londres) 3 de septiembre de 2010

¡Oh, ojos azules! ¿Por qué tuvisteis que mirarme? Ahora voy a tener dolor y pena eterna.

Tras diferenciar entre mirar y ver queda otro paso: la mirada del otro. La conciencia de que se vive en sociedad y que todas las actuaciones que realizamos (individuales y colectivas) tiene como destinatario no solo nosotros mismos sino un igual a nosotros: el otro.

La percepción de la realidad es incompleta si no logramos que el otro también participe de la mejora de la situación económica. Los datos estadísticos en frio, no representan nada si vemos que la sociedad vive en un estado permanente de crisis. La crisis es un estado de ánimo y no lograremos taparla con datos estadísticos fabricados “ad hoc” para la complacencia de unos dirigentes que todavía no han entendido la magnitud de la situación. La mirada del otro es tan transformadora (o quizás es lo más transformador) en el pensamiento de uno.

La quinta sinfonía de G. Mahler (movimientos 1 al 4)

La quinta sinfonía de Mahler: es un obra que rebosa un estado de ánimo especial. De todas sus sinfonías es probablemente la que aglutina de manera más evidente las obsesiones mahlerianas: la muerte, el amor, la exaltación de la naturaleza, los paisajes campestres, la música popular, la apotesosis transfomadora final…Se dice que es la más optimista de todo su ciclo sinfónico. La muerte está presente al inicio, pero después el amor (la mirada) y la vida cobran una singular importancia.

Concebida en cinco movimientos y tres partes. La primera parte está formada por los dos primeros movimientos: el primero es una majestuosa Marcha Funeral, que cobra por momentos una salvaje intensidad. El desasosegante toque de trompeta inicial suena a otra famosa quinta sinfonía: la de Beethoven. El segundo movimiento se explaya en la idea de la muerte, realizando una reflexión musical de fuertes contrastes: la desesperación y el drama (tema A) conviven con la dulzura y la esperanza (tema B).

La segunda parte la forma en exclusiva un scherzo monumental de más de 15 minutos pleno de ritmos vieneses, y un estallido de ganas de vivir.

Pero será en el tercer bloque (los movimientos 4º y 5º) donde se produzca la enorme transformación y en ello tiene una importancia vital la mirada del otro. Quizás es la mirada de Alma, a la que conoció mientras componía la obra, y que le transformó.

Adagietto. Sehr langsam. Sinfonia Nº 5 de G. Mahler

Leonard Bernstein.(director)

Wiener Philharmoniker,

En este movimiento de la 5ª sinfonia hay una cita expresa al “leivmotiv de la mirada” de la ópera de Richard Wagner Tristan e Isolda.

“Que podría ser este anhelo de amor, la cosa más pura que mi corazón podía sentir; que podía ser sino un afán de liberación de lo Presente, por la absorción en un elemento de Amor Infinito, un amor que no se puede hallar en la tierra y que solo es accesible por las puertas de la Muerte.”

Richard Wagner. Sobre Tristan e Isolda.

Inspirada en el poema épico Gottfried de Strasbourg, la ópera “Tristan e Isolda” de R. Wagner es algo más que una mera traslación argumental del relato caballeresco. El autor, como siempre, tomó únicamente la parte puramente externa del drama (nombres, lugares, época, la trama básica) para generar un nuevo núcleo en la leyenda: la idea del “anhelo de la muerte” asociado al amor e indica claramente su simpatía con el pensamiento oriental y por Schopenhauer. Entre los elementos diferenciadores de la obra de Richard Wagner y sus fuentes, está el hecho de que el elixir de amor no crea la pasión entre Tristán e Isolda.

En el drama de Wagner, Tristán e Isolda se aman ya desde su primer encuentro, mientras que en el poema de Gottfried solo se aman después de tomar la bebida de amor. En la ópera, el elixir de amor que ambos toman (y que la criada de Isolda sustituyó en el último momento ya que Isolda ofreció a Tristán, a sabiendas de él, es el elixir de la muerte) los hace libres, los lleva a un arrebato que echa abajo todos los dictados de la moral (egoísta), y les lleva a otra dimensión y conciencia del otro.

