Fusiones equivocadas
Anheuser-Busch InBev está cerca de una oferta hostil por SABMiller sin haber llevado oficialmente la oferta de 100.000 millones de dólares (unos 88.000 millones de euros) directamente a los accionistas de su rival. Las ofertas transfronterizas no deseadas se cierran en alrededor de la mitad de los casos. Pero los resultados, rara vez son buenos.
El mayor fabricante de cerveza del mundo castigó a su presa el jueves, diciendo que la resistencia de SABMiller “carece de credibilidad”. La guerra abierta está predestinada a aumentar según se acerca la fecha límite para presentar la oferta formal.
Sin embargo, en la corta lista de historias de éxito en este tipo de ofertas hostiles transfronterizas de al menos 5.000 millones de dólares hay muchas extraordinarias. A finales de 1999, Vodafone se hizo con Mannesmann en pleno boom de las telecomunicaciones. La empresa británica finalmente pagó 202.000 millones de dólares por su rival alemán, a lo que seguiría poco después uno de los mayores saneamientos en la historia corporativa.
La reñida adquisición de la siderúrgica luxemburguesa Arcelor por parte del multimillonario indio Lakshmi Mittal en 2006 requería demasiada deuda y expuso mucho al grupo a Europa en un momento terrible. SABMiller lucha para revivir la caída de las ventas en las marcas de cerveza australiana que consiguió con su adquisición hostil de Foster.
Estos son cuentos con moraleja para AB InBev. La muestra es pequeña, pero lo bastante grande como para sugerir que los directivos experimentados y sus asesores de banca y jurídicos pueden superar los obstáculos políticos, culturales, financieros y tácticos para conseguir que se cierre una oferta transfronteriza hostil. Sin embargo, tras cruzar la línea de meta, tienden a perder fuelle.