Pacto por la I+D+i y la reindustrialización
Como sabemos, el resultado electoral del 20D no permite la formación de un Gobierno estable a ninguna formación política, sin recurrir a pactos de legislatura con otros partidos. Así pues, las diferentes formaciones se ven en la tesitura de buscar coincidencias en sus respectivos programas electorales para establecer un programa de gobierno que suscite acuerdos y permita abordar los desafíos que tiene nuestra sociedad. Estas dificultades pueden transformarse en una excelente oportunidad para abordar problemas estructurales. Es la oportunidad para trazar políticas que sustenten un proyecto de Estado a largo plazo
Centrándonos en la posibilidad de pactar una política de I+D+i y una política industrial que transformen el modelo productivo del país, que permitan aumentar la competitividad del tejido industrial a través de la innovación y el aumento de la productividad (modelo I&P=C), hemos procedido a un análisis de los programas electorales de los cinco partidos más votados, con objeto de examinar si existen alineamientos entre ellos que posibiliten un encuentro en un programa común que aborde los desafíos que tiene el país en estos asuntos esenciales.
Independientemente de las medidas o propuestas que hacen los diferentes partidos políticos, es de destacar que, prácticamente todos, parten de un diagnóstico común de la situación actual, tanto en materia de industrialización como en la innovación. Si miramos los cuadros de indicadores de la innovación en Europa, observamos que el único país que ha empeorado en el periodo 2007-2014 ha sido España, junto a Chipre y Rumanía. España se encuentra en el grupo de los innovadores moderados, es decir, aquellos países cuyo indicador sintético de innovación es inferior al de la media de la Unión Europea en tasas relativas entre el 50% y el 90% del promedio de la Unión Europea.
Para intentar encontrar un tratamiento a una situación delicada como la que presenta la innovación y la productividad de la industria en nuestro país es necesario un diagnóstico, lo más preciso posible, de cuáles son las causas que la producen. En España, desde hace años, se están haciendo diagnósticos de la situación, cada vez mejores. Diversas instituciones hacen excelentes diagnósticos anuales sobre el estado de la I+D+i en nuestro país.
El problema radica en los tratamientos y la voluntad política de llevarlos a término. Son conocidas las razones que retrasan la necesaria actuación para corregir el rumbo tratando que las próximas oleadas de indicadores reflejen un progreso claro en la dirección deseada. En sus referencias al diagnóstico de la situación, todos los partidos relacionan el necesario aumento de la productividad con la innovación tecnológica. El crecimiento económico impulsado por la innovación tecnológica es ampliamente reconocido. Sin embargo, ha costado mucho que los partidos políticos incluyan el impulso a la innovación tecnológica como un elemento fundamental del crecimiento económico, ya que daban una preponderancia casi exclusiva a los factores capital y trabajo como impulsores del crecimiento del PIB.
El Foro de Empresas Innovadoras (FEI) se reunió con los representantes parlamentarios de los partidos políticos de la anterior legislatura para conocer sus propuestas en políticas de I+D+i y del nuevo modelo productivo, basado en el conocimiento. Fruto de estas reuniones y de las reflexiones internas del Foro, fue la publicación de un libro en el que en su apartado de conclusiones y acciones urgentes se explicitaban las principales acciones que entendemos debían impulsar los poderes públicos. Para analizar si eran recogidas por los programas de los partidos políticos, hemos estudiado sus programas electorales. La primera conclusión, que es la de situar la I+D+i en la agenda institucional, no es recogida en el programa de ninguno de los partidos consultados. De las siguientes conclusiones y acciones que propusimos destacamos que algunos partidos incluyen la idea de que las estrategias de I+D+i deben ser una cuestión de Estado y no depender de la alternancia política, por lo que se subraya la necesidad y urgencia de un pacto por la ciencia, la tecnología y la innovación. Otras medidas propuestas han sido recogidas por la mayoría de los partidos en mayor o menor grado.
Es evidente que la distancia que se observa en lo referente a innovación con la media de la UE solo puede salvarse con una apuesta clara en favor de unas políticas de I+D+i e industrial en la que se incluya un fomento de las tecnologías habilitadoras clave (KET): nuevos materiales, biotecnología, micronanoelectrónica, fotónica, nanotecnología y fabricación avanzada, que son transversales a muchos sectores económicos. De particular importancia es la utilización de dichas tecnologías habilitadoras por parte de los sectores industriales maduros, que son clave en la economía del país. Dichos sectores constituyen uno de los principales motores de riqueza e innovación. Tal como se refleja en el libro editado por el FEI en 2015 y en la que han participado asociaciones empresariales de cinco sectores maduros (industria agroalimentaria, química, industrias del mar, automóvil, edificación), que en conjunto aportan más del 60% del producto industrial bruto español. Estos sectores son tractores de otras muchas industrias que influyen en otros sectores económicos, produciendo innovaciones de forma continua, es decir, obliga a pensar y diseñar dichas políticas en clave de sistema. En consecuencia, la política industrial debería interrelacionarse con otras políticas como la educativa, la social, la energética, medioambiental, etc., en definitiva, debe plantearse integrada en un proyecto claro de país para las próximas décadas.
La situación del país en lo referente a innovación obliga a un esfuerzo suplementario que permita alcanzar a los países europeos innovadores líderes o, al menos, a los denominados innovadores seguidores. Esto conduce a unas políticas específicas del Estado que deberían estar alineadas con la estrategia Europa 2020. Estas acciones estarían integradas en una acción de largo plazo dentro de un proyecto de país que resultara motivante.
Estas políticas deberían contar con el apoyo de los agentes sociales y profesionales, por lo que sería esencial que fueran consensuadas con ellos. Es imprescindible que estos retos sean coordinados e impulsados por el Estado. Muchos de los grandes avances tecnológicos se deben a programas promovidos por algunos Estados, como, por ejemplo, la NNI (Iniciativa Nacional de Nanotecnología), coordinada por el Gobierno de Estados Unidos, puesto que el sector privado está más centrado en el corto plazo.
Concluimos que, a partir del análisis de los programas de los partidos en políticas de I+D+i e industrial, no hay dificultades insalvables para llegar a acuerdos que posibiliten un gran pacto en estas importantes materias. Solo se precisa la voluntad política de anteponer los intereses generales de los ciudadanos a los de partido.
Josep Maria Insenser Farré es miembro del FEI