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Escapadas de fin de semana

El mayor espectáculo natural de magia y color

Una gama impresionante de tonalidades se apodera en otoño del bosque de Tejera Negra, en Guadalajara. Situado en plena meseta castellana, es uno de los hayedos más meridionales y antiguos de toda Europa.

Paleta de colores del bosque caducifolio de Guadalajara.
Paleta de colores del bosque caducifolio de Guadalajara.

Es uno de los espectáculos visuales más bonitos que nos ofrece la naturaleza en esta época del año. En la antesala del invierno, los bosques caducifolios (hayas, castaños, avellanos, robles, acebos, abedules, arándanos o enebros) de la mitad norte peninsular se visten de intensos colores ocres, rojizos, morados..., antes de adentrarse en el letargo invernal.

El hayedo de Tejera Negra, en Guadalajara, un bosque más propio de climas de influencia atlántica que mediterránea, situado en plena meseta castellana, es uno de los más antiguos y meridionales de Europa. Esta peculiaridad es fruto del terreno y de un microclima único que, unido a su aislamiento, han permitido la conservación de este excepcional rincón natural.

Aquí los veranos son suaves y frescos y los inviernos, muy fríos, con nieve durante varios meses. El haya necesita mucha humedad para vivir, aunque no soporta los suelos anegados de agua; en Tejera Negra llueve bastante, pero las empinadas laderas proporcionan un eficaz drenaje. Esta confluencia es la culpable de que se conserve este bellísimo bosque desde hace siglos.

Los matices ocres, morados y rojos se mezclan en el paisaje de Tejera Negra.
Los matices ocres, morados y rojos se mezclan en el paisaje de Tejera Negra.

Su gran atractivo es, sin duda, la masa forestal de hayas –unas 400 hectáreas, donde se respira un ambiente de cuento, encanto y romanticismo–, muchas centenarias, algunas de más de 300 años, que comparten espacio con otras más jóvenes y con especies protegidas como el tejo, el acebo, el abedul, el roble, el avellano o el pino, y conviven con una variada fauna: corzos, zorros, gatos monteses, tejones, jabalíes, búhos y águilas reales, entre otros. En su suelo florecen en otoño las setas, en particular el apreciado Boletus edulis.

Tejera Negra es naturaleza en estado puro, y es en esta época cuando muestra sus más ricos matices. Ahora es el momento idóneo para disfrutar de relajados paseos, dejándose llevar por el simple placer de perderse entre árboles.

Existen varias rutas para hacerlas a pie que permiten contemplar la totalidad del bosque. Una de las más conocidas es la senda de Las Carretas, un recorrido circular que transcurre por el centro del hayedo, junto al río Lillas. Tiene una distancia de seis kilómetros, que se pueden recorrer entre dos y tres horas, dependiendo del ritmo de cada uno, y que comienza y finaliza junto al aparcamiento del parque.

Durante el trayecto se tropieza con una carbonera, una estructura tradicional de pilas de leña cubierta de hojas y tierra que nos recuerda la forma en que antaño se obtenía el carbón vegetal.

Paisaje en el municipio de Cantalojas.
Paisaje en el municipio de Cantalojas.

Naturaleza

Este bosque es naturaleza en estado puro, y en esta época del año muestra sus más ricos matices. Es el momento ideal para disfrutar con un relajado paseo, dejándose llevar por el simple placer de perderse en este lugar de cuento.

La dificultad de esta senda es media, excepto en alguna subida pronunciada.

También es posible hacer el camino parcialmente, hasta la carbonera o la pradera de Matarredonda, un lugar ideal para disfrutar de un picnic, si no hemos decidido reponer fuerzas en alguno de los pueblos incluidos en las rutas turísticas de la arquitectura negra y el románico rural (Cantalojas, Majaelrayo, Campillo de Ranas, Almiruete...).

Los más atrevidos y resistentes pueden optar por la senda de El Robledal, que, pese a su dificultad media, supone un paseo de 17 kilómetros. Se trata de una ruta de aproximación a pie al hayedo en la que se disfruta de amplias panorámicas y se atraviesan los distintos ecosistemas que constituyen este enclave: pastizales, robledales, matorrales y pinares de repoblación, para llegar finalmente al hayedo. La vuelta se hace por pastizales junto al río.

El parque también se puede visitar en bicicleta, pero solo se permite transitar con ella por pistas forestales, nunca por sendas. Sea cual sea la opción, todas las rutas están bien señalizadas y cuentan con numerosos paneles explicativos que ayudan al visitante a situarse.

Imagen otoñal del río Lillas.
Imagen otoñal del río Lillas.

Un paraje muy especial entre los valles de dos ríos

El parque natural de Tejera Negra está situado entre los ríos Lillas y Zarzas, que nacen en el valle glaciar de la Buitrera. El paisaje que encontramos al llegar al hayedo es un valle fluvial con robles y pinos silvestres, procedentes de repoblación, matorral de diversas especies y praderas junto al río. Las hayas está localizadas en el fondo del valle, en el tramo alto, y están flanqueadas por altas y afiladas rocas.

El parque se encuentra en el noroeste de la provincia de Guadalajara, en el término municipal de Cantalojas, y forma parte del macizo de Ayllón, en el extremo oriental del Sistema Central. Muy cerca se encuentran los hayedos de Montejo (en la Comunidad de Madrid) y La Pedrosa (en Segovia).

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