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Tribuna
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China y España en América Latina

Empresas chinas compiten por hacerse con parte del negocio que generará la construcción del futuro nuevo aeropuerto de la Ciudad de México. También lo hicieron con éxito al resultar ganadores por el tren de alta velocidad de ese país, aunque el proyecto se haya suspendido por ahora. En Panamá, constructoras chinas optan por la nueva línea de metro dentro de un consorcio con participación española, y en Nicaragua se plantean construir un canal con financiación propia y cuya construcción recaería en empresas del gigante asiático. El momento del enfrentamiento entre los intereses económicos españoles y chinos en América Latina parece a punto de llegar.

Durante los años noventa y primera parte del siglo XXI, China no fue un actor relevante en ese continente. En la última década, su influencia y presencia ha crecido, aunque principalmente como comprador de materias primas y exportador de productos manufacturados. También como prestamista de grandes proyectos y Gobiernos y, de la misma forma, como inversor, aunque principalmente en sectores relacionados con la energía o materias primas, áreas con poca presencia española más allá de Repsol o Gas Natural. La presencia de Pekín y sus empresas en áreas como servicios públicos o construcción era escasa. Sin embargo, esta situación ha cambiado con gran rapidez en los últimos años y, en especial, en el terreno de las infraestructuras y la construcción. Esta creciente preocupación entre los empresarios españoles la hemos podido medir en el Informe de Inversión española en Iberoamérica que realizamos en IE Business School con apoyo de Air France KLM desde hace ocho años. Si en su VIII edición, correspondiente a 2014, solo el 31% de las empresas nacionales consideraban que la creciente presencia china en la región era una amenaza para sus negocios, en 2015 la cifra subió hasta el 37%. Y parece claro qué empresas son las que están comenzando a encender la alarma: constructoras y sus subcontratas. La inversión en infraestructuras en Iberoamérica alcanzó los 56.000 millones de dólares en 2013, con un 47% del negocio en manos europeas y un 16% en manos asiáticas, principalmente chinas, aunque estas son las que más rápidamente crecen. Hay varios factores a considerar:

Parece claro que en los próximos años acudiremos a una mayor competición entre el sector de la ingeniería y la construcción española y china a nivel mundial, pero, especialmente, en América Latina. Una situación que parece requiere de forma urgente mejorar en dos aspectos. Primero, la coordinación del sector público y privado para ir de la mano, o por lo menos cooperando, en este tipo de licitaciones. Al mismo tiempo es necesario reforzar en la medida de lo posible el peso e influencia de España en las bancas multilaterales (BID, CAF, etcétera) que suelen ser grandes financiadores de este tipo de proyecto. Y en segundo lugar, desde el lado de las empresas, cuidar mucho más el aspecto reputacional, tanto a nivel ciudadano como gubernamental, aspecto hasta el momento bastante descuidado. La América Latina de los años ochenta no es la actual, y en una correcta comunicación y gestión de stake-holders, se juegan futuros contratos y negocios en la región.

Ígor Galo es director de comunicación IE Business School América Latina

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