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El período estival, propicio a las turbulencias financieras

La historia se repite... otros siete veranos de infarto en las Bolsas

Un inversor mira las pantallas en la provincia de Henan (China)
Un inversor mira las pantallas en la provincia de Henan (China)REUTERS
Virginia Gómez Jiménez

A falta de varias sesiones para que termine agosto, aún es difícil saber si este verano pasará a la historia como uno de esos periodos estivales que, en un principio, parecía que iban a ser tranquilos y acabaron siendo todo lo contrario.

Y es que cada vez que un gestor o analista se atreve a pronunciar la frase: “Este verano va a ser tranquilo para los mercados; no se prevén sobresaltos”, la experiencia dice que es mejor echarse a temblar por lo que pueda venir. Aunque las previsiones apunten a una temporada estival sin sobresaltos para las Bolsas, cualquier acontecimiento puede hacer saltar la chispa y dar al traste con toda la estabilidad. En este caso, la interminable tragedia griega, que aún sigue coleando a la espera de que, previsiblemente, se celebren elecciones generales el próximo 20 de septiembre tras la dimisión de Tsipras, no hacía sospechar nada nuevo. Sin embargo, la chispa saltó por otro país: China. Como recuerdan los analistas de Bankinter, “no es lo mismo China que Grecia. El PIB chino representa el 15% del total mundial –solo por detrás del 19% de EEUU–, mientras que el griego solo supone el 0,3%”.

“A lo largo de la historia, algunos meses de verano se han visto salpicados por sucesos en la economía, generando grandes turbulencias ya no solo a nivel local, sino de manera global”, explica Victoria Torre, jefa de análisis y producto de Self Bank. Una de las razones está en la falta de volumen de negocio, debido a que los inversores están de vacaciones.

“Las caídas de la semana pasada y el pasado lunes vienen causadas no solo por China, sino por otros factores, como la falta de volumen. Estamos en agosto. No hay mucha gente que esté vendiendo, pero tampoco hay inversores que compren. Hay mucha volatilidad”, comentaba hace unos días Francisco Sánchez-Matamoros, analista de XTB. Aquí van algunos de los veranos más sonados en los últimos 40 años. A la lista de los más destacados se pueden sumar otros menos virulentos pero que también supusieron un quebradero de cabeza para brókeres e inversores. El verano de 2007, en pleno estallido de la crisis de las hipotecas subprime, fue el principio de un cambio en el sistema financiero de todo el mundo.

1- La crisis energéticade 1973

EFE

Comenzó el 23 de agosto con la decisión de algunos miembros de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPEP) de no exportar más petróleo a Israel y a sus aliados en la guerra del Yom Kipur. “Este hecho provocó una grave recesión en países occidentales, sobre todo en EE UU, ya que tras la Segunda Guerra Mundial y hasta principios de los ochenta el consumo del bien energético se duplicó, alcanzando el 33% del consumo de la energía global”, recuerda Victoria Torre. Para los países industrializados supuso un duro golpe y el sufrimiento de varios años de recesión. Los países desarrollados se dieron cuenta de que no podían depender en tan gran medida de los países árabes en cuanto a la exportación de petróleo se refiere, por lo que después comenzaron a incrementar su propia producción.

Además, continúa Torre, a raíz de esta crisis el sector automovilístico empezó a fabricar coches más eficientes. El carbón y la energía nuclear proporcionaban una fuente alternativa de energía que generó una creciente proporción de electricidad durante la década de los setenta. Se exigían y producían coches con motores más pequeños y más económicos, lo que favoreció las importaciones japonesas a Estados Unidos.

2- Burbuja inmobiliaria de Japón

Reuters

En junio de 1992 estalló la burbuja inmobiliaria de Japón. Después de la Segunda Guerra Mundial, ya en los años ochenta, Japón registró un importante superávit que empezó a destinarse a la compra de tierras y acciones. Se instaló una cultura de retroalimentación entre el mercado inmobiliario y el de valores: el mercado inmobiliario hacía crecer el mercado bursátil y este a su vez adquiría acciones de estas empresas, lo que suponía una espiral de crecimiento. Esta vorágine duró 10 años. Debido al peligro inflacionista y a la depreciación alarmante del yen, el Banco Central de Japón elevó el tipo de interés bancario del 2,6% al 6%, lo que produjo el hundimiento de los valores bursátiles, provocando a su vez una caída de la Bolsa japonesa de un 63% de su valor. Con la economía impulsada por sus altas tasas de reinversión, este crac supuso un golpe particularmente duro. Las inversiones se orientaron cada vez más fuera del país y las empresas manufactureras perdieron parte de su ventaja tecnológica.

3- El ‘tequilazo’de México

Reuters

El tequilazo consistió en una crisis que sufrió México en 1994 y que se extendió por toda Iberoamérica. Fue provocada por la falta de reservas internacionales, lo que originó una repentina devaluación del peso mexicano. Muchas empresas tuvieron que cerrar al devaluarse la moneda, ya que los contratos con proveedores los tenían en dólares y con la devaluación, las deudas aumentaron de forma desproporcionada. Durante el tequilazo, el entonces secretario del Tesoro de EE UU, Robert Rubin, tuvo que hacer frente a esta crisis financiera. Junto con su subsecretario, Larry Summers, fueron los artífices del “paquete de rescate” que otorgó la Administración Clinton por 20.000 millones de dólares, más otros 30.000 millones de “ayuda internacional” que requirió México para amortiguar la crisis, que obligó a establecer un sistema de libre flotación.

