¿Pagan pocos impuestos las grandes empresas?
La mayoría de partidos defiende que las multinacionales deben contribuir más a las arcas públicas. El PSOE y Podemos proponen una tributación mínima y Ciudadanos aboga por suprimir deducciones.
La idea de que las grandes empresas, especialmente las multinacionales pagan pocos impuestos se ha extendido de forma imparable entre la opinión pública. El propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, contribuyó a ello cuando en sede parlamentaria aseguró al inicio de la legislatura que había empresas del Ibex que pagaban cero euros en impuestos. Esta misma posición ha sido defendida por el Ministerio de Hacienda de Cristóbal Montoro.
Exigir que las grandes empresas paguen más impuestos es una propuesta que aparece en la mayoría de programara políticos, especialmente, los del PSOE y Podemos. También Ciudadanos, que apuesta por rebajar el tipo nominal del impuesto, defiende que es posible reclamar una mayor contribución a las multinacionales.
Las propuestas de los partidos
Partido Popular: Apoyar a las empresas a crecer El PPrecuerda que, en 2016, esta previsto que el gravamen del impuesto sobre sociedades baje del 28% al 25%. La formación propone medidas encaminadas a fomentar el crecimiento empresarial de las pequeñas y medianas empresas.
PSOE: Garantizar una tributación mínimaEl programa electoral del PSOE contempla un tipo mínimo del 15% sobre los beneficios para evitar que las multinacionales tributen a gravámenes efectivos muy bajos. También propone suprimir exenciones.
Ciudadanos: Rebaja del tipo hasta el 20%Ciudadanos defiende una rebaja del tipo nominal del impuesto sobre sociedades del 25% al 20%. El partido asegura que no se perdería recaudación porque la medida se acompañaría con la eliminación de exenciones. Propone suprimir totalmente la deducción de los gastos financieros.
Podemos: Elevar el gravamen al 30%El partido que lidera Pablo Iglesias apuesta por elevar el tipo nominal hasta el 30% cuando los beneficios se distribuyan entre los accionistas. El gravamen se mantendría en el 25% si las ganancias se reinvierten en la empresa.
¿Es cierto que las grandes empresas pagan pocos impuestos? Aquellos que responden a esta pregunta de forma afirmativa recurren a la estadística de Hacienda. El director de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, informó el pasado mes que el tipo efectivo de los grupos consolidados, que incluyen a la mayoría de grandes empresas cotizadas de España, tributaron en 2014 a un tipo efectivo del 7,3%. Un porcentaje que a principios de legislatura se situaba en el 3,8%. A pesar del incremento, llama la atención que las multinacionales abonen solo un gravamen del 7,3% sobre sus beneficios cuando el tipo nominal del impuesto en 2014 ascendía al 30%. De hecho, las pymes tributan a gravámenes efectivos superiores. Los últimos datos oficiales de 2013 reflejan que el tipo efectivo de las pymes se situó en el 14,9% frente al 6% de los grupos consolidados. Según estos datos, parece cierto que las multinacionales pagan pocos impuestos y sufren una presión fiscal menor que los autónomos o las pequeñas y medianas empresas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las multinacionales obtienen buena parte de sus beneficios en el extranjero y, por lo tanto, pagan en los países de origen. El impuesto sobre sociedades contempla una exención para evitar que las empresas tributen dos veces por el mismo concepto. Este es uno de los motivos que explica que el tipo efectivo de las multinacionales sea tan reducido.
En cualquier caso, Jesús Gascón, exdirector general de Tributos y autor del libro Diagnóstico y propuestas para una reforma fiscal (Civitas), defiende que el modelo del impuesto sobre sociedades está en crisis y alerta de la caída que ha registrado la recaudación. En el momento álgido del ciclo, el impuesto sobre sociedades llegó a recaudar 44.823 millones de euros en 2007, el importe más elevado jamás registrado. Desde ese nivel, la recaudación cayó hasta tocar suelo en 2010, cuando los ingresos no llegaron a 16.200 millones.
Gascón indica que hay dos factores que explican la baja recaudación: por un lado, apunta que la globalización ofrece herramientas para rebajar la factura fiscal. Por otra parte, alerta de la atomización del sector empresarial, donde la mayoría de empresas son pequeñas. Destaca que las pymes pagan tipos más elevados porque su principal objetivo es sobrevivir y no cuentan con margen ni herramientas para acogerse a las deducciones que contempla la legislación y que sí aplican las grandes empresas. El exdirector general de Tributos señala que las soluciones para mejorar el impuesto sobre sociedades deben ser necesariamente globales y se muestra favorable a medidas como el proyecto de aprobar una base imponible consolidada común en el marco de la Unión Europea. Por otra parte, la OCDE también ha puesto en marcha el programa BEPS (proyecto contra la erosión de la base imponible y el traslado de beneficios, por sus siglas en inglés). BEPS contempla un conjunto de recomendaciones para que las multinacionales abonen el impuesto sobre sociedades en los países donde generan valor y no en territorios elegidos por su baja tributación.
