La nueva contabilidad dispara en dos billones la deuda de 1.000 empresas
A partir de 2019, las grandes empresas deberán incluir como pasivo en su balance el valor de sus contratos futuros de arrendamiento
Las grandes empresas se enfrentan a un gran reto ante las nuevas normas contables que ha puesto en marcha la IASB (Junta de Normas Internacionales de Contabilidad, en sus siglas en inglés), el estándar por el que se rigen las cotizadas y otras grandes compañías. A partir de 2019, todas las sociedades que reporten sus cuentas bajo este sistema, deberán incluir en su balance los arrendamientos de activos futuros como deuda.
Un estudio de la IASB, con una muestra de 1.000 grandes empresas en todo el mundo, asegura que el impacto en el pasivo de estas compañías será de 2,2 billones de dólares, alrededor de 1,96 billones de euros al cambio actual.
Hasta ahora, los arrendamientos financieros solo se incluían en la cuenta de resultados como gasto. Con este cambio, el valor de los alquileres y leasing de inmuebles, vehículos o equipos deberán considerarse como deuda. La obligación financiera será un pasivo, a la vez que el derecho de uso se considerará un activo.
Esto significa que si, por ejemplo, una gran empresa paga 80 millones de euros al año por los alquileres de sus sedes, en un contrato vigente por 10 años, deberá sumar 800 millones al pasivo. Algo que será crucial para muchas compañías. “Esto afecta directamente al ratio de endeudamiento, al coste de capital y a su capacidad de financiación”, explica Borja Basa, director general de negocios corporativos de la consultora inmobiliaria JLL. El efecto recae en todo caso siempre en el arrendatario.
A nivel global, desde este organismo se ha indicado que la medida puede tener un incremento del endeudamiento de 2.700 millones, aunque no hay cifras exactas, ya que cada empresa deberá enfrentarse a hacer sus propios cálculos internos.
En el informe de IASB se analiza qué sectores serán los más afectados por el cambio contable, una norma conocida como NIIF 16. En este caso, señala a las aerolíneas como las que más sufrirán, ya que el impacto de su pasivo será un incremento del 28,8%, respecto al actual. Estas compañías suelen arrendar gran parte de su flota mediante contratos de leasing, algo que a partir de ahora contará como deuda.
El segundo sector más afectado será el de la distribución, debido a la fórmula habitual de alquilar muchos de los comercios y supermercados en los que vende sus productos. En este caso, el incremento del endeudamiento podría superar un 28,3%.
Estarán exentos los alquileres por debajo de 12 meses, así como los vinculados a un variable por negocio. Ese caso es relativamente habitual en centros comerciales, donde las tiendas pagan diferentes rentas al arrendador según sus ingresos.
Tras el retail, las más afectadas serán las compañías de viajes y turismo (por ejemplo las casas de alquiler de coches, con un incremento del pasivo de un 28,6%), transporte (15,5%), telecomunicaciones (7,7%, debido al arrendamiento de infraestructuras como torres de telefonía), o energía (7,7%).
El incremento del pasivo hará que las empresas se enfrenten, además, a la posibilidad de responder a unos covenants (compromisos) recogidos en sus contratos de financiación con sus deudores. “Si aumenta el ratio de endeudamiento, algunas compañías, por ejemplo, se verán obligadas a hacer una ampliación de capital”, señala el directivo de JLL. Esta nueva normativa afectará a las empresas con contratos de arrendamiento de más larga duración, ya que deben incluir el total de los alquileres a futuro. Además de las empresas cotizadas, esta norma afecta a todas aquellas que tengan deuda cotizada.
Impacto clave en el inmobiliario
La nueva normativa NIIF 16 de la IASB tendrá un efecto directo en el mercado inmobiliario, ya que los contratos de estos activos también pasarán a ser considerados como un pasivo.
Para Borja Basa, de JLL, la primera medida a tomar por las empresas es saber cómo les va a impactar estas normas: “Afectará más a las que tenga contratos de alquiler de más duración”. Y la segunda decisión pasa, según el responsable de la consultora, por anticiparse a un norma que llegará 2019. Las compañías que hayan apostado en los últimos años por vender sus sedes mediante un contrato de sale & leaseback (venta y alquiler) verán ahora como se incrementa su pasivo.
Tendrá un impacto directo en todas las compañías de retail como Inditex o de distribución como Día. Pero también en las grandes empresas que decidieron en su momento vender sus sedes centrales y también sus oficinas, un caso claro en la banca.
Entidades como BBVA o Santander decidieron dar el paso en operaciones de sale & leaseback de oficinas, e incluso en el caso del banco de Ana Patricia Botín también ocurrió con su propia sede de Boadilla del Monte (Madrid).
También los activos logísticos en alquiler de las empresas industriales se considerará como deuda.
“Va a tener una vinculación directa sobre el mercado inmobiliario y sobre el ciclo”, avanza Basa. Eso supondrá que cada sociedad decidirá qué estrategias va a seguir a partir de ahora, porque habrá algunas que pensaban alquilar y preferirán ahora adquirir o también adelantar las decisiones de compra.
“Quien no esté analizando ya la situación, va a tener un problema. Ha llegado el momento de tomar decisiones”, asegura Basa, quien considera que se verán movimientos en el inmobiliario como consecuencia del cambio contable de la IASB. Por ejemplo, en la duración de los contratos de alquiler, y que se irá hacia fórmulas prorrogables en vez de a largo plazo. Además, puede acelerar la compra de inmuebles por parte de algunas firmas.