Hacer turismo a buen ritmo y con un dorsal
Del puente de Brooklyn a la Muralla China o el desierto de Atacama, los maratones se reparten por todo el mundo y se han convertido en el mejor reclamo turístico para las ciudades organizadoras.
Correr ya no es cosa de cobardes. Cada vez son más las personas que se suman a la moda del running, que en los últimos años ha visto multiplicarse por cinco sus adeptos.
Con la crisis, este deporte ha vivido un auténtico apogeo. A nivel económico, esto se ha traducido en un desembolso de los corredores de más de 300 millones de euros en España, y solamente en equipación. En nuestro país ya lo practican más de dos millones y medio de personas, según la consultora NPD Group, y todo indica que irá en aumento.
Correr es sencillo y barato. Basta con comprar unas zapatillas y salir a la calle. Los más profesionales optan por el equipo completo: relojes con pulsómetro y GPS, calentadores, medias, etc. A estos les sale un poco más caro, pero de cualquier forma, no se puede negar que esta tendencia ha ganado millones de adeptos en todo el mundo por su sencillez, compatibilidad con la familia y el trabajo y accesibilidad económica.
Los viajes que aúnan deporte y cultura aumentan en España, donde ya hay dos millones de corredores
El running ha calado fuerte también entre los empresarios, que lo ven como la mejor forma de desconectar tras las interminables horas de despacho. El consejero delegado de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, o la expresidenta de Microsoft España, María Garaña, por ejemplo, no han podido resistirse.
Ahora bien, una cosa es salir a correr una hora después del trabajo y otra muy distinta es hacerlo durante varias horas en un maratón. Esta prueba olímpica de 42 kilómetros y 195 metros, que hace poco parecía una locura hacer, se está convirtiendo en algo habitual para muchas personas. No contentos con competir en la carrera de su ciudad, los maratonianos han decidido buscar nuevos retos en otros lugares del mundo. Así nació hace algunos años el llamado turismo de maratones, que mezcla lo mejor de este deporte con la cultura del lugar y el viaje en sí.
Los propios organizadores del evento lo venden de esta manera y para la ciudad receptora supone una gran promoción turística además de un impulso económico. Nueva York, Boston, Berlín, Roma..., los destinos maratonianos son hoy incontables y se reparten por todo el mundo. Los más populares, sin embargo, no pasan de la decena y conseguir un dorsal en ellos no es tarea fácil.
En los de Nueva York o Londres, por ejemplo, hay dos formas de participar. Bien puede inscribirse en un sorteo a través de la web de la organización o bien puede acudir a una agencia. La primera opción, aunque más complicada, le garantiza plaza y únicamente tendrá que buscar por su cuenta el desplazamiento y alojamiento. La segunda opción es la más habitual y cómoda para los participantes, ya que cuentan con un paquete con alojamiento y dorsal, dejando el desplazamiento al margen.
Las compañías más importantes, como Viajes el Corte Inglés, Marathinez, Viajes Iberia o Sportravel, envían a carreras internacionales en torno a 700 españoles al año. Estas agencias ofertan paquetes que van desde los 400 euros para participar en el maratón de París hasta los 3.000 que puede costar el de Nueva York.
Hoy se cuentan maratones por todo el mundo y a lo largo de todo el año. La mejor manera para no perderse una cita es consultar la web oficial de estas carreras, AIMS, donde aparece un calendario con todas las pruebas del año. Aquí le vamos a sugerir algunas de las más importantes, por si se quiere sumar a la moda maratoniana.
Nueva York, el más popular
El mítico maratón de Nueva York se celebra el primer domingo de noviembre desde 1970. A pesar de ser el más multitudinario, con cerca de 50.000 participantes, no es nada fácil conseguir un dorsal, ya que el número de corredores extranjeros es limitado. El itinerario atraviesa los cinco barrios de la ciudad para finalizar en Central Park y se ha convertido en todo un espectáculo seguido por más de dos millones de personas y amenizado por bandas de música.
Boston, el más antiguo
El Día de los Patriotas, que se festeja cada tercer lunes de abril, tiene lugar el maratón más antiguo del mundo. La carrera, que se celebra desde 1897, termina en la Biblioteca Pública de la ciudad tras un recorrido montañoso de gran belleza. Participan cerca de 25.000 corredores que deben acreditar una determinada marca en un maratón oficial. La edición de 2013 será tristemente recordada por el atentado que acabó con tres muertos.
Chicago, el más metropolitano
La capital del estado de Illinois acoge desde 1977 esta carrera que recorre sus 29 barrios. La prueba, que tiene lugar en octubre, comienza y termina en el parque Grant y alberga en torno a 45.000 corredores venidos de todo el mundo.
