¿La decisión de Andreu dañará las cuentas de Bankia?
El juez Fernando Andreu exige a Banco Financiero y Ahorros (BFA), propietario del 62,5% de Bankia, a la propia Bankia y a varios exdirectivos de la entidad (Rodrigo Rato, Francisco Verdú, José Manuel Olivas y José Manuel Fernández Norniella) una fianza por más un tercio del importe colocado a los pequeños inversores en la oferta pública de suscripción (OPS) de la entidad que tuvo lugar en julio de 2011. La OPS fue de unos 3.100 millones de euros, de los que más de 1.800 los aportaron minoristas.
Así, deben aportar 800 millones de euros en los próximos 30 días entre todos los mencionados en el auto del magistrado de la Audiencia Nacional, que no especifica en qué porcentajes deben hacerse cargo cada uno de ellos. Es decir, en principio deben negociar para determinar qué importe asume cada uno. Lo que está claro es que no será necesario que aporten el dinero contante y sonante, sino que pueden hacer frente a la fianza mediante un aval.
Lo relevante para las cuentas de Bankia es que un aval no tiene que provisionarse. Es decir, sea cual sea el importe al que tenga que hacer frente, no dañará ni los beneficios, ni tampoco la ratio de solvencia de la entidad. De hecho, Bankia se disparó el viernes en Bolsa un 5,56%, hasta los 1,235 euros por acción. Ya antes de conocerse el auto, subía alrededor de este porcentaje.
Eso sí, una entidad financiera no se puede conceder un aval a sí misma, si bien en este caso cabría la posibilidad de que Bankia constituyese un aval en favor de su matriz, BFA.
Tanto BFA como Bankia han comunicado a la CNMV que, "dado que el auto no es firme, contra el mismo la entidad interpondrá, en tiempo y forma el correspondiente recurso, una vez concluya el análisis del mencionado auto y valore, en su caso, lo que a su derecho y mejor defensa convengan a la entidad y a sus accionistas".
Las cuentas de BFA
BFA, que contaba con un patrimonio neto –que incluye los fondos propios y otros elementos computables como capital– de unos 15.000 millones de euros a finales del pasado junio –las últimas cuentas públicas–, dejó de operar como una entidad financiera el 23 de diciembre. En todo caso, como BFA cuenta con recursos para hacer frente a la fianza civil un banco tendría que firmarle el aval –ya sea Bankia o cualquier otro– a un tipo de interés concreto. A Bankia tendría que avalarla otra entidad financiera. Fuentes jurídicas que el grueso del importe recaerá previsiblemente sobre el grupo BFA-Bankia, si bien queda por concretarse en qué porcentaje.
La figura del aval
El aval es una garantía ante el cumplimiento de una obligación económica que otorga habitualmente una entidad financiera. En este caso, Andreu lo exige por si finalmente, una vez exista sentencia sobre el caso, se determina que ha de devolverse el dinero a los pequeños inversores que acudieron a la salida a Bolsa de Bankia o a una parte de ellos.
El aval garantiza a un tercero los compromisos y otras responsabilidades contraídas por el avalado por diversos conceptos y, como consecuencia, queda obligado al pago de aquéllas, tan pronto sea requerido. Es decir, el que presenta el aval no tiene por qué tener el dinero contante y sonante pero sí a alguien que le respalde. Bankia y BFA cuentan con recursos suficientes para hacer frente al importe, de forma que el aval tendría un coste reducido. El interés cobrado por un aval oscila actualmente entre el 0,5% y el 5%.
Provisiones de 600
Lo que sí tendrán que provisionar BFA y Bankia son los 600 millones de euros ante eventuales demandas civiles de los minoritarios que acudieron a la salida a Bolsa. El ministro de Economía, Luis de Guindos, anunció la semana pasada que ese sería el importe que deberían provisionar entre la matriz, participada al 100% por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), y su filial.
Está por ver cómo se reparten ese coste, aunque en principio BFA asumirá unos 228 millones (equivalentes al 62%, su participación en Bankia) y BFA el resto. Después tendría que programarse la provisión a lo largo de los próximos años. Es decir, no tendrían un impacto determinante ni en la ratio de solvencia (en caso de que se provisione la cantidad contra fondos propios) o de los beneficios (si se descuentan de los resultados).
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