4- Crisis de los países asiáticos

Getty Images

El 2 de julio de 1997 estalló la grave crisis financiera de los países asiáticos, o de los denominados países Tiger, iniciada con la devaluación de la moneda tailandesa. “Tailandia había crecido de forma desmedida, adquiriendo una gran deuda externa que provocó la bancarrota del país, añadido a un grave crecimiento de la inflación. El 30 de junio de 1997, Tailandia sufrió un ataque especulador masivo contra el baht, fallando el Gobierno en su defensa de la divisa nacional, lo que provocó despidos masivos en el sector financiero, inmobiliario y de la construcción, ya no solo afectando a las empresas nacionales, sino también a la inversión extranjera”, recuerda Torre.

La moneda se depreció casi en un 50% provocando una reacción en cadena en sus países vecinos. El contagio fue muy rápido entre los demás países asiáticos y afectó de manera significativa a Indonesia y Corea del Sur. Para salir de la situación, estos países comenzaron por copiar el sistema nipón, depreciando la moneda y generando superávit en sus cuentas para fortalecer así sus reservas internacionales como protección contra los ataques especulativos, explica la experta de Self Bank.

5- Pinchazo tecnológico

A lo largo de la historia ha habido muchos veranos complicados para las Bolsas, pero 2001 es uno de los peores, ya que al intento de hacer frente a los efectos del pinchazo puntocom se unieron en septiembre las consecuencias que tuvieron los atentados terroristas del 11-S. El Ibex 35 perdió entre julio y agosto un 6%. Las caídas del Nasdaq fueron más cuantiosas, al superar el 15% entre esos dos meses. Los atentados contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre terminaron de rematar un verano de caídas en las Bolsas. Ese mes, el Ibex bajó un 12%, al tiempo que el Nasdaq cedió un 16%.

La burbuja puntocom fue una burbuja especulativa que se creó entre 1998 y 2001, donde las empresas de internet (llamadas puntocom) vieron incrementado rápidamente su valor en las Bolsas. El nivel de especulación era tan alto que el valor de las empresas subía simplemente por tener una “e-” (electronic) como prefijo o “.com” como sufijo, y poco importaba de dónde iban a sacar estas empresas sus ingresos. Al calor de esta euforia por lo tecnológico, en España se llegó a crear un segmento dentro de la Bolsa en el que cotizaban empresas como Terra, paradigma del pinchazo tecnológico en España. Jazztel o TPI fueron otros valores que formaron parte del denominado Nuevo Mercado, que echó el cierre en 2007.

6- La quiebra de Lehman Brothers en 2009

Reuters

Aunque este hecho tuvo lugar en septiembre. Fue la gota que colmó el vaso y que tuvo su origen un año antes en la crisis de las hipotecas subprime (basura) en Estados Unidos. La caída de Lehman Brothers fue el estallido de la peor crisis financiera global de la historia. Un crac originado en la crisis financiera de los bancos por las emisiones de titulaciones subprime en EE UU y distribuidas a nivel global, que contagió rápidamente a la economía real, provocando la peor crisis de liquidez internacional y el estallido de las burbujas inmobiliarias americana, islandesa, irlandesa y española. A raíz de esta debacle, hubo quiebra de empresas y de bancos, a la par que medidas urgentes de rescate para el sector bancario. Se generó tal desconfianza en los bancos que impidió el préstamo entre las propias entidades, afectando a la liquidez de los países.

7- El ‘efecto vodka’ ruso de 1998

Bloomberg

La crisis del rublo o, como se llegó a conocer después por sus consecuencias en el resto del mundo, el efecto vodka, golpeó a Rusia el 17 de agosto de 1998. Su origen estaba en la crisis de los países asiáticos de 1997. La fuerte caída experimentada por el precio de las materias primas, que descendió un 40% entre 1996 y 1998, acrecentó esta grave situación. Dado el declive consiguiente en los precios mundiales de las commodities, los países que dependían fuertemente de la exportación de materias primas estuvieron entre los más severamente perjudicados (el petróleo, el gas natural, los metales y la madera conformaban más del 80% de las exportaciones rusas, dejando al país vulnerable a las oscilaciones de los precios mundiales. El petróleo era, además, el recurso que mayores ingresos fiscales generaba al Gobierno ruso).

El deterioro profundo en el precio del petróleo tuvo consecuencias severas para Rusia; sin embargo, la causa primordial de la crisis financiera rusa no fue directamente la caída de los precios del crudo, sino el resultado de la falta de pago de los impuestos por parte de las industrias energéticas y manufactureras. Esta crisis también se tradujo por una crisis económica que culminó en 1998, que fue marcada por una enorme devaluación del rublo y un defecto sobre la deuda rusa. Este crac se produjo en el contexto del comienzo de una desaceleración económica a nivel mundial. La inflación anual de 1997 fue del 84% en Rusia. Estos acontecimientos provocaron el hundimiento de las Bolsas a nivel mundial  y tuvieron como paradigma de ese contagio la quiebra del hedge fund Long Term Capital Management (LTCM), que perdió 4.600 millones de dólares en cuatro meses y provocó la intervención de la Fed.

En el verano de 1998, el Ibex 35 llegó a caer más del 35% en apenas tres meses, pasando de cotizar por encima de los 10.000 puntos en julio, cuando se vieron los niveles más altos del año, a estar en 7.300 puntos, mínimos del año marcados el 1 de octubre. Wall Street también registró caídas abultadas ese verano, del 20%.

Sobre la firma

Virginia Gómez Jiménez
Periodista económica, con 25 años de experiencia como redactora. En la web de Cinco Días desde 2007. Anteriormente, desarrolló su actividad profesional en las secciones de Mercados de La Gaceta de los Negocios y Expansión, sin olvidar su paso por la agencia de noticias Fax Press, como experta en las materias económica, empresarial y bursátil.

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