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Tormenta financiera y horizonte de sucesos

Los ingredientes están en la cocina desde hace meses. Riesgo de explosión de la burbuja china (crediticia, bursátil e inmobiliaria). Problemas aún más serios en otros mercados emergentes. Crac en el petróleo y las materias primas, con los consiguientes efectos secundarios sobre economías, bancos y empresas: las materias primas, las empresas que operan en ese sector y los países que las atesoran han dejado de ser un colateral válido para la deuda, en una especie de tormenta subprime de nuevo cuño. Que mucha de esta deuda esté denominada en divisas, solo añade inestabilidad a los ya enloquecidos mercados de deuda, divisas o acciones.

Todo eso ya es suficiente, de hecho lo ha sido, para descolocar los mercados y provocar algún amago de cataclismo financiero global, más o menos abortado por el comité central del Partido Comunista de China. Ahora todo es más o menos igual, con el añadido de que, desde que el Banco de Japón se ha sumado a la política de tipos negativos, de modo que buena parte del mundo financiero está, literalmente, del revés.

Que el dinero pase a ser una especie de “materia prima” que hay que pagar por almacenar rompe todo lo que hemos aprendido sobre economía. No hay experiencias ni mucho menos teorías válidas (asumiendo que haya alguna en mercados financieros) al otro lado de la frontera del 0%, al otro lado del horizonte de sucesos.

Tormenta financiera se queda pequeño. Mejor agujero negro.

El dinero busca lugares más o menos seguros, y amortizado el mundo de las materias primas y mercados emergentes (estrellas de la economía desde hace unos años) cada vez hay menos. Y a la presión de los tipos cero decretados por los banqueros centrales se suma la afluencia del capital que huye de otras partes.

Ejemplo. Ustedes pensarán que si el país A pone los tipos de interés en negativo y el país B promete subirlos, el dinero fluirá del país A al país B, haciendo la divisa de este último frente a la otra. Pues no. El yen sube como la espuma desde que el Banco de Japón redujo los intereses. Una medida que complica la vida a Mario Draghi; al profundizar los tipos negativos de la deuda, más deuda europea queda fuera del objetivo de compras del BCE (en torno al 60% de los bonos alemanes), con lo que el BCE tendrá que bajar aún más su tipo de depósito para mantener operativo el programa de compras. Suecia ya se está preparando, al bajar tipos al -0,5%.

La novedad, creo, es que hasta ahora se asumía que los tipos estaban en el cero. La percepción actual es que pueden estar bien por debajo de cero. Y eso lo cambia todo. Cambia el horizonte bancario. ¿Puede sobrevivir en este entorno? ¿Bastan unos requisitos de capital para proteger la solvencia? ¿Qué va a suceder con la deuda de los países emergentes denominada en divisas?

Por decirlo de otro modo, no tengo muy claro que nadie tenga claro qué demonios está sucediendo.

Bonus: Discurso de Caruana

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