El golpe de Rusia a internet
Una nueva ley en Rusia obliga a los sitios web a almacenar la información de los usuarios rusos en el país es la última de una serie de medidas drásticas globales sobre las libertades de internet. Pero todavía no tiene sentido que los gigantes occidentales de la red se retiren del país, como hizo Google en China hace cinco años. La economía relativamente pequeña de Rusia, combinada con su falta de voluntad hasta la fecha para hacer cumplir las reglas totalmente, hace que pelear sea una opción mejor que la salida.
El cumplimiento de la nueva ley de Rusia significaría para compañías como Google, Facebook y Twitter que no podrían estar seguras de que los datos del usuario se mantendrán para siempre fuera de las manos de las indiscretas autoridades. Pero los incondicionales de Silicon Valley son comprensiblemente reacios a tomar la drástica medida de retirarse por completo.
Todavía no tiene sentido que los gigantes occidentales de la red se retiren del país, como hizo Google de China
Un poco de resistencia yel retraso están dando sus frutos hasta ahora. Argumentar que la construcción de centros dedicados a datos en Rusia llevaría años y millones de dólares puede no parecer un gran argumento en contra de un gobierno autoritario encabezado por el presidente Vladimir Putin, que ha mostrado un afán por reprimir la disidencia política. Hasta ahora, sin embargo, las autoridades rusas han dado marcha atrás.
La agencia rusa encargada de la puesta en marcha de la ley dijo que esta no se aplicaba a Twitter porque su datos de usuario no se considerarán “información personal”. Y un portavoz del regulador recientemente aseguró que no comprobaría si Google y Facebook estaban cumpliendo con la norma, al menos hasta enero.
Como resultado de las sanciones de Estados Unidos y de la Unión Europea y el menor precio del petróleo, la economía rusa se ha ido hundiendo y el jugador nacional Yandex, domina el mercado de búsquedas. El Gobierno de Rusia ya tiene un firme control sobre las empresas locales, y tomar medidas drásticas contra las empresas de internet en el extranjero puede limitar el acceso a la tecnología útil para la modernización de la economía. Con retraso y resistencia, no hay razón para que los grandes grupos tecnológicos occidentales se dañen a sí mismos en su reputación, negocios y usuarios capitulando o saliendo.