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Tribuna
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2016 y el renacer del cigarrillo electrónico

El 2016 será un año importante para el cigarrillo electrónico. Tras la fuerte pero necesaria reestructuración sufrida en 2014, el pasado año el sector ha recuperado la senda del crecimiento en el segundo semestre del año y las perspectivas para este 2016 auguran un renacer del cigarrillo electrónico con tasas de crecimiento superiores al 15% y con un aumento de los consumidores de un 12%, superando los 220.000 vapeadores.

A diferencia del boom de 2013, cuando aparecieron tiendas de cigarrillos electrónicos como setas por toda España, y durante el cual el mercado se inundó de productos de baja calidad y de distribuidores en muchos casos sin experiencia, el crecimiento del cigarrillo electrónico en 2016 viene asentado en la profesionalización y la innovación de los nuevos productos.

Además, tras varios años de vaivenes regulatorios, en mayo entrará en vigor la directiva europea que regulará los cigarrillos electrónicos como categoría propia, distinta de la del tabaco, y que dotará de seguridad jurídica al sector para los próximos 5-10 años, un factor clave para incentivar las inversiones y que el crecimiento del sector sea sostenible y se traduzca en creación de empleo. De hecho, se estima que las ventas en nuestro país, tanto de dispositivos como de líquidos y recargas, se situarán entre los 50 y 55 millones de euros en 2016. Dicha estimación solo será posible con una transposición literal de la directiva europea que regula el producto por parte de nuestros legisladores. Este no es por tanto el momento de introducir barreras injustificadas a los cigarrillos electrónicos, como la prohibición de venta online, ya que solo perjudicaría a los distribuidores españoles, pues cualquier consumidor que opte por la vía digital simplemente comprará productos online provenientes de terceros países y sin control posible. Más importante es el progresivo cambio de actitud que asistimos en el tratamiento por parte de las autoridades sanitarias en varios países de la UE respecto al cigarrillo electrónico, ya que finalmente están descubriendo el potencial que este producto tiene como alternativa al tabaco.

Ahora bien, debemos de tener cuidado de que este cambio no lleve a confusiones a los vapeadores, a fumadores que quieran pasarse al vapeo, y a la sociedad, ya que el e-cig no es un producto para dejar de fumar.

Si bien en torno a otros aspectos, como la inexistencia de la figura del vapeador pasivo –donde sí existen estudios concluyentes que la descartan, como publicó el CSIC en un reciente estudio–, la realidad es que a fecha de hoy no existen suficientes resultados de investigaciones científicas que nos permitan afirmar que el cigarrillo electrónico es un método probado para dejar de fumar. Independientemente del uso que cada vapeador haga de su dispositivo, y lo que consiga con él, el e-cig debe ser entendido y regulado como lo que es, una alternativa innovadora, diferente y sin combustión al tabaco convencional. De hecho, Reino Unido, con 2.5 millones de vapeadores, ha dado recientemente su visto bueno para que un modelo de cigarrillo electrónico sea considerado como producto para dejar de fumar y, por tanto, aunque sin considerarlo como medicamento, los médicos británicos podrán recetarlo a sus pacientes.

En Reino Unido es una nueva etapa en lo que respecta al tratamiento público del cigarrillo electrónico por parte de las autoridades sanitarias, un cambio de tendencia que viene respaldado en el caso británico por su agencia de salud pública, Public Health England, dependiente de su Ministerio de Sanidad, que tras una revisión exhaustiva de todas las publicaciones científicas y médicas sobre los cigarrillos electrónicos, concluye que no se debe equiparar el producto al tabaco sino facilitar su desarrollo, y además desmitifica argumentos como que el e-cig sea una puerta al tabaquismo para no fumadores. En lo que respecta a regulación y tratamiento de cigarrillo electrónico, Reino Unido es la gran referencia en Europa, ya que se trata de un mercado maduro, desarrollado, con un consumidor fidelizado, donde se respalda públicamente al sector.

Por ello, debemos aprender del modelo inglés y continuar la senda de las investigaciones científicas, ser transparentes y claros con el consumidor sobre el producto y fomentar un marco legislativo adaptado al cigarrillo electrónico, y por tanto diferenciado del tabaco. Estas serán las prioridades para continuar la senda del crecimiento y la profesionalización en 2016 de un sector que vuelve a ser generador neto de empleo.

Alejandro Rodríguez es Presidente de ANCE

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