La sostenibilidad, ahorro más allá de la buena imagen
Las empresas, especialmente las relacionadas con el gran consumo, llevan tiempo apostando por medidas de sostenibilidad en su producción. No ya como una medida de buena imagen de cara a la galería, sino como una buena forma de ahorro de costes y de mejora de los retornos económicos.
Es el caso de Unilever. La comercializadora de Knorr, Flora o Calvé ha comenzado, junto a la empresa agrícola Agraz, la producción de tomates sostenibles, con una reducción del uso de fertilizantes químicos y con el ahorro de 1,5 millones de litros de agua al año. Ana Palencia, responsable de comunicación y RSC de la compañía, explica que “la sostenibilidad no es algo bonito sino necesario”.
En la misma línea al proyecto de Unilever se mueve Fontaneda. La compañía de galletas ha unido a 300 de sus agricultores con el fin de cultivar campos libres de transgénicos, reduciendo al mínimo el uso de fertilizantes sintéticos. Por otro lado, Danone, entre otras iniciativas, tiene un plan para reducir las emisiones de carbono en un 50% para el año 2020. La compañía de yogures quiere alcanzar este objetivo basado en cuatro ejes: agricultura sostenible, envases y embalajes, huella de carbono y huella hídrica.
Hoteles con iluminación y calefacción verde
Uno de los principales costes que se encuentra la actividad hotelera es el energético. Por ello, las cadenas han ido añadiendo avances tecnológicos para reducir este gasto. Además, según un estudio de la consultora Cocktail Analysis, esto atrae a clientes. Un 53% de los encuestados por la compañía están dispuestos a pagar más para acudir a un establecimiento sostenible energéticamente.
Compañías como Endesa o entidades como el Instituto Técnico Hotelero, si todos los hoteles aplicara estas medidas el sector ahorraría unos 400 millones de euros. Estas iniciativas irían, en primer lugar, en el descenso de hasta un 25% en las facturas de luz, agua y gas. En segundo, las compañías tendrían que reducir el gasto en la climatización de las estancias, tanto las habitaciones como las zonas comunes.
Según la consultora, los proyectos de futuro pasan por medidas como el acristalamiento inteligente, que impide el paso de la radiación solar, lo que reprcute en ahorros de climatización, y que pueden acumular energía eléctrica. Por otro lado, otra de las iniciativas es el aprovechamiento de la energía generada en las frenadas de los ascensores, que puede recuperarse para el torrente eléctrico del establecimiento.
En casos concretos, Hoteles Vincci cuenta con un acuerdo con Endesa para llegar a abastecerse a través de energía 100% verde. En Málaga ha instalado tecnología para reducir el uso de electricidad. El grupo Accor también trabaja en estas medidas. En Algeciras tiene un plan para el ahorro del 72% del consumo a través de la implantación de la tecnología LED, además de la instalación de placas solares para ahorrar más de 2.731 euros al año. La inversión, 18.000 euros, se amortizará en seis años.
Fuera de la alimentación, Osram, la marca de iluminación, ha apostado por las tecnologías de bajo consumo. Tal ha sido su empeño que el 70% de su facturación ya procede de este tipo de bombillas. Además, participa en un proyecto de la ONU para dejar atrás la iluminación incandescente.
Palencia, de Unilever, argumenta que estos trabajos se llevan haciendo años, aunque “quizá no se han comunicado adecuadamente”. La directiva considera que de no hacer nada por el medioambiente los costes comenzarán a crecer para reparar los efectos de las catástrofes naturales. Además, explica que según distintos estudios, como uno de la UK Carbon Trust, las medidas de eficiencia energética pueden llevar a retornos de más del 40%.
Las prácticas sostenibles han llegado incluso a la distribución. Es el caso de Dia, quien ha ideado sus tiendas con el objetivo de que sean “ecosostenibles”. El grupo pretende, a través de distintas iniciativas, reducir el gasto energético en un 25%, lo que se traduce en la eliminación de 20 toneladas de emisiones por establecimiento.
Reducir el envasado
Carrefour, por su lado, busca potenciar el uso de energías renovables, hasta 100.000 kilovatios por hora al año, a través de placas fotovoltaicas situadas en sus centros comerciales. Mercadona, la mayor empresa del sector, se ha centrado en la reducción del impacto de los envases. La empresa valenciana presidida por Juan Roig cambió las botellas de aceite para transportar más cantidad y priorizó la venta de graneles en frutas y verduras para evitar bandejas y bolsas.
Fuera de la distribución especializada en alimentación, Ikea lanzó hace tiempo un proyecto, junto con WWF y otras organizaciones, para impulsar el uso de madera reciclada y procedente de bosques certificados. El objetivo de la compañía sueca es que estos materiales sustituyan a los que actualmente se encuentran en su catálogo en el menor tiempo posible.
El hecho de colaborar con otros organismos es una constante en muchas de las iniciativas que toman las empresas para la sostenibilidad de su actividad. Palencia, de Unilever, considera que asociarse con estas organizaciones “aumenta el entendimiento de los temas medioambientales y extiende las buenas prácticas”. La directiva analiza que el futuro de estas medidas vendrá marcado por las diferentes reuniones internacionales sobre el clima previstas. Además, señala, las línea en las que se moverá la sostenibilidad irán especialmente a completar el ciclo de vida del producto, desde su elaboración hasta el uso que se hace de él, pasando por el transporte o el almacenamiento.