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Lorena Saus, directora general de Sistemas Genómicos

“Hemos hecho asequibles los diagnósticos genéticos”

Saus asegura que la situación actual de la secuenciación genética es similar a la aparición de la máquina de vapor para la economía de la época

Pablo Monge
Manuel G. Pascual

Sistemas Genómicos se impuso en la categoría de proyecto más innovador en nuevas tecnologías en los Premios CincoDías a la Innovación Empresarial 2015, gracias a GeneProfile y GeneSGKit, dos productos que han acercado los estudios genéticos a los hospitales para llevar a cabo diagnósticos de precisión en enfermedades hereditarias. Lorena Saus (Valencia, 1976), directora general de la compañía, asegura que haber recibido el premio “supone un reconocimiento de que estamos haciendo las cosas bien y nos sirve para redoblar esfuerzos y motivación”.

¿En qué consiste exactamente la secuenciación genética?

Nosotros nos dedicamos al diagnóstico genético en cualquier momento de la vida del ser humano, desde los espermatozoides, el embrión y el feto hasta el anciano. En un óvulo, por ejemplo, se pueden diagnosticar anomalías cromosómicas que advierten de enfermedades que aflorarán a posteriori. Nuestro trabajo sirve para evitar su desarrollo en embriones o para pautar distintos tratamientos en caso de que el niño ya haya nacido.

¿Cómo describiría el valor añadido de sus dos productos para este campo?

Ambos se apoyan en tecnologías desarrolladas en 2008. Entonces empezamos a trabajar con muchos genes a la vez, en concreto 505, para realizar diagnósticos más precisos. Esos análisis arrojaban una cantidad de datos tremenda, y el problema fue poder entenderlos y ordenarlos. Era como intentar montar de cero un puzzle de 5.000 piezas. Nos costó tanto llegar al diagnóstico con gran cantidad de genes, que empezamos a montar una nueva línea de negocio de producción: intentamos meter en cajas una serie de reactivos químicos para el diagnóstico de una sola enfermedad. Esas cajas son GeneProfile y GeneSGKit y contienen nuestro conocimiento sobre 505 genes. Hemos insertado en unas cajitas la ciencia, para que los departamentos de genética de cualquier hospital puedan diagnosticar a los enfermos. Adjuntamos un código informático con el que el médico puede analizar los resultados, que es lo complejo: es como si les diésemos ya el puzzle ordenado. Los estudios genéticos eran tremendamente caros: aplicar 500 genes costaban unos 500.000 euros; ahora se puede hacer por 400 euros.

¿Cuáles fueron los inicios de la empresa?

Arrancó en 1998 como una spin-off de la Universitat de Valencia. Estábamos muy lejos de que pudiera existir una tecnología de secuenciación como la de ahora. Entonces el reto era ver a qué nos dedicábamos y que fuera viable. Siempre hemos estado muy en contacto con el mundo clínico, aunque rápidamente vimos que con nuestro trabajo podíamos ayudar al diagnóstico de enfermedades. Nos aliamos con los médicos y utilizamos nuestra tecnología para hacer realidad determinadas pruebas. Conseguimos llegar a completar diagnósticos y ayudar a los hospitales a que los tuvieran en cartera. Nuestra idea es encontrar maneras de diagnosticar y, una vez hecho eso, poner ese conocimiento en cajitas.

Pablo Monge

¿En qué momento se encuentra ahora la compañía?

Acabaremos el año con una facturación en torno a los diez millones de euros. En 2012 empezamos nuestra expansión internacional. Hemos trabajado sin complejos allí donde pensábamos que podíamos competir. La plataforma Gene Systems la están utilizando desde farmacéuticas americanas con las que colaboramos desde 2014 hasta distintas empresas y hospitales públicos de Canadá, Chile, México y Perú.

¿Cuántas empresas son capaces de afinar en la secuenciación genómica como ustedes?

Trabajando con tantos genes como nosotros, seremos unas seis o siete en el mundo. Las que emplean menos de 500 son muchas más, hay bastante competencia. Por otra parte, somos la única compañía que tiene todos los kits con marcado CE para diagnóstico. A nivel técnico, la situación es comparable a cuando se descubrió la máquina de vapor: fue la tecnología que con el tiempo permitió pasar a los bólidos y los aviones supersónicos. Lo cambió todo.

¿Qué oportunidades de negocio ofrece ahora mismo su especialización?

Se trata de una ciencia joven pero con muchísimo futuro. El diagnóstico genético está cogiendo una velocidad de vértigo, pero las posibilidades son tantas que no nos lo acabamos. Hay mucho que investigar en enfermedades cardiovasculares, en cáncer, en alzhéimer, en diabetes, en párkinson... Cuantas más empresas nos dediquemos a ello más aprenderemos todos.

Dadas las características de su negocio, el departamento de I+D será potente.

Yo diría que casi toda la empresa en sí misma hace I+D, aspecto al que dedicamos el 10% de las ventas. La media de edad de nuestros 99 trabajadores es de 37 años. Hemos conseguido configurar equipos de gente muy brillante. Pero siempre sin perder el foco: nuestro objetivo es aplicar tecnología para hacer realidad la medicina traslacional. El éxito de este proyecto es que hemos podido trabajar con personal médico de hospitales y de centros de investigación.

¿Qué líneas de investigación tienen abiertas en estos momentos?

En cáncer de mama tenemos un proyecto para hacer diagnósticos de tumor analizando una fracción de sangre. Evitaríamos así la biopsia y reduciríamos tiempos de espera, lo que a su vez abarata el proceso. Saldría por menos de 50 euros. Todavía no está validada: hasta ahora se ha probado en 300 individuos, estamos en las primeras fases de testeo. Imagine que se pueda aplicar estos avances a otros tipos de cáncer, como el de colon o en leucemias. Eso es lo que buscamos.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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