Cómo un ‘tuit’ de Hillary Clinton hunde al sector biofarmacéutico
Un posible control de gasto en EE UU lastra a la biotecnología en Bolsa Aademás se ha enfrentado a lo que algunos gestores ven como una burbuja
Desde mediados de agosto, las grandes empresas del sector biofarmacéutico no levantaban cabeza en la Bolsa de EE UU. La puntilla les llegó a finales de septiembre, cuando Hillary Clinton, candidata a la nominación demócrata a la Casa Blanca lanzó una amenaza vía Twitter: “La subida de precios en el mercado farmacéutico es indignante. Mañana abordaré un plan”. Se acababa la fiesta con máximos históricos del índice MSCI World Biotech, que engloba a las principales cotizadas.
En los siguientes días, este índice y las empresas más relevantes del sector sufrieron caídas por encima del 15%, tocando mínimos del año en su valor bursátil.
La decisión que causó la furia de Clinton fue la subida de precio de un fármaco. “Su objetivo es Turing Pharma, que compró Darapim, una aplicación nacida hace 60 años para la toxoplasmosis que se vendía a 13,5 dólares por píldora y que con Turing costaría 750 dólares”, recuerda Stephan Patten, director de la gestora Sectoral Asset Management. “Valeant Pharmaceuticals también fue objeto de carta abierta de los demócratas por dos medicamentos que había adquirido recientemente, cuyos precios habían subido más de un 200% y un 500%”, añade.
Detrás del debate introducido por la aspirante demócrata se encuentra el difícil control de precios en una sanidad mayormente privada, donde el pagador final son las compañías de seguros y los propios asegurados. “Los norteamericanos a menudo pagan una prima significativa por los medicamentos, pero el asunto es difícil de abordar”, explica Patten. De hecho, el gasto per cápita en fáracos en EEUU se sitúa en 1.010 euros al año, más del doble de media de la OCDE, que se sitúa en 498 dólares (con datos de 2012, los últimos disponibles).
PharmaMar y Oryzon, camino del Nasdaq
Las turbulencias en Bolsa para el sector biotecnológico, no ha tenido efecto sobre las biotec españolas, ya que muy pocas de ellas cotizan, y no tienen prácticamente productos en EE UU. Aunque el vínculo con aquel país puede cambiar en los próximos meses para Zeltia y Oryzon Genomics.
La principal compañía del sector en España es la quimico-farmacéutica Zeltia, que se encuentra en una fase de fusión inversa, por la que en noviembre, la filial PharmaMar dará nombre a la cotizada en el continuo.
La estrategia pasa, precisamente, por dar visibilidad al negocio biofarmacéutico –en el que comercializa el antitumoral Yondelis–, al que se dará más importancia y que es el más relevante para los inversores. De hecho, la compañía presidida por José María Fernández Sousa prevé salir al Nasdaq con el nombre de PharmaMar, una biotec que ya comienza a sonar en el mercado americano.
En los últimos días, Zeltia vive un rally alcista, desde los 3,77 euros por título hasta los 4,08 del pasado 8 de octubre, precisamente porque se prevé que antes del día 24 las autoridades de EE UU den la aprobación a Yondelis en ese país, lo que impulsaría los ingresos de la compañía.
El segundo candidato a cotizar en el Nasdaq es la empresa catalana Oryzon, que actualmente se encuentra en una fase de cierre de una ampliación de capital y en la preparación de una salida previa en el continuo en España.
Esta empresa, con fármacos destinados a enfermedades neurodegenerativas, no cuenta con medicamentos en el mercado (solo en I+D), pero dispone de un acuerdo con la multinacional Roche para ingresar hasta 500 millones por los avances de una de sus terapias.
“El presidente Obama quería que Medicare negociara directamente los precios pero, a pesar del control democrático del Senado y Congreso, fue incapaz de conseguirlo. Hillary Clinton ha tenido muchas iniciativas, que fallaron o no eran aplicables”, añade Patten.
Gilead, Amgen, Celgene y Biogen, por este orden, son las mayores empresas cotizadas consideradas de biotecnología en el Nasdaq. Todas ellas son de EE UU y su mayor mercado es el local, por eso sufrieron tan de cerca esos días la andanada de Clinton, pero no fue la única razón.
Precios en Europa y posible burbuja
El asunto de los altos precios de ciertos medicamentos también se traslada a Europa. Los nuevos fármacos biológicos (por ejemplo proteínas) son mucho más caros que los tradicionales de síntesis química tanto en la investigación como en la producción. Eso hace que las compañías biotecnológicas (o las tradicionales farmacéuticas que también desarrollan estos medicamentos) intenten repercutir en el precio que paga la sanidad pública. Es el caso de la polémica en España, por ejemplo, de Sovaldi, el tratamiento de Gilead para la hepatitis C. Laboratorio y Sanidad negociaron durante meses un precio abordable para el sistema público de esta terapia muy eficiente, y que los enfermos demandaban.
Además, estas empresas son muy dependientes de los resultados de investigación y en algunos casos se presentan dudas de los avances. “Se revivía la preocupación sobre una burbuja”, reconoce Michael Sjöstrom, gestor de Pictet Biotech. “En agosto el sector salud, en medio de preocupaciones sobre desaceleración de la economía China, se comportó peor que el mercado global, con los inversores huyendo a activos de menor riesgo”, añade. Aún así, Sjöstrom asegura tener perspectivas positivas en biotecnología, dados “los sólidos fundamentos” y valoraciones atractivas tras las caídas de agosto y septiembre, además de una previsión de crecimiento de las ventas del sector en un 20% en los próximos tres años.