Bruselas permite a los vehículos contaminar el doble en carretera
El Parlamento Europeo renunció ayer a vetar la nueva norma sobre emisiones contaminantes de la industria automovilística, que permitirá al sector superar con creces los límites fijados. El Grupo Popular cerró filas para defender la relajación, que salió adelante gracias a la abstención de 61 eurodiputados, entre ellos los socialistas españoles.
La industria europea del automóvil respiró ayer aliviada tras librarse en Estrasburgo de un endurecimiento de los controles de emisiones contaminantes. El Parlamento Europeo rechazó con 323 votos en contra y 317 a favor la resolución que pretendía vetar el acuerdo alcanzado el pasado mes de octubre para tolerar hasta 2019 desviaciones al alza de hasta el 110% en el nivel máximo de emisiones (80 miligramos por kilómetro) de óxido de nitrógeno (NOx) de los motores diésel y desviaciones del 50% de manera permanente.
La Eurocámara solo podía avalar o rechazar ese acuerdo, sin posibilidad de enmendarlo. Y la alianza formada, entre otros, por los grupos Verde, Liberal y Socialista, parecía a punto de conseguir su objetivo de abortar el acuerdo tras haber ganado el voto en comisión.
Pero en el pleno de ayer, el Grupo Popular cerró filas en defensa de la relajación (solo una decena de sus diputados se pasó al otro bando) y contó con la ayuda de escaños de otros grupos (como PNV o parte de Ciudadanos). Pero ni si quiera así hubiera logrado salvar el acuerdo si no hubiera contado con la abstención de 61 eurodiputados, entre ellos casi una treintena de socialistas que se desmarcaron del voto a favor de su grupo.
La disidencia procedió, sobre todo, de países con una gran industria automovilística, como España. El grueso de la delegación socialista española optó por abstenerse, lo que contribuyó a no alcanzar los 376 votos necesarios para vetar la norma.
Satisfacción
La patronal europea del sector (ACEA) aplaudió de inmediato en un comunicado el resultado de la votación. Y aunque los fabricantes aseguran que supondrá un reto cumplir con los límites marcados, lo cierto es que la norma aprobada dobla el margen de desviación en las emisiones que había propuesto inicialmente la Comisión Europea.
Bruselas proponía que tras la introducción de controles de emisiones en condiciones de tráfico real (y no de laboratorio como ahora) se tolerase una desviación al alza de hasta el 60% durante la fase inicial y del 20% de manera permanente.
La norma acordada por los ministerios de Industria de los 28 países de la UE eleva esos márgenes hasta el 110% y 50%, respectivamente. Y prolonga dos años más la fase transitoria (en la que seguirán siendo válidas las pruebas de laboratorio), hasta 2019. Es decir, a partir de 2020 y de manera indefinida los motores diésel podrán emitir 120 miligramos de NOx por kilómetro.
En Estados Unidos, la norma actual ya exige 30 miligramos por kilómetro como máximo. Esa diferencia parece ser el origen del caso Volkswagen, que incorporó a sus motores un software que reducía el nivel de emisiones en laboratorio hasta 40 veces, lo que le permitía al fabricante alemán superar las pruebas de homologación al otro lado del Atlántico.
Un marco estable
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (Acea), ante la votación de este miércoles en el Parlamento Europeo sobre los nuevas exigencias de emisiones en condiciones reales de conducción (RDE) de los vehículos, ha pedido que se aclare “urgentemente” esta situación, con el fin de que las marcas puedan planear el desarrollo y diseño de los vehículos para cumplir con la nueva normativa RDE.
Acea explicó que el estándar RDE conllevará la creación de un nuevo método de pruebas para los vehículos en la carretera y señaló que Europa es la primera y la única región en el mundo que va a introducir este sistema, que servirá para experimentar progresos en la calidad del aire.
La organización destacó que esta propuesta tiene en cuenta márgenes de error entre los consumos en laboratorio y los reales, aunque señaló que los fabricantes de vehículos tendrán que estar “bien por debajo” de los límites legales para asegurarse del cumplimiento de la norma, ya que los márgenes se revisarán y endurecerán.
El secretario general de la asociación, Erik Jonnaert, afirmó que esta propuesta representa “un reto tremendo” para los fabricantes europeos de automóviles en términos de inversiones y de calendario, aunque afirmó que la industria está “completamente preparada” para afrontar este reto.
Desde Acea explicaron que un rechazo por parte del Parlamento Europeo podría aumentar la incertidumbre para la industria, al tiempo que reduciría el tiempo necesario para llevar a cabo los cambios necesarios en las líneas de producción de los vehículos.