¿Por qué no se pone orden entre Economía y el Banco de España?
El otro día alguien me comparó el rifirrafe que mantienen en la actualidad el Banco de España y Economía con el desencuentro que sostuvieron en octubre de 2013 el ministro de Economía, ahora en funciones, Luis de Guindos, con el entonces candidato, ahora presidente de la AEB, José María Roldán, cuando los bancos le propusieron para representar al sector.
Cierto que algún parecido tiene, como la procedencia de Roldán (el Banco de España), o el hecho de que fuera Guindos quién pusiera más de una traba al nombramiento, pero tras unos escasos meses las aguas volvieron a su cauce, y la banca pudo nombrar a su candidato como presidente de la patronal.
Pero el enfrentamiento entre Economía y el Banco de España parece inicialmente más trascendente, a la vez que visceral, e incluye a un tercer colectivo, a los inspectores de la institución supervisora. El detonante en esta ocasión es el caso Bankia, aunque el mar de fondo viene de lejos, pero hasta que se abrió este proceso las fricciones entre Guindos y Luis María Linde o, sobre todo, Fernando Restoy, gobernador y subgobernador del Banco de España, respectivamente, se iban subsanando.
Pero también es cierto que desde que se hicieron públicos los dos demoledores informes de los peritos del Banco de España en diciembre de 2014, en los que se acusaba de que el folleto de emisión de la salida a Bolsa de Bankia no reflejaba la imagen fiel del banco, la escasa sintonía existente entre ambas instituciones estalló por los aires. Ahora hablar de Restoy en Economía puede parecer una provocación, y en el en el Banco de España hablar de Guindos puede tener el mismo efecto que poner la olla a toda presión.
Lo mismo sucede con los inspectores del Banco de España. Desde que se presentaron los informes de los técnicos de supervisión, este colectivo decidió arropar a Víctor Sánchez Nogueras y a Antonio Busquets. Más, desde que se extendieron las especulaciones de que la vieja guardia de la institución de la calle Alcalá realizaba un contrainforme para desactivar las conclusiones de ambos peritos, que ponían en cuestión la operativa del Banco de España.
Según la versión del organismo que encabeza Luis María Linde nunca existió contrainforme alguno. La última vez que realizó oficialmente esta afirmación fue el pasado día 16. Pero la opinión de inspectores y parece que de Economía, según se desprende del comentado comunicado del día 16 del Banco de España, es distinta.
Hubo un informe del Banco de España entregado al Frob hace un año en el que se rebate las opiniones de los peritos. Esa es la opinión más generalizada. Esta documentación ha servido de defensa para el Frob, personado en el caso Bankia, por lo que el informe o nota o cuestionario –como se quiera denominar– tuvo que ser realizado por el Banco de España, que no lo está. Parece curioso, pero la institución supervisora y Frob van de la mano en el caso Bankia.
Europa Press difundió el pasado martes (casi un año después de que fuera presentada ante el Frob y justo unos días después de que la junta de inspectores emitiese un duro comunicado interno pidiendo la dimisión de Restoy por el caso Bankia) el escrito de la discordia, que lleva el membrete del organismo que dirige Linde. ¿Por qué se filtró?, ¿quién lo filtró? ¿por qué ahora?. Unas preguntas lógicas con respuestas seguro que también lógicas. De momento, el Banco de España ha pedido una investigación para que se conozca el origen de la filtración.
Las reglas del Banco de España son muy estrictas y burocráticas. Nada es un informe, o nada es una opinión oficial si no ha pasado previamente por su comisión ejecutiva. Y ni la documentación entregada al Frob por Mariano Herrera –director general de supervisión del Banco de España y miembro de la comisión rectora del Frob–, ni sus explicaciones ante el Fondo de Reestructuración representan oficialmente al Banco de España. Así de sencillo, la documentación enviada al Frob son unas notas técnicas para resolver unas dudas, no pasaron por los órganos de gobierno del supervisor.
El Banco de España, de momento, ha intentado restablecer las relaciones con los inspectores. El miércoles mantuvo una casi multitudinaria reunión con este colectivo con este objetivo. Hablaron del caso Bankia, de la petición de dimisión de Restoy, pero sobre todo de las relaciones con los colegas del BCE que trabajan codo con codo con los inspectores españoles, y de las reclamaciones jurídico -laborables de este colectivo. O eso dice algún que otro asistente. Pero parece que lo tiene aún muy complicado para frenar el mosqueo de este colectivo.
Con Economía puede que pronto se terminen los rifirrafes ante un cambio de ministro, ya que sea quien sea el nuevo Gobierno, Guindos ha dicho que no repetirá cargo. Pero la olla a presión seguirá hasta que no finalice el 'caso Bankia' y no se depuren responsabilidades. Será entonces cuando la pesadilla de Restoy –que era vicepresidente de la CMNV cuando Bankia salió a Bolsa– puede que finalice. Se habrá acabado la etapa más sombría del Banco de España.
Otro frente abierto y que, de momento, es solo un debate, es la petición de Restoy de que el Banco de España amplíe sus labores para vigilar no solo a la banca, sino también a empresas de servicios de inversión y compañías de seguros, incluso a las auditorías. Y que la responsabilidad de la vigilancia de los mercados y la supervisión de la conducta de los intermediarios financieros recaiga sobre la CNMV. El conocido como modelo twin peaks.
Esta petición sentó como un tiro en el pie otra vez a Economía, que le llevó a responder al sentirse aludido, sobre todo en la parte que le corresponde como responsable de la Dirección General de Seguros. La propuesta, que según unas fuentes financieras contaba con la aprobación de Linde, y según otras no sabía nada, ya las había expuesto el 25 de noviembre de 2011, justo en un cambio de Gobierno, como es el caso actual.