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El mercado duda de la liquidez de la compañía

Abengoa gastó en intereses 438 millones hasta junio

El consejero delegado de Abengoa, Santiago Seage.
El consejero delegado de Abengoa, Santiago Seage.EFE

Abengoa sigue en una espiral de incertidumbre. Los inversores desconfían de la compañía y exigen por su deuda a ocho meses un 32%. Sus acciones han caído un 49% en dos días y su capitalización ha bajado en 920 millones. La empresa se propone amortizar 300 millones de deuda, adicionales a los 375 ya comprometidos.

El mercado mantiene la presión sobre Abengoa al máximo nivel. El anuncio de la ampliación de capital por 650 millones de euros del pasado lunes ha añadido toneladas de dudas sobre su posición de tesorería.

Los inversores han huido de su deuda, tanto la de largo como la de corto plazo. El bono por 500 millones que emitió en 2010 y que vence en marzo de 2016 ofrece un interés del 32%, mientras que su deuda a cinco años paga un 22%. Unos rendimientos similares a los que ofrecen al mismo plazo países con historiales tan inquietantes como Ucrania (22%) o Venezuela (26%). A comienzos de julio, la deuda de Abengoa con vencimiento en 2015 pagaba en torno al 7%.

El interés que paga Abengoa por su deuda está fuera de control y le bloquea la posibilidad de acudir al mercado para financiarse. Está por ver si será capaz de levantar el dinero de la ampliación. La familia Benjumea, que controla el 57% del capital y en torno al 40% de los derechos políticos a través de Inversión Corporativa, acudirá, pero no ha dicho en qué porcentaje. Y el desplome de las acciones en las dos últimas sesiones, del 49%, y que implica una pérdida de capitalización de 900 millones supondrá una importante dilución para sus accionistas en caso de que no acudan.

Especulación

Los seguros contra el impago de la deuda (CDS, por sus siglas en inglés) son un factor que añade volatilidad tanto a sus acción como a sus bonos. Los CDS para la deuda a cinco años cotizaban ayer por encima de los 2.500 puntos básicos.

Esta cotización de los CDS implica que por cada 10 millones de euros en deuda se deben pagar 2,5 millones para conseguir la garantía en caso de impago. Abengoa ha tratado, sin éxito, de desactivar este factor especulativo.

Abengoa destinará 300 millones de la liquidez que consiga a amortizar deuda. El objetivo es reducir sus costes financieros, que entre enero y junio alcanzaron los 438 millones de euros. Esos 300 millones se suman a los 375 millones del bono que emitió el pasado abril y que se aseguró que se utilizarían para amortizar deuda. La empresa de ingeniería y energías renovables señala otros tres objetivos de la ampliación. Primero, reforzar la estructura de capital. Segundo, reforzar la liquidez. Y tercero, restablecer la situación de su crédito en los mercados. Este último objetivo se vería si finalmente consigue elevar su rating en un escalón, desde el actual B+ según Standard & Poor’s, hasta BB–.

El actual consejero delegado, Santiago Seage, hizo saltar las alarmas al asegurar el pasado 23 de julio que aplazaría a finales de año la amortización de deuda. Además, reveló un secreto a voces: la posición de tesorería de Abengoa no es totalmente utilizable. Pese a que a finales de junio Abengoa afirmaba en su presentación de resultados que tenía una caja de 3.100 millones, desde la compañía matizan que la caja disponible era de 1.330 millones. La deuda financiera neta de Abengoa siempre ha estado también en el punto de mira del mercado. Finalizó junio con 6.669 millones, subiéndola incluso, aunque muy levemente, desde los 6.606 de finales de marzo. La confusa estrategia de la empresa también desconcierta a analistas e inversores. Tres días después de anunciar desinversiones por 400 millones, elevó este importe en 100 millones y anunció una macroampliación, que a día de ayer supondría el 71% de su capitalización.

Abengoa habla ahora de una nueva estrategia de negocio: “Este modelo permite generar caja en todas las fases del proyecto, tanto en la construcción, a través de socios para reducir nuestra inversión y permitiéndonos un crecimiento sostenible sin comprometer liquidez y desendeudamiento [...]”.

Los Benjumea abren la puerta a nuevos accionistas

La ampliación para que Abengoa capte los 650 millones de euros pasará por una masiva emisión de acciones nuevas. Convocará una junta extraordinaria que se celebrará en las próximas semanas. Una vez con la luz verde a la emisión, el proceso de la colocación de las acciones se alargará por unas cuatro semanas. En función del precio, el número actual de títulos puede duplicarse o incluso más.

Desde la compañía defienden el derecho de suscripción preferente de los actuales accionistas, entre los que destaca la familia Benjumea, pero abren la puerta a que entren nuevos inversores. A la pregunta de si se incorporarán nuevos accionistas en el proceso de recapitalización, desde la compañía aseguran que “es posible”. En la ampliación de capital de Abengoa de 2013, cuando captó 450 millones, los Benjumea acudieron con 80 millones de euros.

El departamento de análisis de CaixaBank emitió ayer una nota en la que asegura que la ampliación de capital es “necesaria para recuperar la confianza en su balance y en su liquidez”, según recoge Bloomberg. Desde la compañía, agregan que “la ampliación de capital y el anuncio de desinversiones adicionales deberán corregir la percepción del mercado” sobre problemas con su liquidez y con su deuda. Sin embargo, la cotización de Abengoa se ha desplomado un 62,7% desde los 2,801 euros por acción a los que cerró el pasado 20 de julio.

Las previsiones de las ratios de endeudamiento para 2015 han pasado de un rango de deuda corporativa entre ebitda de 1,2 veces a entre 1,7 y 1,9 veces, mientras que el de deuda consolidada respecto a ebitda ha pasado desde las 3,9 veces hasta una horquilla entre los 4,3 y las 4,6 veces.

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