Londres, el más solidario
Los participantes de este maratón, que se realiza en abril, tienen el privilegio de correr por lugares tan emblemáticos como el palacio de Buckingham, Tower Bridge, el Parlamento, el Big Ben o el Támesis. La recaudación del evento va dirigida a colaborar con obras benéficas.
París, el más romántico
Viajar a París siempre es algo especial, y más si es para disputar el maratón que también tiene lugar en abril cada año. Los Campos Elíseos, la Torre Eiffel, Notre Dame..., los baluartes de esta ciudad son de sobra conocidos, pero seguro que correr por estos lugares es algo distinto y que merece la pena probar.
Berlín, el más rápido
Si por algo destaca el maratón de Berlín es por ser el más veloz; por ello atrae, cada septiembre, a más de 40.000 atletas ansiosos de batir sus marcas. En su llano recorrido destaca el paso por la Puerta de Brandeburgo, a tan solo 200 metros del final.
Tokio, el más colorido
El maratón de Tokio se ha incorporado hace poco al circuito de los seis grandes junto con Boston, Nueva York, París, Londres y Berlín. Esta prueba se ha convertido en una de las más populares y demandadas, a pesar de sus escasos seis años de vigor. Japón, que presume de ser el país con más adeptos a este deporte, acoge esta carrera en febrero, que despierta gran expectación por su originalidad y colorido. Es fácil que se encuentre con algún superhéroe o algún personaje del manga corriendo a su lado.
Sin salir de España
No es preciso volar diez horas para correr un maratón en condiciones. En España también se celebran estas pruebas y, dentro de ellas, la de Barcelona en marzo es la más antigua y multitudinaria y de las más deseadas por atletas extranjeros. El circuito urbano es todo un lujo y no es de extrañar que cada año aumenten sus participantes.
La de Madrid en abril tampoco se queda atrás. De hecho, ya supone uno de los eventos deportivos más importantes de España. La altitud de la ciudad (700 metros) y los continuos desniveles del recorrido no lo hacen de los más sencillos, pero sí de los más bonitos del circuito europeo. Si prefiere correr de noche, los maratones de Bilbao o Pamplona le encantarán.
En estas citas se une el deporte con la cultura y el turismo. Para los participantes, correr a sus anchas por los lugares más emblemáticos de las ciudades es todo un privilegio, pero a la vez un gran reto que requiere muchos meses de preparación previa. Para la ciudad organizadora es una gran estrategia de promoción turística, además de un importante aporte económico.
Maratones extremas
Por la Muralla china. Una buena parte del recorrido del maratón de Huangyaguan transcurre por la Gran Muralla china. Recorrer los más de 3.700 escalones lo hace una carrera durísima. Al menos, el corredor tiene la suerte de disfrutar de las magníficas vistas de la provincia de Tianjin desde lo alto de la muralla.
Por el hielo. El maratón antártico es la carrera que se celebra en el lugar más remoto, la Antártida. No es lo mismo correr 42 kilómetros por asfalto que hacerlo por la nieve, el hielo y a temperaturas muy por debajo de cero. Esta prueba se celebra en marzo y la organiza una empresa chilena. El precio de la inscripción ronda los 3.500 dólares e incluye el desplazamiento al Polo desde Chile, la estancia y el equipamiento necesario para una prueba de estas características.
Por el desierto. El maratón de San Pedro de Atacama atraviesa el desierto del mismo nombre, considerado el más extremo del planeta. Desde esta localidad, el corredor deberá atravesar el valle de la Muerte, de la Luna o el Pukara de Quitor. Las elevadas temperaturas y el tipo de terreno, que fácilmente puede pasar por paisaje lunar, de arena o piedra, lo hacen uno de los desafíos más extremos y a la vez más motivadores para los aventureros. Mucho cuidado con perderse.
Por la sabana. El Big Five Marathon se celebra en junio en Sudáfrica. El nombre de esta carrera viene dado por los cinco grandes animales que, si usted se decide a correr, se puede encontrar. Parece una locura cruzar la sabana entre elefantes, leopardos, rinocerontes, búfalos o leones, pero no se lo debe parecer tanto a las miles de personas que acuden cada año.
Por las montañas. El maratón Camino del Inca, en Perú, solamente por pasar por Machu Picchu es uno de los más espectaculares. Si se le suman los más de 2.000 metros de altitud, la humedad y la peligrosa orografía andina, se antoja todo un reto para aquellos que quieran disputar esta prueba en uno de los lugares más míticos del mundo.