Petrobras, muy grande para caer
Sería difícil que Brasil dejara ir a Petróleo Brasileiro. La asediada petrolera está en problemas por el aumento de la deuda con la rentabilidad de los bonos en un alto grado de angustia. Sin embargo, el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff tiene medios y motivos para mantener el grupo a flote.
Incluso antes de la caída del precio del petróleo de este año, el endeudamiento de Petrobras estaba aumentando considerablemente debido a los costes de exploración y la obligación de suministrar gasolina a los brasileños a precios por debajo del mercado. La caída de los ingresos y una auténtica depreciación han empujado la deuda a unas 5,7 veces el Ebitda de este año, según los cálculos de Barclays.
Rescatar a la petrolera costaría menos del 10% del PIB de Brasil frente a los daños a otras empresas nacionales
El desapalancamiento podría ser también difícil. Petrobras está vendiendo activos y recortando la inversión a expensas del crecimiento futuro. La firma de rating Fitch espera que la deuda de la compañía se mantenga por encima de cinco veces el Ebitda “a medio plazo”. El potencial litigio relacionado con un escándalo de soborno masivo es un comodín.
Pero la situación puede no ser tan sombría. Petrobras cuenta con 26.000 millones de dólares (23.700 millones de euros) en efectivo. Los bancos nacionales parecen estar dispuestos a refinanciar los vencimientos de deuda. Los de los bonos son de 5.000 millones de dólares al año hasta 2018.
Aunque Petrobras, cuyo valor de mercado es de unos 30.000 millones de dólares, se meta en problemas más graves, el gobierno podría apoyarlo.
Rescatar directamente a Petrobas costaría menos del 10% del PIB del país frente a los daños colaterales a otras empresas nacionales. El gobierno ya está ayudando a Petrobras indirectamente empujando al alza los precios del petróleo nacional en medio de una recesión. Se podría hacer más prestando dinero a la empresa, obligando a recortar los dividendos o diluyendo los accionistas en una ampliación de capital.
El mayor riesgo es una crisis económica más profunda, una población cansada de austeridad y un estado que permite que Petrobras caiga mientras se incauta de sus bienes. Sin embargo, ese escenario parece extremo. Los inversores de deuda deberían considerar que la petrolera brasileña es demasiado grande para quebrar.
Archivado En
- Opinión
- Dilma Rousseff
- Petrobras
- Presidente Brasil
- Brasil
- Presidencia Brasil
- Petróleo
- Sudamérica
- Latinoamérica
- Gobierno Brasil
- Combustibles fósiles
- América
- Gobierno
- Combustibles
- Empresas
- Administración Estado
- Energía no renovable
- Economía
- Administración pública
- Fuentes energía
- Energía
- Partido de los Trabajadores
- Partidos políticos
- Política