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Ambos tienen la capacidad de maniobra cercada por sus respectivos partidos

Tsipras y Merkel se acercan a su Waterloo

Angela Merkel y Alexis Tsipras se saludan en Bruselas antes de comenzar la cumbre EU-CELAC
Angela Merkel y Alexis Tsipras se saludan en Bruselas antes de comenzar la cumbre EU-CELACREUTERS

El 18 de junio Europa conmemora el 200 aniversario de la derrota definitiva de Napoleón en Waterloo, una carnicería con más de 10.000 muertos que puso fin a 20 años de guerras que segaron la vida de unos 3,5 millones de europeos pero también marcó el principio del fin del absolutismo en el continente. A unos 20 kilómetros de aquel campo de batalla, en Bruselas, la zona euro y Grecia libraban anoche una contienda infinitamente menos cruenta pero potencialmente muy decisiva para el futuro del proyecto de integración pacífica del continente. Las dos partes buscan un acuerdo para evitar la quiebra de Atenas y la consiguiente tormenta financiera en la zona euro.

El acuerdo, si llega, deberá ser revisado entre hoy y mañana por las instituciones europeas y por el Fondo Monetario Internacional. Y si todo marcha bien, podría recibir el visto bueno el jueves en la reunión que los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) celebran en Luxemburgo. En ese caso, Atenas recibirá parte del remanente del rescate para hacer frente a unos vencimientos de deuda de 1.500 millones de euros con el FMI (a finales de este mes) y de 7.200 millones con el BCE (entre julio y agosto).

Para llegar al acuerdo, sin embargo, las dos partes deben acercar unas posiciones que, según el FMI, seguían muy alejadas hasta la semana pasada. La troika (CE, BCE y FMI) exige al Gobierno de Alexis Tsipras un nuevo recorte de pensiones (ya se han rebajado un 43% de media desde el comienzo de la crisis) y otra subida del IVA en algunos productos. Tsipras se mostró el sábado dispuesto a adoptar alguna de las medidas más impopulares, pero solo si la zona euro se compromete a reestructurar la deuda griega. Esa condición pone contra las cuerdas al Ejecutivo de Angela Merkel, que hasta ahora se ha negado a contemplar esa posibilidad, más allá de prolongar los plazos de reembolso de los préstamos (casi 240.000 millones hasta ahora). Tanto Tsipras como Merkel tienen la capacidad de maniobra cercada por sus respectivos partidos (Syriza y CDU) y saben que una claudicación, real o percibida, puede costarles el apoyo de sus filas. Ninguno de los dos quiere sufrir su particular Waterloo.

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