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II Cumbre Hispano-Árabe

La alimentación abre una puerta al mundo árabe

La dieta mediterránea acerca al sector agrícola español a estos países: tanto para exportar como para formar a sus productores

De izquierda a derecha: José María Vilas, presidente del grupo Deoleo; Tomás Guerrero, investigador de Esade y director del Instituto Halal en Madrid, e Ignacio López García-Asenjo, director de relaciones internacionales de Asaja.
De izquierda a derecha: José María Vilas, presidente del grupo Deoleo; Tomás Guerrero, investigador de Esade y director del Instituto Halal en Madrid, e Ignacio López García-Asenjo, director de relaciones internacionales de Asaja.Pablo Monge

Son muchas las áreas en las que España y los países árabes encuentran puntos de unión, y las costumbres relativas a la comida son unas de las que ofrecen mayores puntos de encuentro –lo que, por tanto, se traslada a los productos agrícolas y ganaderos–. Las coincidencias se dan especialmente en el caso de aquellos países bañados por el Mediterráneo con los que, pese a las diferencias gastronómicas, se comparten muchas características en la dieta, como el consumo habitual de verduras y hortalizas. Según explicó Ignacio López García-Asenjo, director de relaciones internacionales de Asaja en el panel sobre esta materia celebrado en el marco del II Foro Hispano-Árabe, “todos los mercados son importantes para la exportación del sector agroalimentario, pero destaca el potencial de los árabes”.

Y es que los Estados de la ribera sur del Mediterráneo, el Magreb y el golfo Pérsico contaban en 2010 con 322 millones de personas, según señaló el moderador de la mesa, Tomás Guerrero, investigador de Esade, cifra que se espera que alcance en 2030 los 440 millones. Según aseguró Guerrero, se trata de una población joven que en su mayoría se encuentra en economías con tasas de crecimiento elevadas y en las que existen unas incipientes clases medias con patrones de consumo que se acercan bastante a los occidentales.

Uno de los productos para los que se abre ese abanico de oportunidades es el aceite de oliva. Tal y como afirmó José María Vilas, presidente del español grupo Deoleo, compañía líder en el mundo en la venta del llamado oro líquido, durante el coloquio, “aunque tenemos diferentes maneras de cocinar, el aceite de oliva es un pilar fundamental de la dieta de los países tanto del norte como del sur del Mediterráneo”.

Son economías con tasas de crecimiento elevadas y una incipiente clase media

Muestra de su interés en el mundo árabe, esta empresa abría recientemente una oficina en el Emirato Árabe de Dubái. “Aunque llevamos tiempo establecidos en el Medio Oriente, la oficina pretende servir para facilitar las relaciones”, aseguró Vilas.

Por su parte, el director de relaciones internacionales de Asaja apuntó a otro camino que se abre en la relación en el sector con el mundo árabe. “Vemos potencial en la vía comercial, pero también en la transferencia del conocimiento”, señaló López García-Asenjo en referencia a cómo los productores de estos países pueden aprender y beneficiarse de la experiencia de los españoles en este sector.

“Además, tenemos algunos acuerdos ya institucionalizados en la zona que contribuyen a que todos podamos estar presentes en el mercado”, añadió el representante de Asaja en la mesa, que consideró que las relaciones son buenas y recalcó que existe buena sintonía entre instituciones y compañías del sector tanto de España como de los países árabes.

Las oportunidades del sello halal

La crisis del consumo interno llevó a muchos productores del ámbito agroalimentario a buscar una salida en la exportación, explicó el director de relaciones internacionales de Asaja, Ignacio López García-Asenjo. “Los países árabes se convirtieron en una buena opción para muchos productos como los del sector cárnico. Nuestros ganaderos ven ahora allí una vía muy interesante”, expuso. Sin embargo, el investigador y director del Instituto Halal en Madrid, Tomás Guerrero, hizo hincapié en la necesidad de reflexionar sobre el hecho de que las exportaciones de animales para el consumo de carne en estos países se produzcan en vivo en la mayoría de los casos. Según explicó el investigador, se debe a la falta de empresas certificadas como halal (término que define aquello permitido por la religión islámica).Guerrero apuntó al ejemplo de Australia, donde en los últimos años ha crecido el número de estas certificaciones, haciendo que los productos cárnicos se vendan ya procesados al mundo árabe. “Ello permite generar riqueza en el país y escalar en la cadena de valor”, sentenció.

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