El amor entre Tristán e Isolda nace antes del inicio de la obra y se produce justo en el preciso momento en el que Isolda fija su mirada en Tristán cuando, por venganza (una manifestación clara de egoísmo) pretendía matar a Tristán. Escaso minutos antes de esa situación, Isolda descubrió, despues de sanar al desconocido (Tristán), que sus heridas se las causó su prometido Morold, poco antes de ser asesinado por Tristan. A pesar del evidente conflcito de intereses (como se diría ahora), la mirada del desdichado Tristan (la compasión) la desarmó y no pudo cumplir su venganza. Le dejó partir vivo. La mirada de los ojos de Tristan la tortura desde ese preciso momento. (Este asunto tiene más connotaciones, pero para no alargarlo demasiado, lo dejamos aqui).

Para su mejor comprensión voy a mostrarles el leivmotiv de "la mirada" tanto el original (como aparece en el preludio del primer acto) como la cita (minuto 06:39 del video) del mimso ene l Adagietto de la 5ª sinfonia de Mahler.

Leivmotiv de la mirada de la ópera “Tristan und Isolde”

Cita en el Adagiertto de la 5ª sinfonia de G. Mahler.

Mirada-Mahler

Para quien todos los demás fueron siempre el no-yo, quien solo tiene por real a su propia persona y considera a los demás solo como fantasmas que pueden ser medios para sus fines u oponerse a ellos, de modo que se establece un profundo abismo entre su persona y los otros no-yo, ése ve que en la muerte también desaparece, con su yo, toda la realidad y todo el mundo

“Los dos problemas fundamentales de la ética” Schopenhauer.

La quinta sinfonía de G. Mahler (último movimiento)

De un carácter distinto es el último movimiento de a sinfonía. Predomina una pulsión vital distinta, más primitiva y menos teñida por las neurosis de la muerte. El amor y la vida se presentan de forma pura y lúdica, con inocencia y energía casi adolescentes. Mahler ha quedado trasformado por la mirada de Alma (tal y como describe la cita con la que inicio) ella es ya su mujer y él es otro distinto.

En el último movimiento llega a bromear sobre la pericia de sus médicos (eran muy poco optimistas y tuvo un problema grave de salud justo antes de componer la sinfonía).

Basa el tema A del último movimiento de la obra en una canción del propio Mahler titulada: Lob des hohen Verstands (Alabanza a la mente superior)

“Lob des Hohen Verstandes” G. Mahler

Walton Groenroos

Leonard Bernstein (director)

Israel Philharmonic

Es lo que nos queda cuando nos hacemos insensibles a los demás: Nos convertimos en unos asnos que no saben distinguir entre lo que está bien y mal, entre lo correcto y lo incorrecto. Tener orejas grandes (como tener un título de economista o muchos idiomas, o masters y titulaciones, ser presidente de un banco central, o ser premio Nobel), no hizo al asno el mejor entendido en música. Se necesita algo más y eso lo da la mirada del otro.

"En la compasión se basa toda virtud verdadera, pues el conocimiento que supone es un recuerdo de que todos somos uno y el mismo ser. El egoísmo y la envidia, el odio, la alegría del mal ajeno y la crueldad, en cambio, solo refieren a la exclusiva creencia en la individuación. Desde esta perspectiva, la relación con el mundo solo puede presentarse como hostil.

La asistencia de los otros es recibida sin gratitud porque es percibida como un signo de locura; se es incapaz de reconocer al propio ser en el ajeno. Ese aislamiento moral lleva con facilidad a la desesperación. El generoso que perdona al enemigo y responde al mal con el bien, es sublime y recibe la máxima alabanza; porque reconoció también su propio ser donde niega decisivamente su identidad."

“Los dos problemas fundamentales de la ética” Schopenhauer.

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