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El Foco
Tribuna
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Vuelta al cole

Para una gran mayoría llega la vuelta a la rutina del día a día y para España un nuevo periodo donde se esperan actuaciones del gobierno en vísperas del próximo proceso electoral.

Una pequeña selección se puede iniciar con la política laboral. Hay que reflexionar acerca de la idea de crear empleo, pero de calidad. El asunto reside en los tipos de contratos y en los salarios. Se vienen ofreciendo cifras de constante crecimiento del número de empleados, pero si estos no perciben dinero suficiente para consumir y más tarde para invertir, no sirve de mucho. Por otro lado los trabajadores en activo son la fuerza que financia la cobertura de las pensiones, en una sociedad cada vez más vetusta y con perspectivas de continuar aumentando su esperanza de vida. Existe un evidente riesgo de no poder hacer frente a las pensiones futuras.

El gasto que supone la Administración Pública constituye otro gran problema que hay que abordar con millones de funcionarios, reflejo de una sociedad burocratizada hasta extremos insostenibles. No basta con haber cerrado alguna empresa pública de dudosa influencia sobre el gasto y endurecer ciertos controles. Es necesario reestructurar el estado de las Autonomías, evitar duplicidades y optimizar recursos, así como utilizar las tecnologías más actuales para conseguir eficacia a menor coste. Eficiencia, productividad y sostenibilidad deben presidir esta actuación. Otras cuestiones son la modernización del sistema judicial y la ordenación del sector sanitario, que tras caer en un gasto desbocado en 2009 y ajustarse posteriormente necesita aún más ajustes. Su repercusión en las cuentas de las Comunidades Autónomas es grave. Se esperan medidas y actuaciones tendentes a preservar este servicio imprescindible para la sociedad española y a facilitar el pago a los proveedores.

De igual manera se debe abordar con contundencia una política industrial que permita que el sector alcance mayor peso en la actividad económica global. La industria española ha venido perdiendo importancia desde la década de los años setenta del pasado siglo. Por varias razones, la competitividad del sector ha descendido a nivel internacional, bien es verdad que siempre con la sombra en el pasado de las políticas de ayudas y subvenciones. El sector, que llegó a significar entorno a un 40% de la actividad económica española, hoy no llega al 16%. Es muy importante que España sea capaz de reactivar el sector proporcionando con ello vías alternativas a futuras caídas en el sector turismo, que tras ascender a cotas impensables, puede sufrir en el futuro algún ajuste de importancia. El sector turismo debe afrontar medidas correctoras orientadas a mejorar la calidad y a una oferta competitiva y de nivel internacional, a la espera de la evolución de los problemas políticos de los países que eran y serán fuerte competencia.

El precio de la energía impacta relevantemente sobre el conjunto de la economía. Es un sector estratégico y que cumple además un papel social, a menudo olvidado por el público e incluso por los dirigentes. En los últimos años se han dado cambios constantes y de calado en la regulación que han producido incertidumbres y desconcierto en el sector. Las compañías españolas son potentes a nivel internacional y se encuentran inmersas en innumerables proyectos de grandísimo nivel. Dado que algunas aparecen implicadas en pleitos nacionales e internacionales hay que afrontarlos y conviene resolverlos con sentido práctico y de estado.

España requiere un sistema financiero solvente y rentable. La tecnología avanza inexorablemente y propone nuevas formas de hacer negocio. Por otra parte la regulación obliga a afrontar la actividad bancaria dentro de unas exigencias de recursos propios, liquidez y apalancamiento, sin olvidar la preocupación por el riesgo en su doble versión de riesgo de mercado, sistemático y el inherente a las operaciones que realiza cada entidad. El Estado debe actuar implementando todos los mecanismos necesarios para asegurar una gestión sana, prudente y rentable y vigilar las garantías en los procesos de fusión, que sin duda se van a producir porque el mapa actual no es viable a futuro. El sector seguros, afronta también un cambio importante con el nuevo escenario de Solvencia II , lo que deberá asumir con rigor pero con flexibilidad.España requiere por otra parte un sector educativo adaptado a los nuevos tiempos. La formación es vital para una sociedad, y en nuestro caso se enfrenta a problemas derivados de diferentes sensibilidades sociales y políticas y a una realidad nacional e internacional que exige otras fórmulas para afrontar lo que demanda el mundo económico y social.

Es imprescindible potenciar la formación profesional, los idiomas, las tecnologías y abandonar los viejos y rancios sistemas docentes, especialmente en la universidad, conciliando lo público y lo privado.

El sector de la construcción, motor de la economía durante decenas de años y a menudo relacionado peyorativamente con el ladrillo y con la corrupción, precisa recuperar peso en la actividad global. Se trata de un grupo potente, con gran proyección internacional y necesita nuevas fórmulas de desarrollo.

Se espera una política contundente en los desafíos independentistas, que vienen provocando incertidumbres en el ámbito empresarial e internacional, y que no responden más que a aspiraciones personales megalómanas, acordes con expectativas de poder con oscuras intenciones. Imprescindible resulta el camino de la regeneración política y social, que debe dirigirse hacia un modelo más ético y cercano a las sensibilidades de los diferentes colectivos y territorios que componen España. La actuación en este campo es necesaria si se desea consolidar el camino político y de convivencia emprendido en décadas anteriores y no derivar hacia otros rumbos de la mano de inexpertos líderes ávidos de pactos para alcanzar a toda costa el poder.

En el campo de la administración en las empresas conviene regular y exigir el modo de trabajo en aquellos consejos de administración monopolizados por personas y grupos, con pocas ideas de futuro y escasas aportaciones y dedicación y con tan solo aspiraciones económicas. Finalmente los presupuestos que se aprobarán antes de las elecciones deberían encarar la realidad imperante y las auténticas perspectivas y no guiarse por el ambiente electoral.

Cecilio Moral es Catedrático de Economía financiera y Director del Máster en Finanzas en la Universidad ICADE.

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