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Para un perfil conservador y sin necesidad de liquidez

¿Me conviene un depósito estructurado según mi perfil?

Depósitos estructurados

Los depósitos clásicos y tradicionales están de “capa caída” y es que siguen teniendo que lidiar con unos tipos de interés marcados por el Banco Central Europeo que están en su mínimo histórico y que no parece que vayan a mejorar. Esta forma de rentabilizar los ahorros asumiendo el mínimo riesgo hace tiempo que dejó de ofrecer aquellos atractivos intereses que rondaban el 4%.

Pero existe otra opción que deja al ahorrador a caballo entre el depósito “tradicional” y la inversión. Se trata de los depósitos estructurados.

El Banco de España en su portal web los describe como “depósitos bancarios –al vencimiento recuperará el capital invertido- en los cuales la rentabilidad está vinculada a la evolución de uno o varios índices bursátiles, de la cotización de un grupo de acciones o cualquier otro”. La rentabilidad que se podría alcanzar puede ser mucho más atractiva que la de los depósitos clásicos, pero no es conocida al contratar el producto, variará en función del comportamiento del valor al que esté vinculado.

Se asume un mayor riesgo

Si con los depósitos tradicionales el riesgo asumido es mínimo, con los depósitos estructurados el riesgo al que hay que enfrentarse es mayor. El ahorrador se enfrenta a no obtener ninguna rentabilidad o incluso a perder algo del capital inicial invertido en función del tipo de contrato que se haya establecido. Según Pau A. Monserrat, director editorial de iAhorro y autor del libro La banca culpable, “en principio el riesgo es la liquidez, no pode rescatar el capital hasta el vencimiento o cumplimiento de una determinada condición”. El propio Banco de España advierte de la necesidad de conocer y fijarse en las condiciones del depósito en cuanto a la posibilidad o no de cancelación anticipada y que en caso de existir, poner atención a la comisión por cancelación ya que ésta puede ser elevada.

Este tipo de productos al estar vinculados a una renta variable son mucho más complicados que un depósito a plazo fijo al uso, por lo que hay que prestar más atención aún si cabe a la letra pequeña que en este caso es más abundante. “Entender perfectamente el contrato es de vital importancia y, en caso de dudas, jamás contratar sin el asesoramiento de un experto independiente al banco” aconseja Monserrat.

¿Con qué perfil encaja un depósito estructurado?

Se trata de un tipo de producto a tener en cuenta aunque con la desventaja de la liquidez y de no haber una rentabilidad fija. En opinión de Pau A. Monserrat, “le puede interesar a un ahorrador típico de depósitos a plazo fijo con una cultura financiera alta y sin necesidad del dinero en los años que dure el estructurado”. El perfil que encaja con este tipo de depósitos es el de muy conservador, teniendo en cuenta que la inversión está garantizada por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) hasta 100.000 por entidad y titular, aunque sería un inversor capaz de analizar los escenarios de los que dependa la rentabilidad del depósito, que conozca los activos a los que está referenciado el depósito. El director editorial de iAhorro aconseja que “si no eres capaz de responder a la pregunta ¿qué posibilidades tengo de obtener una rentabilidad determinada?, no deberías contratar este producto”.

El ahorrador cambia el chip

Puede ocurrir que la rentabilidad sea muy baja o como se ha dicho antes que no exista, por lo que en este caso también se habrá asumido un coste, el de oportunidad ya que durante ese plazo en el que estuvo el dinero en ese producto esperando una rentabilidad, podría haber estado en otros productos distintos que sí reportasen una mayor rentabilidad.

Las políticas económicas adoptadas por Banco Central Europeo han provocado que las entidades redujesen a tipos mínimos la rentabilidad de los depósitos a plazo fijo. Ello ha provocado que el ahorrador haya cambiado su forma de rentabilizar su dinero, pasando de ser un ahorrador a ser un inversor. Según el Banco de España, el saldo de los depósitos ha disminuido por vez primera desde 1997, mientras que el saldo de los fondos de inversión ha registrado su cuantía más elevada desde esa misma fecha.

“El ahorrador que quiera una rentabilidad adecuada para su dinero, ha de formarse y aprender a asumir riesgos” explica Pau A. Monserrat, lo que deja claro que hoy en día quien quiera una mayor rentabilidad deberá adquirir una mayor cultura financiera y decantarse por productos más arriesgados.

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