El ejemplo británico
Uno de los aspectos que más preocupan a pymes y autónomos españoles es la falta de financiación y, para más del 45%, supone su mayor inquietud. Además, según el informe Análisis estratégico para el desarrollo de la pyme en España: el papel de la formación y de la innovación elaborado por la Fundación para el Análisis Estratégico y Desarrollo de la Pyme, dos de cada tres pymes son pesimistas con el futuro más cercano y consideran que su situación no mejorará este año. Nuestro país continúa siendo uno de los más bancarizados del mundo: la banca ocupa el 90% del mercado de financiación a pymes y autónomos, lo que pone en evidencia el gran problema de falta de diversificación en algo tan importante como es la financiación. Como se ha visto en la crisis vivida en los últimos años, que el 65% del PIB nacional (pymes) dependa de una sola vía para financiarse (la bancaria) supone un problema estructural y estratégico que hay que atajar cuanto antes.
El acceso al crédito en España está en manos de un mercado muy consolidado, poco flexible y sin apenas soluciones para las pequeñas empresas. Solo en 2014, las pymes españolas requirieron más de 356.000 millones de euros de financiación, por lo que las cifras no son nada desdeñables. Ante esta situación, es fundamental comenzar a valorar e impulsar nuevas vías de financiación a través de soluciones alternativas que puedan mejorar este panorama en el corto plazo.
La financiación alternativa y las nuevas tecnologías pueden cambiar esta situación y es muy probable que en un futuro próximo jueguen un papel importante en la diversificación del mercado crediticio. En otros países se empiezan a mover grandes volúmenes de negocio en plataformas alternativas, y en países como Holanda o Reino Unido la financiación bancaria no pasa del 50%. Pero la pregunta sigue siendo clara: en un mercado con una sola vía de financiación, ¿cómo pueden encontrar las pymes las soluciones de financiación alternativa?
El Gobierno tiene un papel fundamental a la hora de orientar a los empresarios en la búsqueda de la financiación correcta y más adecuada. Pero este papel no se debería limitar al diseño de la regulación y tendría que pasar a impulsar activamente el acceso a este tipo de soluciones alternativas de una manera clara. No hay que irse muy lejos para ver un ejemplo: en Reino Unido, el mercado de la financiación alternativa ha ido ganando cuota de mercado, impulsado por una serie de medidas tomadas por el Gobierno que han sido fundamentales para el desarrollo de este nuevo sector, denominado como fintech.
A partir de 2016, los grandes bancos británicos estarán obligados a ofrecer soluciones de financiación alternativa a aquellas pymes a las que no puedan otorgar un crédito. Esto equivale aproximadamente al 50% de los casos. Esta medida se introduce para impulsar la competencia en el mercado de préstamos a las pequeñas empresas y, de esta manera, aumentar el uso y el conocimiento de soluciones de financiación alternativa. De acuerdo con un reciente estudio publicado por Nesta, el 60% de los empresarios de Reino Unido están familiarizados con alternativas a las soluciones tradicionales de préstamo y, en el próximo año, se espera que el crédito no bancario a las empresas más pequeñas crezca en un promedio de 12.000 millones al año. Aunque el mercado español de soluciones de financiación alternativa, está lejos de crecer a esos niveles, si tenemos en cuenta que más del 90% del tejido empresarial está formado por pymes y autónomos, queda claro que hay un gran potencial de crecimiento. Para explotar este potencial es imprescindible comenzar a desarrollar una regulación que ofrezca garantías y seguridad al mercado e impulsar el sector de financiación alternativa públicamente.
En temas regulatorios, la iniciativa británica marca nuevamente la tendencia con la regulación más completa de toda Europa. Para implementarla, el FCA emitió un requerimiento de licencia para las plataformas de préstamos peer to peer, el pasado 1 de abril de 2014. Con el fin de garantizar que el mercado no se viera gravemente desestabilizado, se concedió a todas las plataformas una licencia temporal por un periodo de dos años, tras los cuales el nuevo reglamento pasará a ser de obligado cumplimiento.
Desde el inicio, el Gobierno de Reino Unido ha visto el potencial de este sector y el interés estratégico del mismo y ha participado en su desarrollo, facilitando las bases e impulsando su difusión en el mercado. En España, parece que el Gobierno no ha entendido el problema estructural que supone depender de la banca para financiar a prácticamente la totalidad de nuestro tejido empresarial. Si, además de gastarnos más de 100.000 millones de euros de dinero público en rescatar a la banca, hubiéramos invertido una mínima parte en desarrollar y fomentar alternativas, hoy estaríamos liderando el fintech y hubiéramos resuelto el problema que nos trajo hasta aquí. Aún estamos a tiempo, ¿por qué no mirar hacia el norte y aprender de los que sí lo hacen bien?
Diego Bestard es Director General Spotcap España.