Empecemos por no demonizar a las empresas
El impuesto sobre sociedades es, con diferencia, el tributo que ha perdido mayor capacidad recaudatoria con la crisis. El tercer mayor impuesto del sistema fiscal, por detrás del IRPFy el IVA, aporta a la caja común un 58% menos que en 2007.
Una circunstancia que ha contribuido a extender la idea de que las empresas pagan pocos impuestos en España. Hay que tener en cuenta que el impuesto sobre sociedades grava el beneficio empresarial. Si no hay ganancias, la cuota a pagar será cero. Lamentablemente, durante la crisis, la mayor parte de las empresas han registrado pérdidas y, por lo tanto, no han abonado el impuesto sobre sociedades. No hay nada reprochable ni raro en ello.
Sin embargo, es cierto que la globalización económica y la libertad de movimiento de capitales ha facilitado que las grandes compañías puedan ubicar sus beneficios empresariales a países de baja o nula tributación. En este punto, es necesario que el futuro Gobierno ataje las prácticas fiscales abusivas. Y para que este tipo de medidas sean efectivas resulta imprescindible la colaboración internacional y una actitud proactiva de la Unión Europea.
En clave interna, Gascón asegura que deben implementarse políticas para fomentar que las empresas españolas aumenten de tamaño, un aspecto clave para ganar competitividad y evitar que buena parte de las compañías que se crean en España echen el cierre al cabo de dos años. Indica que, más allá del ámbito tributario, hay aspectos en la legislación que todavía suponen una barrera al crecimiento empresarial y que deberían revisarse. Cuando una compañía gana tamaño, sus obligaciones formales también se incrementan y Gascón defiende una mayor simplificación y armonización para evitar que una compañía tenga incentivos para no crecer.
La reforma fiscal que aprobó el Gobierno el año pasado puso fin precisamente a una de estas barreras. Hasta 2014, las grandes empresas tributaban al 30% y, las pequeñas, aplicaban un tipo del 25% para los primeros 300.000 euros de beneficio. El Ejecutivo estableció que el tipo nominal del 30% bajara al 28% este año y, en 2016, se situará en el 25%. Así, todas las compañías aplicarán el mismo tipo nominal. Manuel Lagares, el presidente de la comisión de expertos para la reforma fiscal, ha sido uno de los máximos defensores de fijar un tipo único en el impuesto sobre sociedades para no obstaculizar el crecimiento empresarial.
Más allá de la rebaja de tipos, la reforma del impuesto sobre sociedades aprobada por el Ejecutivo también contempla una reducción del número de deducciones y beneficios fiscales. José Félix Sanz, director de Estudios Tributarios de Funcas y catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, defiende la medida de suprimir bonificaciones a cambio de rebajar el tipo impositivo. Asegura que hay margen para continuar por esta senda hasta fijar el gravamen en el 20%. Sostiene que la gran mayoría de incentivos fiscales resultan ineficientes. Entre ellos, incluye las bonificaciones por I+D, que la legislación vigente mantiene.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció ayer que el PP reformará el impuesto de sociedades la próxima legislatura si vuelve a gobernar, con el objetivo de fomentar el crecimiento de las empresas españolas, sobre todo de las pymes y de los autónomos. La mano derecha de Rajoy no quiso avanzar más detalles, aunque la formación popular insiste en la idea de rebajar impuestos en la medida en que los permitan la situación presupuestaria.
Ciudadanos incluye en su programa electoral una rebaja del impuesto sobre sociedades hasta el 20% y defiende la eliminación de beneficios tributarios. El PSOE, por su parte, hace hincapié en la necesidad de aumentar la recaudación de las grandes empresas. Los socialistas defienden también la eliminación de exenciones y bonificaciones en el impuesto sobre sociedades y apuestan por fijar un gravamen mínimo. “Se establecerá una tributación mínima del 15% en el impuesto de sociedades sobre el resultado contable de las grandes empresas que no hayan generado bases imponibles que hayan tributado de forma efectiva en otro país”.
En este ámbito, la propuesta del PSOE es parecida a la planteada por Podemos, que también defienden la introducción de “un impuesto mínimo para las grandes empresas”. La formación de Pablo Iglesias aboga por suprimir exenciones y bonificaciones. Así, la única certeza es que, el día después del 20D, el impuesto sobre sociedades será objeto de modificaciones porque todos los partidos proponen cambios.