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Tribuna
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Las nuevas tecnologías revolucionan la auditoría

Se imagina poder anticiparse a deficiencias operativas que le eviten pagar indemnizaciones por valor de varios millones de euros? ¿O detectar fraudes a través de la gestión de los datos en tiempo real? La evolución de las nuevas tecnologías nos ha dotado de las herramientas más sofisticadas para desempeñar un trabajo cada vez más completo y eficiente, y ese cambio también es patente en la configuración del papel del auditor, que está ampliando su función de revisor de cuentas a un papel preventivo. Técnicas como el data analytics y el cloud computing permiten al auditor hacer un análisis más profundo de la información económica financiera a posteriori, pero también, y lo más importante y novedoso, adelantarse a posibles errores futuros con métodos de análisis preventivo.

Lo cierto es que el negocio de auditoría ha vivido una auténtica transformación desde que se aprobara la primera Ley de Auditoría de Cuentas a finales de los ochenta: el profesional ha pasado de regular y establecer las garantías suficientes para que la información sea fiable a convertirse ahora, además, en una figura cada vez más esencial en la generación de confianza entre los inversores, clientes y otros grupos de interés.

La irrupción de Internet en nuestras vidas no sólo ha marcado un antes y un después en la forma de hacer las cosas y de relacionarnos con los demás, sino que la revolución tecnológica de los últimos 20 años ha apuntalado también un cambio importantísimo en la auditoría. Técnicas innovadoras, como el Big Data, nos permiten ahora analizar los grandes volúmenes de información que generan las empresas relativo a su actividad, operaciones y finanzas aportando, además, nuestro conocimiento y buen hacer. Esto hace que hoy en día nos estemos enfrentando a un gran reto: cómo procesar y analizar en tiempo record este enorme volumen de información.

La respuesta a esta pregunta se encuentra en la introducción de técnicas de data analytics en la realización de las auditorías, ya que aportan valor añadido a nuestro trabajo y reducir el gap entre las expectativas del mercado y el alcance real del cometido de los auditores. El uso del data analytics proporciona al auditor la capacidad de analizar poblaciones completas, evitando así el muestreo típico de la auditoría tradicional, además de identificar todo aquello que puede fallar.

Estas técnicas posibilitan un conocimiento más rápido, profundo y fiable de los negocios las empresas y una ejecución más eficiente de las auditorías, gracias a una captura de información más ágil y a procedimientos automatizados. La combinación de la información relevante de la empresa con análisis inteligentes permite entender mejor los procesos de las empresas con el fin de identificar los riesgos financieros, analizar si se han materializado, e identificar potenciales actividades fraudulentas. Estos análisis facilitan que el esfuerzo de la auditoría se centre en áreas de alto riesgo, cosa mucho más difícil con las técnicas tradicionales.

El auge del cloud computing y la facilitación que conlleva de la externalización de servicios hace que muchos modelos de negocio tengan una dependencia casi absoluta de los proveedores tecnológicos. Esto obliga al auditor a evaluar si dichos servicios de terceros son fiables o incluso si un fallo en los mismos puede suponer un riesgo para la continuidad de la actividad empresarial. Esta labor de control y garantía se puede traducir en informes de auditoría específicos o en procesos de homologación de proveedores, normalmente basados en sistemas de calificación (al estilo de las agencias de calificación de deuda, pero para sistemas de información).

Estos sistemas de calificación aportan transparencia sobre el nivel de robustez y la capacidad de recuperación de los servicios subcontratados durante todo el ciclo de vida del servicio (es decir, desde la homologación, pasando por la fase de contratación y, por supuesto, durante su ejecución), generando confianza a los usuarios, y también al propio auditor que, gracias a la calificación, puede identificar potenciales riesgos para el negocio de la organización. Analistas internacionales, como IDC, han puesto de manifiesto en recientes informes la necesidad de que las empresas que están inmersas en un profundo proceso de digitalización contraten a proveedores que cuenten con una certificación de calidad. De lo contrario, estos proveedores podrían convertirse en el eslabón débil del sistema de entrega de servicio a la organización.

En definitiva, el negocio de la auditoría está inmerso en un camino en el que la capacidad de gestión de grandes volúmenes de información crece exponencialmente y en el que aumenta la necesidad de involucrar a socios tecnológicos para crear ventajas competitivas. Esta revolución, por tanto, requiere diseñar e implementar cambios en los mecanismos de control de las organizaciones que minimicen los nuevos riesgos y mantengan una imagen fiel de los sistemas de información.

Manuel Giralt es Socio de Consultoría en Ernst & Young España

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